Alimentación al volante, ¿qué comer cuando conducimos?

Recomendaciones dietéticas para mejorar la alimentación y la salud de los conductores de taxis y autobuses urbanos
Por Alma María Palau Ferré 21 de noviembre de 2013
Img conductor taxi hd
Imagen: Grant Wickes

La conducción de taxis y autobuses urbanos es un trabajo que implica múltiples riesgos para la salud, al margen de la exposición continua a los accidentes de tráfico. Algunos de estos riesgos están causados por factores típicos de la profesión, como las posturas estáticas, la tensión visual, el trabajo solitario o la nocturnidad. Y es que los conductores profesionales tienen un trabajo muy sedentario, pese a recorrer muchos kilómetros al día por la ciudad. Según los datos disponibles, la mitad de ellos no hace ningún tipo de ejercicio de manera regular, un hábito muy pernicioso que se agrava con malas elecciones dietéticas o una alimentación deficiente. El siguiente artículo aborda esta cuestión, expone los principales problemas que afectan a estos profesionales y ofrece recomendaciones dietéticas para mejorar su salud.

Mantener una dieta saludable: principales problemas del sector

De los múltiples problemas que envuelven a este sector, la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) destaca los siguientes, que también han sido recogidos en una investigación realizada en 2008 en Madrid:

  • La responsabilidad del transporte de pasajeros y el contacto constante con clientes.
  • El trabajo en solitario y por turnos, o bien el trabajo nocturno sin alternancia con jornadas diurnas.
  • Exigencias contradictorias (atender a los clientes, utilizar sistemas de comunicación de la empresa y conducir al mismo tiempo), que pueden causar hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
  • Excesivas horas de conducción y sedentarismo, sumadas a la mala planificación de las horas de reposo y trabajo.
  • Alimentación insuficiente o mal distribuida en las 24 horas.
  • Posturas incómodas e inadecuadas, a las que se añade la tensión continuada de la vista.

La EU-OSHA hace hincapié en la promoción de la salud en el lugar de trabajo por tratarse de una profesión en la que los riesgos son muchos pero, además, el que los padece no es consciente y deja de esforzarse por cuidar de su salud. Los estudios realizados sobre el estado nutricional de este colectivo desvelan datos interesantes. De hecho, si hubiera que dibujar un perfil de los trabajadores podría decirse que son varones de entre 41 y 50 años, cuyo Índice de Masa Corporal (IMC) es de 32 kg/m2 en promedio. El 43% son obesos y el 37% presenta sobrepeso. La hipertensión arterial y la gastritis son los padecimientos que más manifiestan.

Los porcentajes mencionados son llamativos. Y es posible que tengan su origen en algunos «errores nutricionales», combinados con el hecho de que la mitad de este colectivo no realiza deporte ni ejercicio físico. La inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (es responsable del 6% de las muertes registradas en todo el mundo). Además, se estima que es la causa principal de aproximadamente el 30% de la carga de enfermedad isquémica del corazón. En cuanto a los fallos dietéticos principales podemos señalar que:

  • El aburrimiento, combinado con el estrés en el vehículo, lleva a consumir snacks y golosinas con frecuencia.
  • No se sigue un horario de comidas tradicional.
  • Estos trabajadores consumen con mayor frecuencia alimentos fritos frente a otras soluciones culinarias.
  • Ingieren tres vasos de agua diarios, o menos.
  • Muchos de los conductores consumen café todos los días y en varias ocasiones.

Recomendaciones dietéticas para conductores profesionales

El primer paso para mejorar la salud de este grupo de trabajadores es concienciarles de los riesgos que sufren y de la importancia de prevenirlos, si bien es cierto que informar de los riesgos no suele ser suficiente para modificar los hábitos alimentarios o el estilo de vida. Aun así, los consejos básicos principales son los siguientes:

  • Actividad física: con el fin de mejorar la salud ósea y las funciones cardiorrespiratoria y musculares, además de reducir el riesgo cardiovascular, es muy recomendable dedicar, como mínimo, 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, (caminar rápido) o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana (un partido de paddel). El concepto de acumulación se refiere a la meta de dedicar en total cada semana 150 minutos a realizar alguna actividad, incluida la posibilidad de dedicar a esas actividades intervalos más breves, al menos de 10 minutos cada uno, espaciados a lo largo de la semana, y sumar luego esos intervalos.
  • La correcta alimentación influirá de manera positiva en la salud, mientras que una comida o cena excesiva puede aumentar el cansancio del conductor, disminuir la atención al volante y poner en peligro la seguridad vial. La mejor opción siempre es tomar una cena ligera.
  • Si se realizan largas jornadas, el conductor debe llevar siempre a mano agua para beber, al menos, cada hora. También es interesante llevar tentempiés nutritivos, ligeros y de fácil digestión, como tortitas de arroz o maíz, piezas de fruta, zanahoria cruda, etc.
  • La actividad sendentaria fomenta el estreñimiento, que se puede combatir con un horario fijo de comidas e ingestas moderadas. Si mantenemos las rutinas diarias de alimentación, el intestino lo agradecerá.
  • Para las personas obesas es muy importante recuperar su normopeso ya que el exceso de grasa abdominal, así como el nivel alto de colesterol en sangre, aumenta el riesgo de somnolencia al volante.
  • No deben picar entre comidas. Y en las comidas deben elegir alimentos ligeros, fomentado el consumo de cereales, verduras, alimentos magros y frutas.
  • Por último -y por supuesto-, es muy importante no consumir bebidas alcohólicas, ni medicamentos tranquilizantes o estimulantes.
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