📌 Ya estamos en WhatsApp y Telegram. ¡Entra y síguenos!
La mención “alto en proteínas” es una declaración nutricional que está regulada por ley y que puede hacerse en alimentos en los que las proteínas aporten, como mínimo, el 20 % de la energía total del producto. El origen de estas proteínas no tiene relevancia desde el punto de vista legal, por lo que pueden proceder de las materias primas mayoritarias o estar añadidas como ingredientes aislados.
La legislación tampoco tiene en cuenta la calidad de las proteínas, que está determinada por dos factores:
- 1. El contenido y la proporción de aminoácidos esenciales, que son aquellos imprescindibles para la vida, pero que nuestro organismo no puede sintetizar por sí mismo y deben, por lo tanto, incorporarse con la dieta.
- 2. La digestibilidad de las proteínas, es decir, en qué medida podemos absorberlas y aprovecharlas.
Recomendaciones antes de comprar
Si el reclamo de «alto en proteínas» es lo que decanta nuestra compra, es recomendable comparar productos similares o de la misma familia fijándonos en la cantidad de proteínas por cada 100 g. Aunque intenten convencernos de lo contrario, la presencia de proteína no implica que el alimento sea nutricionalmente adecuado. Es más importante valorar el alimento en su conjunto que fijarnos en sus nutrientes por separado.
💡 Recuerda que, si buscas alimentos con un alto contenido en proteínas y que, además, sean de calidad, hay alimentos que ya las contienen de manera natural: podemos optar por huevos (uno grande lleva 9 g de proteína), pollo (en un filete de 100 g hay 22 g), leche (un vaso de 250 ml tiene 8 g), legumbres (una ración de 80 g de garbanzos en seco tiene 15 g) o frutos secos (30 g de pistachos aportan 5 g).
Snack’in, mini fuet de Campofrío

🔸 ¿De dónde salen sus proteínas?
Este producto contiene 41 g/100 g de proteínas, lo que supone el 44 % de su valor energético y proceden en su totalidad de la carne de cerdo. Aunque es una proteína de calidad, según organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay que evitar el consumo de carne procesada. Su alto contenido en proteínas no cambia esta recomendación. Además, todos los productos de este tipo tienen una cantidad de proteínas similar, este simplemente lo indica.
🔸 Sus otros compañeros
No solo lleva proteínas. Este fuet contiene otros compuestos que lo convierten en un producto de consumo ocasional. Un ejemplo son las grasas saturadas. Aunque indica que lleva un 45 % menos que otros fuets, esto no significa que sean pocas: aporta 8 g/100 g. Contiene, además, muchísima sal, que supone un 5,6 % del peso y el 56 % del máximo diario recomendado por la OMS. Y azúcar: incluye tres tipos de azúcares añadidos (lactosa, dextrosa y azúcar), que hace que este producto sume 5,2 g/100 g de azúcar a nuestra dieta.
Barrita Corny protein

🔸 Con proteínas añadidas
Las proteínas en esta barrita aportan el 20 % de su valor energético. En su mayoría proceden del aislado de proteínas de guisante y del gluten de trigo, dos proteínas de calidad inferior. También añade un concentrado de proteína de leche, que es una proteína de buena calidad, aunque solo supone el 9 % del producto. Una pequeña proporción de proteínas viene de las cantidades minoritarias de los cacahuetes, el cacao en polvo desgrasado, la leche entera en polvo y las harinas.
🔸 Tanta azúcar y grasa como proteínas
El 21,3 % de cada barrita es azúcar, es decir, 7,5 g del peso total (35 g), lo que supone el 30 % del máximo diario recomendado por la OMS. El azúcar se añade con cuatro ingredientes: jarabe de glucosa-fructosa, jarabe de glucosa, dextrosa y azúcar. Las grasas, por su parte, suponen el 25,9 % de cada barrita y proceden en su mayoría de la grasa de coco, que se caracteriza por un alto contenido en grasas saturadas. También hay grasas saturadas en el aceite de palma.
Chocolate negro Valor

🔸 Proteína sí, pero mucha más grasa
Una pequeña proporción de proteína procede de la pasta de cacao, pero la mayor parte se añade en un concentrado de suero de leche, que es proteína de buena calidad y supone el 25 % del producto, y de un “crujiente de proteína” (6 %), elaborado con proteína de guisante, copos de patata y almidón. La proteína aporta el 23 % de las calorías y, aunque tiene más cantidad que otros chocolates, su nutriente mayoritario son las grasas, que suponen un 60 % y vienen, sobre todo, de la manteca de cacao.
🔸 Sin azúcares, pero…
El sabor dulce se obtiene con dos tipos de edulcorantes: el maltitol, que está en mayor cantidad que la manteca de cacao y supone como mínimo un 10 % del producto (por eso incluye el mensaje: “Un consumo excesivo puede producir efectos laxantes); y los glucósidos de esteviol, que son componentes que se usan en pequeñas cantidades porque tienen un gran poder edulcorante.
Palitos Krissia

🔸 Tanta proteína como el resto
Los 30 g de proteínas que se destacan corresponden a la cantidad que hay en el envase completo. Si tomamos el valor por cada 100 g, que es la cantidad estándar para dar los valores nutricionales, este producto aporta 10 g de proteína de calidad, lo que supone un 53 % del valor energético. Si bien es cierto que en general el surimi tiene gran cantidad de proteínas (entre el 6 % y el 10 %), puesto que su materia prima es la proteína de pescado, este en particular destaca porque tiene más: 10 g.
🔸 Dos versiones casi iguales
Llama la atención que se destaque la proteína y se comercialice como un producto diferente dentro de la gama Krissia, ya que su contenido en este nutriente es casi el mismo que el de las barritas originales, que llevan 9,2 g/100 g. La composición de ambas versiones es prácticamente la misma, con la única diferencia de que en la original se usa aceite de girasol, ausente en esta versión proteica, por lo que la primera aporta 2,1 g de grasa. Sin embargo, este producto contiene más azúcar, un 3 % frente al 2,1 % del original. Ambas versiones tienen mucha sal: 1,8 g/100 g.
Conclusiones
Ten en cuenta que, en nuestro país, la población no padece un déficit de proteínas y la dieta de una persona sana que incorpore alimentos saludables no necesita reforzarse con productos con el reclamo “alto en proteínas”. Pero es cierto que los alimentos enriquecidos en este nutriente pueden ser útiles en circunstancias muy particulares –como en la recuperación de una enfermedad o una cirugía o para personas mayores con apetito reducido– y en ese caso será el personal sanitario quien los recomiende.
Si vas a comprar este tipo de productos, escoge aquellos enriquecidos, pero que en su formato convencional sean ya saludables. Evita los que se recomienda consumir de manera ocasional. Y fíjate en que verdaderamente estén fortificados, ya que algunos productos que destacan las proteínas pueden tener la misma composición que otros sin ese reclamo.