Recetas con latas de conservas para una cuarentena

¿Has comprado muchos alimentos en conserva estos días? Si tu gran plan es comer "de lata" durante la cuarentena, te damos trucos sencillos para hacer con ellas platos más atractivos
Por EROSKI Consumer 23 de marzo de 2020
latas de conservas
Imagen: Vfotografie

Garantizar la alimentación sin salir de casa se puede conseguir fácilmente gracias a las conservas. En estos momentos, en los que debemos evitar las salidas innecesarias y la compra diaria debido a la crisis del coronavirus, las conservas son un mecanismo eficaz y barato para comer sano y seguro. No es un secreto: los alimentos en conserva suponen un ahorro de tiempo, energía y de dinero (eso sí, conocer bien las palabras relacionadas con las conservas enlatadas para evitar disgustos alimentarios). En la actualidad, además, es posible encontrar una gran variedad de productos de calidad, desde pescados y legumbres hasta carnes y platos ya preparados. Con un poco de imaginación y algunos trucos sencillos es posible convertir alimentos enlatados en platos más conseguidos. A continuación, se dan ideas muy simples para mejorar el contenido de los botes y hacer “gastronomía de primera” con las conservas de la despensa.

Ideas para convertir las conservas en platos originales

Las conservas son como las «Cenicientas de la cocina», aunque no es necesario hacer trucos de magia para transformar calabazas en carruajes. Los siguientes trucos gastronómicos muestran cómo lograrlo. Ahora que debido al coronavirus debemos quedarnos más tiempo en casa es un buen momento para comer bien, sano y de lata. De hecho, el último informe de Nielsen asegura que la venta de conservas se ha incrementado un 18 % respecto al mismo periodo del año anterior.

Hacer entrantes con conservas

Los encurtidos nunca fallan. Las aceitunas son, quizás, el comodín más utilizado, aunque podemos ir más allá. Una idea: cogemos unas anchoas en conserva, unas guindillas de calidad y unas aceitunas; las pinchamos con un palillo, a modo de brocheta, y aliñamos el conjunto con aceite de oliva. En menos de cinco minutos tendremos listo el pincho más famoso de San Sebastián. Una alternativa, para quienes prefieran un sabor algo más suave, es sustituir las anchoas por taquitos de lomo de bonito en conserva.

¿Conservas distintas? ¡Salsas variadas!

Las salsas son capaces de cambiar un plato por completo, tanto en su sabor y en su presentación, como en su consistencia y textura. Con las conservas podemos preparar salsa de tomate y salsa de pimientos; y tenerlas siempre listas en el congelador para añadir, por ejemplo, a cualquier cocido de legumbres. Nos ahorrará tiempo y obtendremos unos resultados espectaculares.

  • Salsa de pimientos. Para elaborarla, cogemos unos pimientos de bote (los que vienen asados con ajos funcionan muy bien), los escurrimos y los trituramos. Echamos un chorrito de aceite de oliva y aligeramos el conjunto con un chorrito de agua. Ponemos a punto de sal y, si hiciese falta, corregimos la acidez con un toque de azúcar y ¡listo!
  • Salsa de tomate. Calentamos una lata de tomate triturado o entero con un chorrito de aceite de oliva. Espolvoreamos ajo en polvo y cebolla también seca (se compran en botecitos también, en la zona de especias), damos un hervor de 10 minutos, trituramos y ponemos a punto de sal y de azúcar. Ya disponemos de otra salsa base al momento y «casera».

Con cualquiera de estas dos salsas podemos dar vida a infinidad de platos. Por ejemplo, a los de legumbres también en conserva, ya sean lentejas, garbanzos o alubias. Escurrimos las legumbres, agregamos un poco de agua, unas cucharadas de estas dos salsas (sin abusar) y cocemos durante 10 minutos. Añadimos unas gotas de aceite de calidad para dar vida a la receta y consumimos tal cual. Otra opción, si estamos más inspirados, es rematar la receta con una conserva de productos del mar, como berberechos, navajas, mejillones, almejas… Damos un hervor para unificar los aromas y listo.

Pescados y mariscos: sanos y prácticos

Las conservas de marisco y pescado son de lo más apreciado en el mundo de la gastronomía, sobre todo si son de calidad. Es una forma barata y fácil de acceder a un producto versátil con infinidad de posibilidades. Dos ejemplos de las utilidades de estas conservas:

  • Hacemos un salteado de ajo en aceite de oliva. Cuando comienza a coger color, agregamos unos mejillones o unos berberechos al natural con su agua marina. Removemos y añadimos unas acelgas de bote, unas alcachofas o unas vainas (escurridas). Damos un golpe de calor, rehogando el conjunto, y ya tenemos listo para servir un delicioso plato que aúna los sabores del mar y la tierra.
  • Elaborar patés de conservas. Trituramos el contenido de una lata de anchoas, de sardinas o de mejillones. Agregamos unas gotitas de limón o de vinagre y añadimos aceite de oliva (o mayonesa), hasta formar una crema. Con este paté podemos untar unas tostas y luego decorar con unos trocitos de tomate, maíz en conserva y un pedacito de fruta para dar más frescor. También se puede utilizar como base de una ensalada con lechugas variadas, un poco de arroz, aceitunas, pimientos y aliñada con una vinagreta suave.
lata mejillones

Imagen: Pixabay

¡Alegra la pasta con distintas conservas!

Tan simple como versátil, la pasta combina muy bien con casi todo, incluidos los alimentos en conserva. Una opción es agregarle nuestra salsa «casera» de tomate junto con un salpicón de productos de lata. Para ello, valen los mariscos citados antes o, también, otros productos de bote a los que solo debemos darles un calentón en el microondas o la sartén. Podemos conseguir un plato único rápido y sabroso, si cocemos unos macarrones o unos tagliatelles y los guarnecemos con unas albóndigas de lata o con unos caracoles y setas de lata. Obtendremos un resultado bastante digno para el poco tiempo que emplearemos en cocinarlos.

Verduras en conserva

  • Las verduras en conserva también nos dan un mundo de posibilidades. Basta con escurrirlas y agregarlas a un sofrito de aceite y ajo para darles un punto distinto. Incluso si no contamos con productos frescos, podemos usar el ajo y la cebolla de bote, deshidratados. Estos dos ingredientes le darán un poco de sabor a las verduras, que también podemos mezclar luego con la amplia variedad de conservas que tenemos en el mercado.
  • Las ensaladas, por su parte, dan mucho juego. Cogemos una bolsa de lechuga variada de las múltiples que hay en el mercado, agregamos unas patatas cocidas de bote (cortadas en rodajas y aliñadas con aceite de calidad), damos un toque de mayonesa, ponemos unos trozos de bonito o de atún en conserva, espolvoreamos con un poquito de sal y pimentón y ya está. Fácil y resultona.

El comodín de los platos preparados

En el caso de los platos que ya vienen cocinados, listos para calentar y consumir, pocos consejos pueden darse, excepto uno: aliñar con un aceite y vinagre de calidad (en el caso de los platos fríos) y añadir unas gotas de aceite de calidad (para los calientes). Con este simple gesto le daremos el último toque, que es donde suelen fallar un poco estas conservas. Por supuesto, también podemos aprovecharlas y añadirlas a una ensalada, pasta, legumbre o arroz para terminar un plato más personal.

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