Tras la compra de alimentos en grandes cantidades —motivada, sobre todo, por el temor al desabastecimiento—, tras la búsqueda de básicos (como legumbres, arroz y pasta) y el acopio irracional de papel higiénico, nuestro interés por lo que adquirimos en el supermercado ha cambiado. Y bastante. Hoy, los grandes demandados de los lineales son los productos “capricho”; esos que, normalmente, forman parte de los aperitivos o del postre. Bebidas alcohólicas, helados, chocolates o patatas fritas lideran nuestras preferencias, ya que su venta ha aumentado, según datos de Kantar. Si eres muy fan de las patatas fritas o vas a darte un pequeño homenaje con ellas, toma nota de nuestra comparativa. Te damos datos para que conozcas las mejores opciones de este producto, cuyo consumo durante la cuarentena se ha disparado.
Patatas fritas: no todas son patatas
Antes de adquirir un producto de este tipo conviene saber lo que estamos comprando: a veces su apariencia puede llegar a despistarnos. A grandes rasgos podemos encontrar dos tipos de productos elaborados a base de patata: por un lado, patatas, que consisten simplemente en finas lonchas de ese tubérculo, fritas en aceite y con sal o aromas añadidos; y por otro, productos elaborados a partir de una masa formada por patata deshidratada o harina de patata junto con otros ingredientes, como aceite y sal, a la que se le da tamaño y forma de patata frita para posteriormente freírla.
Para poder identificar el tipo de producto sin temor a equivocarnos, lo más recomendable es consultar el etiquetado. Concretamente, la denominación del producto, que suele figurar delante del listado de ingredientes, donde se debe indicar el nombre recogido en la legislación o, en caso de no estar reconocido específicamente, una descripción lo más aproximada posible. Así, cuando no son patatas, podremos leer frases como: «producto de aperitivo frito», «producto de aperitivo de patata horneado» o «aperitivo frito de patata».
Patata, aceite y sal: lo que debes saber
Este aperitivo está elaborado básicamente a partir de patatas, aceite, y sal. Las características de cada uno de estos ingredientes determinan los atributos del producto final. Obviamente, el más importante de todos es la patata. Cuando se van a freír, es deseable que no contengan mucha humedad (que afecta a la textura), conviene que tengan la piel fina, que no contengan muchos azúcares, y que cuenten con un tamaño uniforme y no muy grande, para que puedan ser procesadas con más facilidad. Cada empresa elige una o varias variedades de patata para elaborar sus productos, de acuerdo con sus propios estándares, aunque una de las más utilizadas es la agria.
El segundo ingrediente es el aceite. Lo más habitual es utilizar aceite de girasol porque resiste bien las altas temperaturas de la fritura y no aporta mucho sabor a las patatas, sin olvidar que, además, es más barato que el de oliva. Desde el punto de vista nutricional no constituye una mala opción, aunque es preferible el aceite de oliva. Este tipo de aceite es menos usado que el de girasol debido a su elevado precio y a que aporta a las patatas un sabor más intenso, que no siempre es bien aceptado por el consumidor.
La mayoría de la gente piensa que las patatas fritas contienen mucha cantidad de sal y que, en ese sentido, se sitúan a la altura de otros aperitivos como las aceitunas. Sin embargo, no es así. Las aceitunas suelen tener en torno a un 3,5 % de sal, una cantidad muy alta (a partir de 1,25 % se considera que el alimento tiene mucha sal), mientras que las patatas fritas no suelen pasar del 1,3 %. Este fue el valor más alto encontrado en los productos analizados en nuestra ‘Guía de Compra’ de abril, que puedes consultar íntegramente aquí.
¿Entonces? ¿Cuál es la explicación? Solemos percibir las patatas fritas y otros aperitivos similares como más salados de lo que son debido a que su geometría (con una amplia superficie por ambos lados) y la forma en la que está dispuesta la sal (sobre esas superficies) favorece el contacto inmediato entre esta sustancia y nuestras papilas gustativas. Esto ocurre incluso aunque la cantidad añadida no sea muy alta.
Elegir las mejores patatas fritas en 3 pasos
Por tanto, para elegir las mejores patatas, debemos seguir estos tres pasos básicos:
- 1. Observar la denominación del producto para saber si estamos ante patatas fritas o ante aperitivos elaborados a partir de harina de patata y almidón.
- 2. Observar el listado de ingredientes para conocer el tipo de aceite empleado (desde el punto de vista nutricional, el más interesante es el de oliva) y la información nutricional para saber la cantidad de sal que contiene (más de 1,25 % es mucha sal y cuanto menos tenga, mejor).
- 3. Observar el envase, que resulta clave para conservar el producto en buenas condiciones. En este sentido, deberíamos optar por productos en envases opacos y envasados en atmósfera protectora.
Patatas fritas: el resultado de nuestro análisis
Teniendo en cuenta la valoración nutricional (según Nutri-Score), el tipo de producto y de aceite empleado, la forma de envasado y el etiquetado, los productos mejor valorados en nuestra guía de abril fueron los siguientes: 1. Eroski Seleqtia. 2. Marinas Vicente Vidal. 3. Lay’s Gourmet. 4. Ruffles. 5. Receta de la abuela Eroski. 6. Lay’s al punto de sal. 7. Pringles. 8. Eroski Sannia. 9. Lay’s Horno. 10. Frit Ravich. 11. Churrería Santa Ana. Te lo mostramos en este gráfico: