Septiembre: La codorniz

Ya ha comenzado la veda de caza de la codorniz silvestre, una de las aves menos grasas
Por EROSKI Consumer 1 de septiembre de 2005

La veda de caza de la codorniz se abre en la mayoría de las zonas del país a mediados o finales de verano. Hoy día, el número de codornices silvestres está muy reducido, por lo que en algunas zonas está prohibida su caza, motivo por el que la mayoría de las piezas que se consumen son aves de granja criadas en cautividad. Estas granjas de codornices abastecen durante todo el año a los restaurantes y al mercado, constituyendo un producto de consumo corriente.

Esta ave migratoria perteneciente a la familia del faisán, presenta una carne fina, sabrosa y delicada. La codorniz de granja tiene la carne sonrosada, a diferencia de la codorniz silvestre cuya carne es bastante más oscura, compacta y sabrosa; por lo general, ésta última es más apreciada que la primera.

Sin plumas, una pieza alcanza un peso aproximado de 150 gramos, por lo que se han de calcular aproximadamente dos codornices por comensal, dada la cantidad de desperdicio que presentan.

La carne de codorniz es una de las menos calóricas, debido a su menor contenido en grasa, aunque las calorías finales del plato dependen de la preparación culinaria que se le aplique, ya que es frecuente que vaya acompañada de salsas calóricas.

Su carne rica en proteínas, incluso en mayor cantidad que la carne de pollo o de pavo, es pobre en colesterol, por lo que la codorniz puede sustituir a otras carnes más grasas en aquellos casos en los que se esté siguiendo una dieta de adelgazamiento o en dietas de control de lípidos (hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia).

Respecto a los minerales, destaca por su elevado contenido en hierro, imprescindible para la formación de glóbulos rojos, encargados de transportar oxígeno desde los pulmones hasta todas las células del organismo. En comparación con el resto de aves, la carne de codorniz constituye una buena fuente de vitamina B1 o tiamina, B2 o riboflavina y B6 o piridoxina.

Una conservación sin riesgos

Si la codorniz es fresca, se ha de conservar en la parte más fría de la nevera, y se debe consumir en un plazo máximo de 2 días tras su compra o su caza.

Congelada, esta ave se puede conservar aproximadamente durante 6 meses, e incluso se pueden congelar las piezas sin desplumar, siempre y cuando estén recién cazadas, y previamente se hayan lavado y secado bien. En este caso, cuando se saquen del congelador, se recomienda desplumarlas antes de que terminen de descongelarse por completo.

La codorniz admite múltiples preparaciones culinarias: frita, cocida, acompañada de salsas diversas, a la parrilla, asada y rellena. Es una carne que requiere poco tiempo de cocción, ya que hay que evitar que se seque demasiado durante el cocinado.

Combina bien con cerezas, uvas, aceitunas, ciruelas pasas y limón.

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