Siete consejos para leer las etiquetas de los alimentos

Guía práctica para interpretar de modo correcto las etiquetas de los alimentos y comprender qué estamos comprando
Por Brenda Chávez 29 de septiembre de 2019
etiquetas supermercado mujer
Imagen: Goodluz

No todo lo que se dice en el envase de un producto alimenticio es real. Para evitar ser víctima de los habituales engaños publicitarios, consultamos al nutricionista Manuel Moñino, quien nos propone unas pautas informativas muy fáciles de poner en práctica. Si las seguimos, sobreviviremos a la desinformación y conoceremos mejor cómo son los productos que estamos comprando. Toma nota de sus consejos para saber leer las etiquetas y no te olvides de las aclaraciones que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición hace sobre las alegaciones que aparecen en los frontales de los envases.

Trucos sencillos para leer bien las etiquetas

  • 1. No quedarse solo con la imagen frontal del producto ni con las declaraciones llamativas. Cuidado con las propiedades “milagrosas”: casi ninguna suele ser verdad.
  • 2. Leer los ingredientes y fijarse en si se ordenan según el porcentaje. Como marca la ley, los que están presentes en un mayor porcentaje aparecen al principio de la lista (siguen un orden decreciente). Cuanto menos extensa es la lista, menos procesado es el producto.
  • 3. Prestar especial atención a los productos que incluyan en su listado las grasas parcialmente hidrogenadas, perjudiciales para la salud al incrementar el riesgo cardiovascular. Evitar también aquellos en los que prevalezcan los azúcares o las grasas.
  • 4. Atención al semáforo nutricional y a la valoración de Nutri-Score, que proporcionan información veraz y muy práctica.
  • 5. Buscar fechas de consumo preferente y de caducidad y atender a los ingredientes en negrita, en caso de alergias o intolerancias.
  • 6. Considerar el impacto medioambiental o ético y el bienestar animal. Fijarse en los certificados homologados: los sellos en el pescado salvaje como MSC (Marine Stewardhip Council) o para la acuicultura ASC (Farmed Responsibly ASC), así como certificados ecológicos, de Comercio Justo…
  • 7. Reducir nuestra lista de la compra a los artículos cuya trazabilidad (seguimiento de un producto en cada una de sus etapas) hayamos investigado con anterioridad.

Imagen: Pixabay

¿Qué significan las alegaciones?

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) nos aclara qué se esconde detrás de algunos enunciados que aparecen en el etiquetado de productos y que son demasiado breves para ser comprensibles a simple vista:

  • Sin azúcares. No más de 0,5 g por 100 g o ml de producto.
  • Sin azúcares añadidos. No se ha introducido ningún monosacárido (azúcares simples) ni disacárido (como la sacarosa), ni ningún edulcorante. Sí puede contener azúcares naturalmente presentes, pero, en este caso, debe indicarse.
  • Bajo contenido en grasa. No más de 3 g/100 g en sólidos y 1,5 g/100 ml en líquidos.
  • Sin grasa. El producto no contiene más de 0,5 g de grasa por 100 g o 100 ml. Están prohibidas las declaraciones con porcentajes: “X% menos de grasa”.
  • Bajo contenido en sodio/sal. El producto no contiene más de 0,12 g de sodio, o el valor equivalente de sal, por 100 g o por 100 ml.
  • Muy bajo contenido en sal. El producto no contiene más de 0,04 g de sodio o valor equivalente de sal, por 100 g o por 100 ml.
  • Fuente de fibra. Contiene como mínimo 3 g de fibra por 100 g o, como mínimo, 1,5 g de fibra por 100 kcal.
  • Contenido reducido. La reducción del contenido es, al menos, el 30 % en comparación con un producto similar. Se exceptúan los micronutrientes, en los que se permite una diferencia del 10 % en los valores de referencia de la UE. Para el sodio, o el valor equivalente para la sal, la diferencia admisible será del 25 %.
  • Light. Los productos con esta etiqueta tienen que cumplir las mismas condiciones que para el término “contenido reducido”. El envase debe indicar las características que hacen que el alimento sea ligero.
  • Además, no se puede indicar que un alimento contiene calcio u otro mineral, si tiene menos del 15 % del valor de referencia de nutrientes. En el caso del calcio esta cifra es de 800 mg.
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