En ciertas urgencias, si los peques no son atendidos con rapidez y no se detecta y tratan de manera correcta, hay muchas probabilidades de que lo que parecía banal tenga consecuencias fatales. Son lo que se llama en el argot médico «patologías tiempo-dependientes». Así sucede con los traumatismos craneales tras una caída, por ejemplo, o en el ictus pediátrico. También pasa con la sepsis, una afección grave muy peligrosa para los niños y niñas; de hecho, el 40 % de todos los casos registrados en el mundo corresponden a menores de cinco años. Te contamos en qué consiste la sepsis infantil, sus síntomas y causas y cómo podemos prevenirla en nuestros hijos.
📌 Ya estamos en WhatsApp y Telegram. ¡Entra y síguenos!
Qué es la sepsis en niños
La sepsis es una afección que se produce cuando el sistema inmunitario del organismo reacciona de manera extrema a una infección y acaba lesionando los propios tejidos y órganos del paciente. Puede provocar un shock séptico (choque séptico), el fallo de uno o más órganos vitales (fallo multiorgánico) y la muerte del afectado, sobre todo si no se detecta y trata a tiempo. Cualquiera puede sufrir una septicemia, pero el riesgo es mayor en personas mayores, quienes tienen problemas de salud, embarazadas y niños pequeños.
Sin embargo, para definir esa disfunción orgánica en los menores hay diferentes criterios, lo que puede retrasar el diagnóstico. El más actual, el Phoenix Sepsis Score, se publicó en enero de 2024 y cuantifica esa disfunción en el ámbito cardiovascular, respiratorio, neurológico y coagulación con variables clínicas y de laboratorio, como la edad, la tensión arterial, la saturación de oxígeno o la escala de Glasgow (evalúa el nivel de consciencia).
¿Qué menores pueden sufrir una sepsis?
La sepsis puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente en recién nacidos y lactantes (sepsis neonatal). Además, determinadas condiciones de los menores la favorecen:
- Bebés prematuros o con bajo peso al nacer (menos de 2.500 gramos).
- Enfermedades crónicas asociadas: cardiopatía, enfermedad pulmonar, oncohematológicas, neurológica, diabetes, enfermedad renal…
- Deficiencias inmunológicas.
- Ingreso en unidades de cuidados intensivos (UCI).
- Tratamientos farmacológicos crónicos, como corticoides o inmunodepresores.
- No vacunados.

Si bien no hay suficientes estudios para saber su impacto real en nuestro entorno, se estima una incidencia de 22-60 sepsis por cada 100.000 niños, que en menores de un año puede subir a los 500-900. La mortalidad hospitalaria es de un 1-7 % en sepsis y de un 9-26 %, en caso de sepsis severa. No obstante, los expertos coinciden en que hay menos casos en niños sanos, gracias a las altas tasas de vacunación frente a los patógenos que la causan, y más en menores con enfermedades crónicas, inmunocomprometidos o con procedimientos invasivos.
Cuál es la principal causa de sepsis en niños
¿Y cuáles son esas causas? Sobre todo, bacterias, pero también virus y hongos y, de forma más rara, parásitos como el Plasmodium o bacterias menos habituales como Rickettsias.
👉 Bacterias
Neisseria meningitidis (meningococo), Streptococcus pneumoniae (neumococo), Streptococcus pyogenes (tener varicela o gripe predispone a infectarse con esta bacteria), Escherichia coli y Staphylococcus aureus. En neonatos (menos de tres meses) destacan las sepsis por Streptococcus agalactiae y E. coli, mientras que en pacientes oncológicos causan septicemia otras como Pseudomonas aeruginosa o Klebsiella.
👉 Virus
Virus Influenza (gripe), parainfluenza y dengue. En los más pequeños, tienen mucho que ver el virus herpes simple, los enterovirus y los parechovirus; en inmunodeprimidos, por su parte, el citomegalovirus y el virus de Epstein-Barr.
👉 Hongos
La Cándida está relacionada con sepsis en pacientes inmunocomprometidos o con dispositivos intravasculares (sonda, catéter).
Síntomas de la sepsis en niños
Como la detección precoz y el comienzo del tratamiento inmediato son claves para salvar la vida, la vigilancia y el control de los padres en estos casos resulta vital. Por eso, si creen que la infección de su hijo no mejora, no deben dudar en comunicarlo al profesional médico sin demora.

➡️ Cómo comienza una sepsis
Y es que, a veces, los síntomas iniciales de una sepsis no son muy distintos a los de cualquier otra infección. En cambio, ya instalada, los signos más destacados pueden ser varios:
- Fiebre o temperatura baja.
- Respiración acelerada (taquipnea) o le cuesta respirar.
- Taquicardia o bradicardia (frecuencia cardiaca baja).
- Manos y pies fríos.
- Piel pálida o morada.
- Manchas en la piel (petequias).
- Náuseas y vómitos.
- Alteración del estado general: está agitado, irritable e inconsolable o, por el contrario, se muestra apagado, no quiere comer, no juega, ni sonríe y hasta le cuesta hablar.
Diagnóstico y tratamiento
Como se ve, los síntomas de la sepsis son comunes a otras patologías, lo que hace difícil su diagnóstico. De ahí que sea necesario realizar en el hospital diferentes estudios y analíticas (sangre, orina, punción lumbar, radiografía, ecografía, TAC…) con el fin de identificar al microorganismo causante de la infección y el grado de afectación en el menor. Para ello, en los hospitales cuentan con diversas herramientas, como códigos sepsis, protocolos específicos o alertas electrónicas para detectar esta situación de urgencia.
Para combatir la infección en el hospital, los especialistas utilizarán con los peques, principalmente, antibióticos, pero también otros tratamientos (asistencia respiratoria, líquidos intravenosos, medicamentos especiales para el corazón o la presión arterial…) y hasta podrían ver necesario intervenirles quirúrgicamente. En muchas ocasiones, todas estas actuaciones en los bebés y niños pequeños deberán llevarse a cabo en una UCI.
Cómo prevenir la sepsis en la infancia
Los pediatras insisten en que hasta un 80 % de los casos de sepsis en menores podría prevenirse. ¿Cómo? Por un lado, conocer la patología y sus síntomas de alerta ayuda a identificarla y actuar rápido, pero también a evitar que una infección se convierta en una sepsis. Además, hay otras medidas de prevención:
- Medidas higiénicas, como el lavado de manos o extremar la limpieza al preparar la comida o mantener las heridas limpias hasta que cicatricen.
- Vacunación frente a las infecciones que pueden desencadenar una sepsis. Para ello, es importante seguir el calendario de inmunizaciones, que incluye las vacunas contra el meningococo, el neumococo o la gripe.
- Cuidar la enfermedad crónica.
- Lactancia materna en caso de recién nacidos.