Pautas para la limpieza de toldos

Para limpiar toldos se recomienda el uso de agua y jabón neutro, además de evitar sustancias más abrasivas que podrían dañar la tela
Por EROSKI Consumer 6 de junio de 2013
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Imagen: gtrtoldos

Los toldos son elementos que ganan protagonismo cuando llega el buen tiempo y se puede disfrutar del aire libre y hace falta protegerse del sol. Mantenerlos limpios y en buenas condiciones no solo favorece su aspecto estético, sino que además prolonga su vida útil. Este artículo ofrece pautas básicas para limpiar toldos, recomienda usar productos abrasivos solo cuando sea necesario y la aplicación de impermeabilizantes y destaca la importancia de no descuidar la limpieza del lado interior de estas estructuras.

Pautas básicas para limpiar toldos

La superficie de los toldos se mancha mucho. Los que más suciedad acumulan son los toldos horizontales y que no son extensibles, aunque los verticales que se pueden recoger también quedan a la intemperie durante largos periodos y se ven perjudicados por la lluvia, el polvo y otras partículas arrastradas por el viento.

La limpieza de los toldos en general es una tarea simple, salvo por la dificultad de acceder a las partes más altas o alejadas de los bordes. De ahí que para evitar correr riesgos, haya que tomar las precauciones necesarias: sobre todo, usar escaleras adecuadas, que queden bien apoyadas y, de ser posible, sostenidas por otra persona en la parte inferior.

Lo más recomendable para limpiar el toldo es usar agua, jabón neutro y un cepillo de cerdas blandas

Como la tela de los toldos (que puede ser de materiales diversos como lona acrílica, PVC o fibra de vidrio) incluye un tratamiento impermeabilizante, lo conveniente es evitar, siempre que sea posible, las sustancias abrasivas para la limpieza, ya que reducen la vida útil de la tela.

Lo recomendable es usar solo agua o una solución de agua con jabón neutro o blanco, que afloje la suciedad de manera leve. Luego, pasar un cepillo de cerdas blandas y, por último, aclarar con agua limpia. Si el tamaño del toldo hace que haya partes que queden fuera del alcance de los brazos, se puede unir un cepillo a un palo de escoba o similar para llegar a esas zonas difíciles.

En cualquier caso, lo aconsejable es limpiar los toldos con bastante frecuencia. Si se deja pasar mucho tiempo sin hacerlo, las partículas de polvo u otras sustancias se meten en los tejidos y luego son mucho más difíciles de eliminar.

Por el mismo motivo, los toldos plegables o enrollables (que se mantienen guardados y se usan poco o nada durante el invierno) conviene limpiarlos bien al final de la temporada de verano. De este modo, permanecerán plegados lo más limpios posibles. Es importante también que al guardarlos estén bien secos, ya que si conservan humedad propiciarán la formación de manchas o moho, que luego también resultan muy complicados de quitar.

Limpiadores más abrasivos e impermeabilizantes para toldos

Si el agua y jabón no son suficientes para limpiar el toldo, porque la suciedad se ha incrustado en la tela o hay manchas rebeldes o difíciles de quitar (como lo son a menudo las originadas por excrementos de pájaros), no queda otra alternativa que aplicar alguna sustancia más abrasiva. De todos modos, siempre se debe procurar que sea un detergente suave, aunque si el toldo lleva mucho tiempo sin ser sometido a una buena limpieza, incluso pueden hacer falta productos que tengan amoniaco entre sus componentes.

Es importante limpiar también el lado interior de los toldos, donde se pueden acumular polvo, telarañas y óxido

En el caso de que se empleen productos más fuertes que el jabón blanco, es aconsejable que después del lavado del toldo se aplique una capa de impermeabilizante. Esto favorecerá que el tejido conserve sus propiedades y evite que el agua de lluvia lo atraviese y se generen goteras y filtraciones.

Limpiar el lado interior del toldo

Si bien el lado superior o externo del toldo es el que más se ensucia, también es importante no descuidar la limpieza del lado interior, que puede acumular polvo, telarañas y óxido, entre otras impurezas. La parte interna del toldo es más fácil de limpiar, pero a menudo se le presta poca atención, debido a que está expuesta a menos suciedad y en ocasiones también a que es un lugar poco iluminado, por donde la mirada pasa de largo.

Con un plumero es muy sencillo quitar la suciedad más superficial de estas zonas. Cada cierto tiempo también hará falta una limpieza más profunda, en particular si el toldo posee una estructura metálica para sostenerse. En las juntas y los huecos es donde el polvo más se acumula.

Estas estructuras en general vienen de fábrica con tratamientos para evitar que se oxiden, pero si de todas maneras esto se produce, será necesario lijar para recuperar la parte afectada y luego aplicar algún barniz antioxidante.

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