Demandas colectivas, ¿en qué casos conviene hacerlas?

Las demandas conjuntas son menos costosas y sirven para hacer una mayor presión, pero no atienden a las particularidades de cada caso
Por Blanca Álvarez Barco 10 de diciembre de 2022
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Imagen: geralt
Consumidores estadounidenses presentaron en julio una demanda colectiva contra Sony, acusando a la empresa de tener pleno conocimiento de fallos en la consola PS5 que provocan que se apague de forma súbita. No es el único caso. En América y algunos países de Europa esta vía de reclamación es un arma común, utilizada por clientes descontentos con los abusos de los bancos, estafados en el mundo de las criptomonedas, damnificados por las prácticas de ciertas clínicas, etc. En España tiene una expansión creciente este tipo de queja, a través de la cual los perjudicados por diferentes circunstancias pueden hacer más presión y tener un proceso judicial menos costoso. Pero, a veces los procedimientos se dilatan en el tiempo y no atienden a las particularidades de cada caso. Por eso, en este artículo explicamos todo sobre las demandas colectivas o conjuntas.

¿Qué es una demanda colectiva y en qué casos conviene?

Una demanda colectiva es una manera de defender intereses colectivos para intentar resolver un conflicto. Aunque es una fórmula más utilizada en Estados Unidos, en Europa van ganado peso, según señala el informe European Class Action Report 2022′, del bufete CMS. Además, desde noviembre de 2020, la Unión Europea cuenta con una nueva directiva que trata de hacer más eficaces estas acciones.

En una demanda conjunta dos o más personas, en su nombre y en el de otras que estén en la misma situación, presentan una demanda legal contra quien les ha causado un daño o perjuicio.

Aunque los afectados sean muchos, si no todos comparten la misma casuística, no es conveniente hacer una demanda conjunta. Es decir, una demanda colectiva tiene recorrido «cuando el hecho demandado es igual para una colectividad y no hay casos especiales dentro del grupo», señala el abogado Ferrán González, del despacho Ferrán Abogados.

Este es el caso de los afectados por algunas cláusulas abusivas bancarias, los pasajeros de los trenes con múltiples retrasos o averías o los viajeros afectados por el retraso de un vuelo. Es decir, este tipo de demanda es viable porque la situación afecta a todos los damnificados por igual o de forma muy similar.

¿Cómo sumarse a una demanda colectiva?

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Imagen: Pixabay

Si decidimos demandar junto a otras personas conviene saber:

  • Quienes están legitimados para presentar una demanda colectiva son, entre otros, asociaciones de consumidores, la Fiscalía… y que puede adherirse una persona a título individual.
  • Estas demandas se presentan ante los juzgados civiles.
  • Es aconsejable, según explica Ferrán González, buscar un despacho de abogados con experiencia en el tema. Los profesionales que defiendan deberían ser especialistas en la materia, disponer de un sistema informático capaz de mantener informado a todos los afectados de forma individualizada y, «a poder ser, con sede en el partido judicial donde se encuentre el juzgado que tratará el asunto».

Ventajas e inconvenientes de las demandas colectivas

👍 Los beneficios

Como apunta Ferrán González, agruparse en una demanda colectiva «es mucho más beneficioso y ventajoso para los consumidores de cara al procedimiento». ¿Y en qué?

  • Por una parte, se ahorran las costas procesales, que incluyen los costes de letrado, procurador, peritos, etc.
  • Además, por otro lado, «se obtiene mucha más fuerza en el procedimiento».

👎 Inconvenientes

Este tipo de demandas también tiene inconvenientes:

  • El inconveniente principal, según el abogado, es que «puede encontrarse con poca información si el despacho elegido no mantiene buena relación de información con todos los asociados», reconoce Ferrán González.
  • Otro inconveniente es que estas demandas se dilatan en el tiempo. En las demandas colectivas la estrategia «pasa por recurrir hasta el final, y ello retrasa la resolución del conflicto de uno a tres años como mínimo», explica Juan Ignacio Navas, de Navas & Cusí Abogados.
  • Además, como se trata de generalizar un caso, no se pueden defender cuestiones concretas de cada afectado. En cambio, las demandas individuales se centran en los pormenores de cada caso concreto, ajustándose a las necesidades de cada uno. Por eso, conviene tener claro si interesa o no adherirse a una demanda colectiva.

Demandas colectivas, ¿es un proceso muy caro?

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Imagen: Pixabay

Un proceso judicial nunca es plato de gusto, pues conlleva un coste emocional y económico que puede ser muy elevado. Por ello, si la reclamación tiene los requisitos para acogerse a una demanda colectiva, puede ser más asumible hacerlo así.

«Las acciones legales realizadas entre varias personas —explica Ferrán González— suponen que estos procesos sean mucho más económicos que los individuales«. Además, normalmente se acuerdan formas de pago fraccionadas.

Ejemplos de demandas colectivas

En España ha habido distintas demandas colectivas conocidas como la interpuesta a Fórum Filatélico, la de las cláusulas suelo o la más reciente, el conocido como Dieselgate.

En este último caso, la compañía alemana Volkswagen instaló ilegalmente un software para modificar los resultados de los controles de emisiones contaminantes. Los afectados fueron cerca de once millones de usuarios que adquirieron automóviles Volkswagen, Audi, SEAT, Škoda y Porsche (grupo Volkswagen) con motor diésel entre 2009 y 2015.

Las demandas colectivas han sufrido tanto triunfos judiciales como recursos de la compañía, y muchos de estos procedimientos aún siguen su curso.

ADR, sistemas alternativos de resolución de conflictos

Además de acudir a los tribunales, podemos recurrir a los ADR (Alternative Dispute Resolution), mecanismos que dan posibilidad de resolver conflictos ente distintas partes sin necesidad de acudir a los tribunales. ¿Cómo? Bien a través de acuerdos que deben cumplirse de forma obligatoria o con garantías de su cumplimiento, según explican desde la Asociación General de Consumidores (Asgeco).

Estos sistemas alternativos, que son sobre todo el arbitraje, la mediación y la conciliación, constituyen una vía rápida, sencilla y económica para resolver desacuerdos. Además, ayudan a que los tribunales se descongestionen y son útiles, principalmente, en los casos cuyas partes están decididas a negociar una solución.
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