Vales de comida: cuando el menú del día incluye beneficios fiscales

Los trabajadores podrían no tener que pagar a Hacienda por lo que les dé su empresa en vales de comida, hasta los 11 euros por día, gracias a una medida pendiente de ejecutar por el Gobierno
Por Blanca Álvarez Barco 9 de marzo de 2019

Por comer en el trabajo con vales de comida quizás podríamos obtener cierto beneficio fiscal. La entrega de cheques es una práctica muy extendida en las grandes ciudades y una oportunidad estupenda para el trabajador. Pero, además, resulta beneficiosa para la economía en su conjunto, como asegura un estudio de la consultora Roland Berger. Y más aún en caso de que se recupere la exención fiscal de la cotización a la Seguridad Social de los vales y tarjetas de comida, que permite que el trabajador no pague a Hacienda por lo que le dé su empresa en vales de comida, hasta el importe de 11 euros por día. Como apuntamos en este artículo, según los expertos, esta medida generaría más empleo, más recaudación y una economía más dinámica. Sin embargo, esta iniciativaa, incluida en una proposición no de ley aprobada por el Congreso, está todavía sin ejecutar.

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La exención fiscal de los vales de comida, una medida muy útil

La exención de los vales de comida es una medida que todos los grupos políticos ven positiva, pero también los expertos, como asevera el ‘Estudio de Impacto de los Vales y Tarjetas de Comida‘ elaborado por la consultora Roland Berger. ¿Para cuándo puede ser una realidad? «Está en manos de lo que quiera hacer el Gobierno», confiesa Juan Menéndez-Tolosa Valiente, secretario general de la Asociación Española de Empresas de Vales de Comida y Otros Servicios (AEEVCOS). Porque, aunque el Congreso aprobó una proposición no de ley el 14 de noviembre de 2018 sin votos en contra, «el Gobierno todavía no ha ejecutado el mandato que se le dio». Y con la inestabilidad actual, todo puede quedar en el aire.

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Esta medida, según los expertos, generará más empleo (22.000 personas más trabajando), más recaudación por cuotas de la Seguridad Social (441 millones de euros de mayor cotización) y una mayor dinamización de la economía, además de que favorecerá a los trabajadores de las pymes, en especial a los que cuenten con rentas más bajas. Por ello insisten en que debería implementarse «ya». Y si el Gobierno no lo hiciera ahora, «sin duda perderíamos una oportunidad excelente. No nos planteamos otras alternativas ni plazos más largos», apunta Menéndez-Tolosa.

El círculo virtuoso de los vales de comida

¿Cómo funcionan los vales de comida? Su mecanismo de uso es muy simple: la compañía pide el vale para su empleado a la empresa emisora; después, le entrega el vale al trabajador y éste lo gasta para pagar su menú del día durante su jornada en cualquier restaurante; y finalmente, el establecimiento hostelero canjea el vale (en papel o en tarjeta) y recibe el dinero por el menú que ha servido. Es lo que en el sector llaman el «círculo virtuoso«.

Detrás de los vales de comida hay una recaudación de impuestos importante y creación de empleo no estacional

Y es que detrás de este circuito, como explica el experto de AEEVCOS, hay una trazabilidad, una recaudación de impuestos muy importante, empleo estable e indefinido, no estacional, «y muchas personas trabajando». Pero no solo en los restaurantes, sino en los sectores adyacentes y en las empresas que ponen los vales en funcionamiento, que, con su trabajo, «permiten que todo este circuito funcione con naturalidad», añade.

Los beneficios de los cheques de comida para el trabajador

¿Qué ventajas podemos obtener de los vales de comida que nos da la empresa? Fundamentalmente, se tiene solucionado un capítulo datio muy importante de la jornada de trabajo: la manutención. Y fiscalmente también se obtienen ventajas, porque «hasta el importe de 11 euros al día (el precio medio de un menú), no pagarás a Hacienda por lo que te dé la empresa en vales de comida«, apunta el experto.

¿Cuánto es posible ahorrar con este sistema? Según las estimaciones realizadas (en base a un IRPF del 25 % y un sueldo medio), si utilizáramos vales y tarjetas de comida a diario de lunes a viernes, ahorraríamos una media de 432 euros al año.

¿Qué ventajas tiene la exención fiscal para las empresas?

La exención fiscal también afecta a la compañía que da vales de comida a sus empleados. Su mayor ventaja está en que no tendría que pagar el sobrecoste o el recargo de añadir el coste de seguridad social al vale de comida. Esa cantidad no se produciría, pues el vale tendría de nuevo su trato original, es decir, no se consideraría una retribución, sino una ayuda para la comida, una asignación asistencial, una indemnización que recibe el trabajador por tener que comer fuera de su casa. «La empresa tendría un 34 % de ahorro de coste por cada vale que entregue a su empleado», explica Menéndez-Tolosa.

Además, hay muchas otras ventajas que añadir, ya descritas hace años por la Organización Internacional del Trabajo (OIT): entre otras, una mayor productividad del empleado y, por ende, mayor productividad empresarial, menor absentismo laboral y mejor clima en el trabajo.

Exención de los vales de comida, un arma contra el desempleo

“Por cada 40 vales de comida que se utilizan se crea un puesto de trabajo indefinido, no estacional, en jornadas de lunes a viernes”. Así de contundente se muestra Juan Menéndez-Tolosa Valiente, secretario general de la Asociación Española de Empresas de Vales de Comida y Otros Servicios (AEEVCOS).

Todo el mundo sabe que cuantos más comensales hay en un restaurante, más personal trabaja en él. Si las empresas dejan de pagar por ese encarecimiento del vale, sobre todo las pymes -que son las que tienen menor pulmón-, se animarán a comprar vales. “Y eso significa empleo en mayúsculas, lo que cura la economía del país”, manifiesta el experto. Todo ello se basa en estudios rigurosos, auditados por actuarios de la Seguridad Social, que son concluyentes e inequívocos y han sido calificados de serios y conservadores.

Es, en definitiva, una medida “que tiene pies y cabeza” y que, además de suponer ahorro de costes para las empresas, es eminentemente social y proporciona más ingresos para el Estado. “Es un escenario win-win para todos”, reconoce.

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