El hallazgo de una nueva especie de homínido que vivió hace 18.000 años en una isla de Indonesia llamada Flores ha reabierto el debate sobre el origen de la Humanidad. Los paleontólogos consideran que los restos del «Homo floresiensis» refuerzan la tesis de que la Humanidad surgió en lo que ahora es África hace 200.000 años y que el hombre moderno procede de un tronco común: el «Homo erectus».
El hombre de Flores coexistió con el «Homo sapiens», tal y como ocurrió con los neandertales en Europa. Pero más curioso todavía es que este homínido de apenas un metro de estatura, a pesar de su diminuto cerebro, poseyera una excelente dotación cognitiva, pues muy probablemente era capaz de tallar la piedra y fabricar herramientas. «Yo creo que estos homínidos quedaron atrapados en la isla disponiendo de esa tecnología lítica. La especie que salió de África hace dos millones de años, que viajó por Eurasia y llegó a la isla de Java, ya poseía esa industria», explica el arqueólogo José María Bermúdez de Castro, codirector del equipo de investigación de Atapuerca.
El tamaño del cráneo aparecido en la isla de Flores, con una capacidad encefálica de apenas de 380 centímetros cúbicos, lo que supone un peso de 433 gramos, es comparable al del «Australopithecus africanus», que vivía en África hace 2,5 millones de años. «Eso resulta muy chocante. Que yo sepa es la capacidad craneal más pequeña encontrada jamás», arguye Bermúdez de Castro.
Proceso de enanización
Los autores de la investigación, radicados en las universidades de Nueva Inglaterra (Australia) y Wollonger (Indonesia), han bautizado con el nombre de «Homo floresiensis» los restos encontrados al excavar en la cueva de Liang Bua. A juicio de los científicos consultados, el trabajo de los arqueólogos es magnífico en cuanto a la explicación del tamaño tan pequeño del homínido. «La evolución en las islas es muy particular, ya que las especies no tienen que enfrentarse a predadores, de manera que pueden prescindir de la energía necesaria para crecer y huir de otros animales», alega Bermúdez. «Lo más sorprendente es que esa evolución hacia la pequeñez se haya producido en una especie humana», apostilla.
Para Juan Luis Arsuaga, de la Universidad Complutense de Madrid, es muy raro que un ser así llegara a la isla navegando. Bermúdez aventura una hipótesis: el «Homo floresiensis» pudo llegar a Flores caminando, aprovechando que el paso era practicable. «Si se observa la zona en el mapa, se ve que la profundidad del nivel del mar es muy baja, apenas llega a los 40 ó 50 metros de profundidad. Probablemente el nivel del mar descendió lo suficiente para permitir el acceso andando a la isla».
Si ahora aparecieran restos de «Homo sapiens» en Flores, no sería descabellado inferir que el «H. floresiensis» convivió con el hombre actual y que éste pudo ser la causa que provocó la extinción del arcaico pigmeo. «La Humanidad ha evolucionado hacia formas muy diferentes. Una de ellas es la que se ha encontrado en Indonesia. Solamente el ‘sapiens’ ha tenido un modelo evolutivo distinto, consistente en incrementar la capacidad encefálica muy por encima del aumento corporal», dice Arsuaga.
Por su parte, Mike Morwood, uno de los descubridores de la nueva especie, dijo ayer, respecto al homínido, que «algunos de los hallazgos de Dmanisi (Georgia), de una antigüedad de 1,8 millones de años, son los que más se le aproximan». Bermúdez de Castro comparte esa opinión.
El experto español cree que homínidos como los de Dmanisi -que tienen una capacidad craneal de entre 600 y 700 centímetros cúbicos y mantienen rasgos de «H. erectus»- pudieron llegar hasta el oriente asiático, «meterse en Indonesia y quedarse aislados». En Flores se han descubierto herramientas líticas de 840.000 años de antigüedad. Lo que no se sabe es si nuestros antepasados y este pariente lejano se vieron las caras, ya que las primeras pruebas de la presencia de nuestra especie en Flores datan de hace 11.000 años.
Reto para el futuro
El descubrimiento del hombre de Flores plantea ahora una interesante cuestión: si en un medio ambiente insular aislado sobrevivió un homínido hasta hace relativamente tan poco tiempo, ¿pudo ocurrir lo mismo en muchas otras islas que aún no han sido exploradas? Este será uno de los retos de la paleontología para este siglo.