Alimentar a un perro adoptado que no quiere comer

El miedo, la inseguridad y los traumas vividos son algunas de las causas por las que un perro adoptado pierde las ganas de comer
Por Carolina Pinedo 12 de septiembre de 2013
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Imagen: Kaja Kozłowska

Los perros abandonados que encuentran un nuevo hogar tras ser adoptados atraviesan una fase de adaptación a su nuevo entorno que se alarga alrededor de una semana y que se puede traducir en ausencia de apetito. No obstante, si el animal está enfermo o ha sufrido maltrato y abandono puede tardar más tiempo en adaptarse a su nueva familia y en comer sin problemas. En este artículo se explica por qué un can adoptado recién llegado a casa pierde el apetito y las pautas para que lo recupere.

Cada año se recogen en los albergues cerca de 110.000 perros cada año, y el 44,8% de ellos son adoptados, según recoge el último estudio de la Fundación Affinity sobre abandono y adopción de animales en España. Un can que ha sido abandonado, ha vivido una temporada en un albergue y es adoptado por una nueva familia suele tener miedo y sentirse inseguro cuando llega a su nuevo hogar.

Algunos canes no pierden el apetito en estas circunstancias, pero otros perros dejan de comer o ingieren escasa cantidad de alimento durante el período de adaptación a su nuevo hogar.

Mi perro adoptado pierde el apetito, ¿por qué?

Una nueva familia, un hogar distinto y una rutina diferente son causas que pueden provocar inapetencia en el perro. «Un can hambriento puede evitar acudir al plato porque percibe peligro«, explica Ana Cameno, veterinaria del albergue de animales San Francisco de Asís en Madrid. Esto le puede suceder a un perro adoptado recién llegado a casa que no conoce a la familia con la que va a convivir, ni su nuevo territorio o casa.

Los olores del nuevo hogar le resultan extraños al can, que se puede sentir inseguro y amedrentado, por lo que el perro evita acudir al plato de comida. Cuando un animal come, baja la guardia, y si percibe que no controla la situación, puede evitar alimentarse para evitar el peligro.

Un perro recién adoptado puede tener miedo a bajar la guardia mientras come

El perro adoptado puede estar enfermo y por eso no quiere comer. Un can que ha vivido en un albergue con un gran número de congéneres tiene más posibilidades de adquirir parásitos y contagiarse de enfermedades. Por ello, conviene que sus adoptantes le lleven al veterinario para hacerle un chequeo y descartar cualquier patología, que pueda tener como consecuencia la pérdida de apetito del can.

El perro adoptado necesita tiempo y paciencia

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Imagen: Derek Gavey

El perro adoptado necesita adaptarse a su nuevo hogar para recuperar el apetito. La fase de adaptación de un perro que llega a casa tras ser adoptado dura alrededor de una semana. A partir de entonces, si ha perdido el apetito, lo recuperará sin problemas.

No obstante, cada animal tiene su propia personalidad: hay perros sociables, sanos y sin traumas emocionales que se adaptan sin problema desde el primer día que llegan a su hogar de adopción. Otros que son más miedosos debido a los traumas que han vivido o padecen alguna enfermedad que les impide comer.

Lo habitual es que un perro adoptado que llega a su nuevo hogar supere la fase de adaptación a la nueva situación en una semana. Si los dueños observan que el perro tarda dos semanas, está decaído o transcurren 24 horas sin ingerir nada de alimento, es recomendable consultar al veterinario.

Pautas para que el perro adoptado inapetente coma

Ciertas medidas ayudan a que un can adoptado recién llegado a casa, que no tiene apetito, recupere el interés por la comida:

  • Mantener la alimentación que el perro tenía antes de llegar a su hogar de adopción. Los perros son sensibles a los cambios de alimentación, aunque los hay que son muy glotones y no le hacen ascos a nada de lo que sus dueños les ponen en el plato. Pero algunos canes pueden mostrar rechazo y tener problemas digestivos con los cambios de su pienso habitual y más aún, si se une la circunstancia de estar en período de adaptación a su nuevo hogar adoptivo.

    «Los primeros días en casa del perro que ha sido adoptado hay que procurar ofrecerle el pienso con el que se alimentaba de forma habitual en el centro de adopción«, aconseja Cameno. La introducción de cambios en la alimentación del perro debe llevarse a cabo de manera gradual.

  • La comida casera para perros puede ser recomendable en casos de canes enfermos o desnutridos. Aunque la comida casera para el perro, siempre bajo supervisión veterinaria, es apetecible para los canes, «puede resultar un arma de doble filo, porque el perro se acostumbra a ella y no ingiere un pienso específico para él», añade la veterinaria.

    El alimento canino comercial aporta al animal los nutrientes que necesita, es recomendable para mantener suboca del perro limpia y facilita el camino para cuando el perro precise un pienso con características terapéuticas para dolencias que aparecen con la edad, como la artrosis.

    La comida casera para perros está indicada en caso de que el can adoptado padezca enfermedades estomacales, como alergias alimentarias o tenga una tolerancia digestiva baja. En el caso de cachorros desnutridos, también puede ser recomendable.

  • Preparar el pienso habitual de manera distinta. Los trucos para presentar el alimento del perro de forma distinta ayudan a que el can adoptado inapetente recupere el interés por comer. El pienso húmedo se puede calentar unos segundos en el horno microondas, de forma que al estar templado le resulte más apetecible. En el caso de los cachorros que se alimentan con pienso seco, se pueden humedecer las croquetas para obtener una textura más blanda y sabrosa.

    El mercado de alimentación canina también ha pensado en los perro difíciles, y cuenta con productos muy calóricos y con aromatizantes que estimulan el olfato canino y le inducen a comer. Con este tipo de alimento, aunque el perro ingiera poca cantidad, tendrá cubiertas antes sus necesidades de aporte energético.

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