Pomerania: todo lo que debes saber sobre esta raza

La apariencia del “pom” es la de una bolita de pelo con patas, porte distinguido y mucha gracia.

A pesar de su tamaño pequeño, tiene un cuerpo robusto, resistente y compacto, bien proporcionado. Sus extremidades son rectas y fuertes.

La estatura de la raza oscila entre los 18 y 30 cm a la cruz (desde la base del cuello al suelo) y el peso ideal es de 1’8 a 3’5 kg.

Sus vivos ojos tienen un tamaño mediano. El color habitualmente es oscuro, marrón o negro.

Las orejas son pequeñas, de forma triangular, implantación alta y erguidas. Junto a su mirada, contribuye a darle un imagen de alerta y curiosidad.

La cola está poblada de abundante pelaje. Es de inserción alta y la lleva sobre la espalda como formando un arco. Los pomerania son una raza muy longeva. Sin problemas importantes de salud y bien cuidados, viven de 12 a 16 años.

La característica más llamativa del “pom” es su esponjoso manto doble, que le permite ser especialmente resistente estando a la intemperie. Está formado por una capa interna de pelo corto, denso y lanudo, y una capa externa de pelo más largo, recto y tieso, que forma una espesa melena alrededor del cuello, similar a la de un león.

El pelaje suele presentar una gran variedad de colores. Los naranjas, en distintos tonos, son algo más frecuentes, pero también hay ejemplares crema, negros, blancos, marrones, grises y sable.

La historia de la raza se remonta siglos atrás. Su origen se encuentra en la región de Pomerania, ubicada en la costa del mar Báltico, en la frontera entre Alemania y Polonia. Desciende de perros de trineo grandes y fuertes, tipo spitz, del norte de Europa.

Gracias a la gran labor de criadores y a su crianza selectiva, fueron reduciendo su tamaño y desarrollaron su particular pelaje. Sin embargo, al principio, no tenían la pequeña estatura ni el peso del actual, y fueron las diversas selecciones posteriores las que dieron lugar al pomerania enano que se conoce hoy en día.

La popularidad de la raza comenzó a crecer en la sociedad aristocrática europea durante el siglo XVIII, gracias a la Reina Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, esposa del Rey Jorge III de Inglaterra. Y en el siglo XIX, su nieta, la Reina Victoria de Inglaterra, ayudó a consolidar su imagen como la de un perro de compañía de lujo y estatus.

La Federación Cinológica Internacional (FCI) reconoció oficialmente la raza en 1957.

Los pomerania son compañeros extraordinarios por su forma de ser entrañable y valerosa.

Son perros alegres y joviales. Muy pequeños, pero también activos. Rebosan energía.

Es una raza muy familiar, leal y cariñosa. Necesitan ser el centro de atención y tener cerca a los suyos para sentirse plenamente felices. Forjan lazos muy estrechos con sus seres queridos.

El pomerania suele estar siempre alerta y desconfía de las personas que no conoce. Pese a su diminuto tamaño, está seguro de sí mismo, es valiente y protector.  No servirá para disuadir o ahuyentar como lo haría un perro grande, pero por estas cualidades actuará como un buen perro guardián, ladrando para avisar de cualquier cosa que le alarme en su entorno. Por lo general, no suelen mostrar un carácter agresivo.

Los “pom” también destacan por su inteligencia. Son avispados, curiosos y aprenden rápido, lo que facilita su educación. Se debe comenzar a trabajar con ellos cuando son cachorros, y es preciso hacerlo con coherencia, firmeza y de manera amable y paciente, usando métodos positivos.

Además de cumplir muy bien el rol de vigilante y perro alerta, también es frecuente su adiestramiento como perro de terapia. A menudo son una ayuda inestimable para los terapeutas, en residencias, hospitales y otros centros de cuidados, a la hora de alegrar la vida y mejorar el estado de personas mayores y niños con algún problema.

Por su carácter divertido y animado, puede ser un estupendo compañero de juegos para los niños. Pero es tan diminuto y delicado, que es preferible que sean mayores, porque los más pequeños pueden confundirle con un peluche y tratarle como a un juguete más, con el riesgo que eso puede tener para su seguridad.

Extrovertidos y simpáticos, los “pom” pueden llevarse muy bien con otros animales y perros. Sin embargo, es importante socializarles y exponerles a situaciones y entornos distintos desde que son cachorros para que aprendan a comportarse.

Como tienen la valentía y el arrojo propios de un perro grande, un problema habitual es que no suelen ser conscientes de su diminuto tamaño al interactuar con sus congéneres y otros animales domésticos.

Para evitar que sufran algún daño a manos de niños o de otros perros, es aconsejable no perderlos de vista cuando se junten.

La higiene general de un pomerania no es complicada, pero su pelaje y su boca son aspectos que necesitarán una atención más especial.

Para mantener la belleza de su manto, evitar la formación de enredos o que se apelmace y eliminar el pelo muerto, será esencial cepillarle varias veces por semana. Al tener doble capa es importante asegurarse de que el cepillo o el peine de púas accede bien hasta la piel o la raíz del pelo. Si se detecta algún nudo debe deshacerse cuidadosamente con las manos.

En las épocas de muda, primavera y otoño, puede ser preciso que el cepillado sea diario.

Un baño excesivo puede ser contraproducente para el manto de los “pom” y dañar sus propiedades protectoras. Además de eliminar los aceites naturales de su piel y causarles sequedad o irritación.  

La recomendación es bañarles sólo si se ensucian mucho o desprenden mal olor. Una buena frecuencia podría ser hacerlo cada tres meses.

Se debe utilizar siempre un champú para perros, que tiene que aclararse muy bien con agua, y secar su pelaje completamente después porque con la humedad puede aplastarse.

La revisión habitual de sus erectas orejas y su limpieza es fundamental porque son un canal para las infecciones de los oídos. Se puede usar un paño suave y un líquido auricular específico para perros, que elimine la suciedad y la cera.

Los ojos deben estar siempre libres de legañas, lagrimas o polvo. Es conveniente echarles un vistazo regularmente para detectar alguna señal de irritación, secreciones o enrojecimiento. Para realizar un limpieza correcta se puede utilizar una solución salina, humedeciéndola en una gasa y pasándola con cuidado por la zona que rodea los ojos.

La salud dental de los “pom” es  delicada. Tienen la boca pequeña  y, como consecuencia del menor espacio, sus dientes están más apretados y es más fácil que se acumule placa dental y aparezca sarro. Para prevenirlo, es recomendable cepillar sus dientes varias veces a la semana. Los juguetes masticables son también una buena manera de ayudar a mantener los dientes limpios, fuertes y sanos.

Las uñas tienen que cortarse con frecuencia porque, si crecen más de lo normal, pueden provocarles heridas o incomodidad al caminar.

Un manto tan pomposo como el del pomerania es un paraíso para las pulgas y las garrapatas. Estos parásitos pueden esconderse fácilmente en él y causar molestias, irritación e incluso transmitir enfermedades. Con los cepillados, también se debe revisar bien todo el pelaje, sobre todo después de estar en el exterior, y tomar medidas de prevención como aplicar productos antipulgas y antigarrapatas, recomendados por un veterinario.

La raza es enérgica, y su bienestar físico y emocional dependerá de que tengan estímulos a diario.

Las actividades y los juegos deben estar perfectamente adaptados a su pequeño tamaño y sus capacidades. En este sentido, disfrutarán correteando y dando paseos cortos. Si las caminatas se alargan, será conveniente hacer paradas o cogerles un rato en brazos para que descansen.

Son perros resistentes, y también pueden pasárselo muy bien practicando agility en un circuito con los obstáculos adecuados.

Aunque lo ideal es que pasen tiempo ejercitándose al aire libre en la calle, en un jardín o en un patio exterior, se sentirán igual de cómodos jugando dentro de casa. Para estimular su mente y su inteligencia se les puede entrenar en obediencia enseñándoles órdenes y trucos, y entretenerles con distintos juegos caninos, juguetes dispensadores de comida o con puzzles y rompecabezas. Otra opción que les encantará, es jugar al escondite o a buscar un premio oculto que deban encontrar en alguna habitación.

Si no hace el suficiente ejercicio, el “pom” tiene tendencia a engordar. Para evitar problemas de sobrepeso que dañen sus articulaciones y cuidar su salud, es fundamental controlar muy bien su dieta y la ingesta de calorías. En este sentido, hay que procurar que sea equilibrada, y que se adapte por completo al nivel de actividad de cada ejemplar, y al tamaño y el peso ideal de la raza.

La alimentación puede basarse en comida comercial de alta calidad (pienso o croquetas y alimentos húmedos), formulada específicamente para razas toy.

Otra alternativa es incluir recetas elaboradas en casa. En este caso, se recomienda consultar con un veterinario o un nutricionista canino para obtener orientación acerca de cómo preparar platos saludables que combinen equilibradamente las proteínas, los hidratos de carbono, las grasas, las vitaminas y los minerales.

El pomerania, como les sucede a otras razas pequeñas con estómagos de menor tamaño, tiene un metabolismo muy rápido, y quema energía a un ritmo elevado. Para mantener constantes los niveles y evitar posibles problemas digestivos, es más beneficioso distribuir la cantidad diaria de comida en varias raciones menos abundantes.

Los “pom” son perros fuertes y sanos que, por lo general, gozan de una esperanza de vida larga aunque existen una serie de enfermedades que son típicas de la raza.

• Colapso traqueal: enfermedad degenerativa en la que la tráquea comienza a estrecharse,provocando tos crónica, dificultades para respirar y desmayos.
• Alopecia X: también denominada enfermedad de la piel negra. Se manifiesta con una pérdida gradual de pelo en algunas zonas del cuerpo y la hiperpigmentación de la piel. Previamente el pelaje se vuelve frágil y puede cambiar de color.
• Luxación de rótula: es un problema común en razas pequeñas. Se produce cuando la rótula se desplaza fuera de su posición normal. Suele causar dolor, inflamación, cojera intermitente y dificultades para caminar.

El pomerania forma parte de los denominados spitz alemanes, la raza más antigua de Europa Central. Está reconocido oficialmente como spitz enano por la Federación Cinológica Internacional (FCI), que también distingue e identifica el spitz tipo lobo y los spitz grande, mediano y pequeño.

Tras el hundimiento del Titanic, la noche del 14 al 15 de Abril de 1912, hubo tres perros que se salvaron junto a sus dueños. Dos ejemplares eran de la raza pomerania y el tercero un pequinés. En la película de James Cameron de 1997, hay un guiño a este dato histórico cuando Rose, la protagonista ya anciana, aparece en algunas escenas con un “pom”.

Boo fue un pomerania de aspecto adorable y cara de osezno considerado «el perro más bonito del mundo». Llegó a contar con 16 millones de seguidores en las redes sociales, antes de fallecer en 2019 a los 12 años. Personajes relevantes de la historia como las Reinas Carlota y Victoria de Inglaterra, María Antonieta, Martín Lutero, Mozart, Miguel Ángel, Isaac Newton o Charles Darwin, entre otros, tuvieron un “pom” como perro de compañía.

El tamaño tan compacto y manejable del pomerania hace que sea ideal para todo tipo de hogares. Son perros que se pueden adaptar a la perfección a cualquier estilo de vida, ya sea en un entorno urbano o rural.

Por su constitución delicada es necesario tener cuidado con los saltos porque se pueden lesionar. Además, como la raza es propensa a tener problemas en la tráquea, también es recomendable llevarles atados con correa y un arnés. Los collares en el cuello pueden dañarles si tiran o se tira de ellos al caminar.

Antes de acoger un “pom” en casa es fundamental valorarlo bien, porque tienen vidas longevas, y su cuidado va a implicar un compromiso a largo plazo.

Con una confianza en sí mismo que no conoce límites, y nada que envidiar a otras razas grandes, el pomerania es una belleza diminuta de carácter adorable y audaz. Integrado como un miembro más en casa, garantizará cariño a raudales y grandes momentos de diversión en familia.