Ecologistas en Acción advierte de que las bombillas de bajo consumo deben tratarse como residuos peligrosos

Recuerda que estas lámparas contienen mercurio, una sustancia muy tóxica
Por EROSKI Consumer 5 de agosto de 2008

Tras el anuncio del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de regalar cuatro millones de bombillas de bajo consumo a los hogares españoles, Ecologistas en Acción ha advertido de que estas contienen mercurio, una sustancia muy tóxica. Por ello, a la hora de desecharlas deben ser tratadas como residuos peligrosos, recordó la organización.

Asimismo, los ecologistas han pedido a los titulares de los ministerios de Industria y de Medio Ambiente que se informe a los ciudadanos sobre los beneficios ambientales y de ahorro de energía que suponen estas bombillas. Igualmente han solicitado que, conforme a la Ley de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, se advierta a los usuarios que al finalizar su vida útil deben ser depositadas en lugares de recogida adecuados y en contenedores especiales donde no puedan romperse, para su posterior tratamiento y reciclaje.

Con el fin de evitar que el beneficio del ahorro energético que permiten estas lámparas (consumen un 80% menos de energía que las bombillas incandescentes) se vea empañado por la contaminación por vapores de mercurio, Ecologistas en Acción aboga por que la Administración «mejore los sistemas de recogida selectiva y las redes de reciclaje».

Aunque la cantidad de mercurio que contienen es de unos dos miligramos, 1.000 veces menos que un termómetro, esta sustancia es extremadamente tóxica, ya que afecta al desarrollo del sistema nervioso infantil. Asimismo, tiene la capacidad de acumularse en organismos (bioacumulación) y de concentrarse en las cadenas tróficas (bioamplificación), especialmente en la cadena alimentaria acuática, y esto hace que algunos peces de consumo habitual, como el atún o el pez espada, contengan cantidades de mercurio que pueden suponer un riesgo para la salud, afirman los ecologistas.

Además, el metilmercurio traspasa fácilmente la barrera placentaria y la barrera sanguínea del cerebro, por lo que es especialmente peligroso para las mujeres embarazadas y en edad fértil, que pueden acumularlo en su organismo y traspasárselo a sus hijos.

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