La actividad humana es la única responsable de la regresión de la posidonia en el Mediterráneo, según un estudio

El trabajo cita causas como la pesca de arrastre ilegal, los vertidos de aguas residuales o la regeneración de playas
Por EROSKI Consumer 14 de mayo de 2007

La regresión de las praderas de posidonia oceánica en el Mediterráneo obedece exclusivamente al impacto de la actividad humana y no al cambio climático, según demuestra por primera vez científicamente un estudio de la Universidad de Alicante (UA) realizado en aguas de Chipre, Túnez, Francia y España.

Esta investigación sobre la posidonia, especie endémica del Mediterráneo y protegida por la UE, acaba de ser publicada en la revista más prestigiosa del mundo en este campo, el «Marine Ecology Progress Series». Para llevarlo a cabo se analizaron praderas de posidonia en dos puntos de Chipre, de la isla de Zembra (Túnez), de Carry-le-Rouet, reserva cerca de Marsella (Francia) y del Cabo Blanco (Mallorca), Gata (Almería) e Isla de Tabarca (Alicante). Así, han comprobado que en todas estas zonas, alejadas de la acción del hombre, se mantienen saludables e, incluso, se extienden.

Según este trabajo, el tallo de la posidonia de estos lugares crece más de 80 milímetros y presenta hasta cinco nuevas ramas al año, mientras que en praderas «impactadas» por el hombre sólo aumentan unos 20 milímetros y tienen una única rama más. El estudio apunta de esta forma a que la causa de que hayan desaparecido cerca del 40% de las praderas de posidonia oceánica en todo el Mediterráneo a lo largo del último medio siglo se encuentra solamente en el hombre, concretamente en actividades como la pesca de arrastre ilegal, los vertidos de aguas residuales o salmuera de desalinizadora, la regeneración de playas y las obras costeras.

La principal aportación de la investigación es que pone fin a la premisa hasta ahora aceptada por la comunidad científica de que la posidonia estaba en regresión tanto por causas humanas como propiamente evolutivas, explicó uno de los autores del trabajo, Just Bayle. Esta creencia se ha mantenido hasta hoy desde los estudios de la posidonia por parte de los franceses Moliner y Picard, en la década de 1950, cuando se comenzó a pensar que la posidonia tendía irremisiblemente a su extinción por aspectos de inadaptación al medio, recordó el investigador. «La planta no está en regresión por ningún fenómeno global, sino que sufre esta alarmante situación de peligro de desaparición por razones exclusivamente antrópicas o humanas», afirmó Bayle.

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