La pérdida de biodiversidad pone en riesgo la salud humana debido a un aumento de los patógenos

El declive de especies en bosques y campos provoca un incremento de los organismos que causan enfermedad
Por EROSKI Consumer 4 de diciembre de 2010

La pérdida de biodiversidad, ya sean bacterias positivas o cualquier tipo de mamífero, pone en riesgo la salud humana. Lo afirma así un estudio dirigido por el Colegio Bard en Annandale (Estados Unidos), que se publica en la revista «Nature». Este trabajo revela una conexión crítica entre la conservación y la enfermedad, debido a que la pérdida de especies en ecosistemas como bosques y campos da lugar a un aumento de los patógenos, los organismos que causan enfermedad.

Los animales, plantas y microbios que están más cerca de la desaparición a medida que se pierde biodiversidad son, a menudo, aquellos que amortiguan la transmisión de enfermedades infecciosas. Otros que se mantienen tienden a ser las especies que magnifican la transmisión de enfermedades infecciosas como el virus del Nilo Occidental, la enfermedad de Lyme y el hantavirus.

«Conocemos casos concretos en los que el declive en la biodiversidad aumenta la incidencia de la enfermedad. Pero hemos descubierto que el patrón es mucho más general: la pérdida de biodiversidad tiende a aumentar la transmisión de patógenos en un amplio rango de sistemas de enfermedades infecciosas», explica Felicia Keesing, responsable del estudio. El patrón se mantiene en varios tipos de patógenos, virus, bacterias, hongos, así como para muchos tipos de organismos que los albergan como humanos, otros animales y plantas.

En el caso de la enfermedad de Lyme, Richard Ostfeld, coautor del estudio, señala que las especies que la frenan con más fuerza como la zarigüeya, una especie de zorro, se pierden cuando los bosques se fragmentan, pero proliferan los ratones de patas blancas. Los ratones aumentan el número de garrapatas que actúan como transmisores del patógeno que causa la enfermedad de Lyme. Los científicos no saben por qué las especies más resistentes son las que también amplifican los patógenos, pero señalan que la conservación de los hábitats naturales es la mejor forma de prevenir este efecto.

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