El mercado de segunda mano ha crecido gracias a la crisis, pero no siempre es una buena medida. En el caso de los neumáticos, que las ruedas no sean nuevas implica un ahorro económico en el momento de adquirirlas, pero no lo es a largo plazo ni siempre la opción más segura. Tres de cada cuatro de los accidentes de tráfico provocados por los neumáticos se deben a que estos eran de segunda mano, según refleja un estudio de la compañía Grupo Andrés, primer distribuidor de esta pieza exclusivo e independiente de la península ibérica. Sin embargo, este asunto, como se explica a continuación, tiene tanto detractores como quienes defienden que es una buena solución y destacan el favor que supone para el bolsillo del consumidor, siempre que cumplan unas mínimas garantías.
Ventajas de los neumáticos de segunda mano
El verano es una de las estaciones del año en la que más uso se hace del coche, y más atención se le presta, ya que es cuando se realizan los viajes más largos. Entre las piezas que conviene revisar y tener en estado óptimo para circular con seguridad se encuentran los neumáticos. Sin embargo, su precio bastante elevado hace que numerosos conductores no los cambien tan a menudo como debieran u opten por adquirir unos de segunda mano. De hecho, desde 2009, este mercado no para de crecer y ya más de un millón de vehículos circulan en España con ruedas de segunda mano. ¿Cuáles son las principales ventajas de este tipo de neumáticos?
Son baratos:
El precio es su principal virtud. Si una rueda nueva cuesta entre 100 y 200 euros (multiplicado por cuatro, entre 400 y 800 euros), una de segunda mano puede valer entre 25 y 60 euros, con lo que supone un ahorro del 75%.
Son seguros, si se escoge bien:
Aunque se trata de un tema delicado (y prioritario, ya que unos buenos neumáticos pueden salvar la vida), no hay que ser desconfiado. En general, las de segunda mano son ruedas como las que cuenta cualquier coche que tenga más de dos años de vida, pero que por determinadas circunstancias acaban en un desguace o en un taller.
Además, hay talleres que venden neumáticos seminuevos, con no más de un año de empleo. Esto se debe a que se importan desde el norte de Europa donde, por la climatología, los cambian más que en España para utilizarlos de verano o de invierno.
Inconvenientes de usar ruedas usadas
Aunque la economía de los hogares no está para demasiadas alegrías y hay que ajustar el presupuesto, el dinero destinado a comprar ruedas de calidad es una inversión. Porque ellas son las que garantizan la seguridad (y a veces, salvan la vida) cuando se viaja en coche. El desgaste, la falta de adherencia… son aspectos muy peligrosos, por lo que conviene conocer algunos inconvenientes de los neumáticos de segunda mano:
- No hay en España una regulación competente de las ruedas usadas.
Esto quiere decir que no existe un organismo que se preocupe de garantizar la seguridad de los neumáticos de segunda mano, para que solo lleguen al cliente los que están en buen estado y son seguros.
Se desconoce la procedencia del neumático y qué uso se le ha dado.
El desgaste (deformaciones, pequeñas grietas, peor adherencia, etc.) no siempre se aprecia a primera vista. Y, a veces, al adquirir uno de estos artículos se desconoce si las ruedas han sufrido variaciones climatológicas frecuentes, si el vehículo estaba en un garaje o no, si el dueño cuidaba los neumáticos, etc.
No todos son seguros al cien por cien:
La seguridad debe ser lo primero cuando se deciden cambiar las ruedas del coche, y en el caso de las de segunda mano, no siempre se puede garantizar que responderán al cien por cien en caso de necesidad (poder reducir la distancia de frenado sobre asfalto mojado, conservar toda la capacidad de tracción…).
El uso de neumáticos usados es legal en España, y no hay ninguna ley que prohíba utilizarlos. Sin embargo, deben cumplir las reglas de seguridad que establece la Dirección General de Tráfico:
Que no presenten deformaciones ni cortes.
Que la banda de rodamiento o dibujo tenga una profundidad mínima de 1,6 milímetros.
Que se ajusten a las especificaciones que indica el fabricante del vehículo. Es decir, deben corresponder con los valores o rangos de tamaño, índice de carga y código de velocidad. Esto se puede ver en la documentación del coche y en la tarjeta de ITV.
