Algunos probióticos contribuirían a la prevención o tratamiento de trastornos como la obesidad

Descubren un tipo que modula la fisiología de las células de grasa del organismo
Por EROSKI Consumer 25 de diciembre de 2010

Un tipo de probiótico modula la fisiología de las células de grasa del organismo, tal como indica un estudio del Colegio Universitario de Cork en Irlanda que se publica en la revista «Microbiology». Este descubrimiento podría conducir a probióticos especializados con un papel en la prevención o tratamiento de trastornos como la obesidad.

Los investigadores diseñaron una variedad de Lactobacillus para producir una versión de una molécula llamada ácido linoleico conjugado (ALC). Cuando esta cepa bacteriana sintética se proporcionó en el alimento a ratones, los investigadores descubrieron que la composición del tejido graso de los ratones se alteró de forma significativa, lo que demuestra que la ingestión de bacterias vivas puede influir en el metabolismo en localizaciones remotas en el organismo.

El ALC es un ácido graso que se produce en versiones diferentes por distintas bacterias. Un tipo, llamado t10, c12 ALC, se ha asociado con una menor grasa corporal en humanos y otros animales. Este ácido t10, c12 ALC también tiene la capacidad de inhibir el crecimiento de las células de cáncer de colon e inducir su mortalidad. Las variedades de Lactobacillus son habitantes comunes de la flora intestinal normal y a menudo se encuentran en los productos probióticos.

Los autores del trabajo descubrieron que el nivel de t10, c12 ALC en el tejido graso de los ratones se cuadruplicaba cuando se les alimentaba con el probiótico recombinante. Además, el estudio demuestra que los microbios intestinales tienen un impacto sobre el metabolismo del organismo que habitan y en particular sobre la composición de la grasa.

«La grasa no es una capa inerte en nuestro cuerpo, sino que es activa y proinflamatoria y un factor de riesgo de muchas enfermedades, entre las que se incluye el cáncer», explica Catherine Stanton, responsable del estudio. Esta investigación muestra que hay potencial para influir en ello a través de interacciones entre la dieta y los microbios de los intestinos.

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