Un parásito peligroso

El plasmodio culpable de la que se creía forma más leve de malaria tiene la habilidad de instalarse de forma latente en el hígado
Por Jordi Montaner 30 de octubre de 2008
Img plasmodio
Imagen: FDA

La malaria, conocida también como paludismo, es una enfermedad parasitaria que se transmite por la picadura de mosquitos del género Anopheles infectados por “Plasmodium”. A pesar de que la malaria ocasionada por el “P. vivax” es ocasionalmente mortal, la secuenciación del genoma de este parásito del mosquito está sirviendo a los investigadores para advertir su peligroso potencial. En esta identificación han tomado parte equipos españoles.

Imagen: FDA

«Plasmodium vivax» es un parásito del mosquito anofeles causante de la malaria. Aunque la forma que provoca raramente es mortal, se le atribuyen cerca de 300 millones de casos anuales, junto a formas graves de la enfermedad y resistencia a determinados medicamentos. Ahora, investigadores del TIGR (The Institute for Genomic Research) estadounidense, la misma empresa que secuenció el genoma humano, junto con Hernando del Portillo y Carmen Fernández-Becerra, del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), publican la identificación de su genoma en la revista «Nature».

Muy vivaz

Aunque la mayor parte de la investigación para el control de la malaria se ha centrado en el parásito «Plasmodium falciparum», responsable de la forma más virulenta de la enfermedad, se están descubriendo otros parásitos del mismo género que, a pesar de producir formas más leves de malaria, ponen en jaque a la salud pública de las zonas endémicas de esta enfermedad. Éste es el caso del «Plasmodium vivax», investigado por Del Portillo y Fernández-Becerra, primero en Brasil y después en el CRESIB, bajo la dirección de Pedro Alonso, jefe del Servicio de Salud Internacional del Hospital Clínic y catedrático de Salud Pública de la Universidad de Barcelona.

Al «P. vivax» se le atribuyen cerca de 300 millones de casos de malaria leve anuales, junto a formas graves de la enfermedad y resistencia a determinados medicamentos

Los investigadores han aportado sus conocimientos a un macroestudio estadounidense sobre la virulencia del parásito, a fin de validar y analizar los datos obtenidos en la secuenciación llevada a cabo por el TIGR. Una de las autoras de la investigación, Jane M. Carlton, explica que el genoma de «P. vivax» es extraordinariamente similar al de «P. falciparum». El trabajo llevado a cabo por el TIGR identifica 150 genes específicos de «P. vivax» e informa con todo lujo de detalles acerca de las vías de infección del parásito, ya que el análisis del genoma ha permitido destapar cómo se sirve de mecanismos alternativos de infección distintos de los eritrocitos, células de la sangre humana en las que se cobija y multiplica el parásito durante su complejo ciclo vital.

Estas vías alternativas no se habían sospechado nunca en investigaciones precedentes, aunque ahora con toda la información genética «la comunidad científica», concluye Carlton, «deberá encontrar a partir de aquí la forma de aprovechar estos hallazgos para combatir la malaria».

Cobijo en el hígado

La malaria causada por «P. vivax» raramente resulta mortal; sin embargo, los firmantes del artículo sugieren que no se trata en absoluto de un parásito benigno, puesto que causa patologías graves e incluso muertes que, hasta ahora y de forma errónea, se atribuían a la malaria causada por «P. falciparum». Para los investigadores, el mayor problema de salud pública en el control del «vivax» reside en la habilidad de este parásito para instalarse de manera latente en el hígado, «de forma que meses o años más tarde, tras superar la infección primaria, puede causar recaídas clínicas importantes».

En la actualidad este plasmodio en cuestión asola, con graves consecuencias sobre la salud y la economía de los países afectados, amplias zonas de Papúa-Nueva Guinea, India o Brasil. Los autores del trabajo reclaman que la investigación del «P. vivax» se incluya protocolariamente en las agendas de financiación de los países que encabezan la lucha global contra la malaria. Parece ser, según los autores, que todavía quedan muchas preguntas por resolver y la voluntad política es un elemento tan importante y necesario como el esfuerzo científico en la lucha contra esta enfermedad.

CRESIB

El CRESIB es un instituto de investigación en salud global con base en el Hospital Clínic de Barcelona, líder en España en este campo. Entre sus principales misiones se incluye la investigación de enfermedades relacionadas con la pobreza y la potenciación de la capacidad investigadora en África. El centro, creado con fondos de la Generalitat de Cataluña a partir de los departamentos de Salud y de Innovación, Universidades y Empresa, cuenta con uno de los equipos científicos de mayor prestigio mundial en el desarrollo y ensayo de estrategias para la prevención y control de la malaria.

Un claro ejemplo del tal esfuerzo conjunto en la lucha contra la malaria lo constituye esta apuesta por la investigación en torno al «P. vivax», encabezada por Del Portillo, científico proveniente del ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados, en sus siglas catalanas), que ha impulsado ya junto a Fernández-Becerra y Alonso la creación de un consorcio internacional contra la malaria por este plasmodio. Este proyecto, asimismo, cuenta con el apoyo de la Unión Europea para llevar a cabo a partir de ahora un nuevo estudio multicéntrico sobre malaria por «P. vivax» y embarazo.

Los efectos de la malaria en el embarazo pueden ser tan graves que se recomienda el tratamiento preventivo con medicamentos antimaláricos durante el embarazo en las zonas donde esta enfermedad es endémica. Estos fármacos son conocidos por sus efectos secundarios; sin embargo, la unidad de malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que el riesgo que corre el feto cuando la madre los usa en el primer trimestre de embarazo es considerablemente menor que el riesgo asociado con la malaria causada por «P. falciparum», el tipo más grave en seres humanos.

PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Img pastillasImagen: Christopher van BellePedro Alonso ha sido galardonado este año con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, en reconocimiento a una labor de dos décadas desafiando una de las peores plagas que azotan a los países pobres y al continente africano en particular: la malaria. En rueda de prensa, el investigador español recordó que, en África, uno de cada cinco recién nacidos no llegará a cumplir ni cinco años y que allí la esperanza de vida para la población adulta está cuarenta años por debajo de la europea.

Pese a que, según Alonso, la lucha contra la malaria no es más que una lucha contra la pobreza, desde una perspectiva estrictamente clínica el científico admite que en los últimos diez años se han dado pasos muy importantes. Además de identificar el genoma de determinados plasmodios, las vacunas siguen su curso de desarrollo, y se ha demostrado que con el uso generalizado de mosquiteras e insecticidas puede reducirse la mortalidad en un 20%. Para que muera la mitad de gente que ahora fallece por contraer malaria, gracias a las vacunas de que ya se dispone, faltan tan sólo tres años, añade Alonso, “para que la malaria se erradique, sin embargo, queda algunos años más”.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube