El estrés disminuye la calidad del sueño

El miedo al paro y los problemas laborales provocan una reducción en la calidad y la duración de las horas de descanso nocturno
Por Núria Llavina Rubio 8 de noviembre de 2010
Img insomnio
Imagen: Alyssa Miller

Los resultados de una reciente encuesta española sitúan por primera vez el estrés derivado de las preocupaciones laborales y el miedo al paro como la principal causa de la reducción de las horas de sueño, por delante de los conflictos familiares o la salud. Aunque es probable que se deba a un estado transitorio por la situación de crisis actual, no deben olvidarse sus principales consecuencias: irritabilidad, cansancio, malestar físico y sensaciones de tristeza. Casi todas las personas pasan alguna vez en su vida noches en vela. Este insomnio transitorio es el más común de todas las perturbaciones del descanso.

Imagen: Alyssa Miller

Un 25% de los españoles duerme peor que el año pasado. Y uno de cada cinco responsabiliza de esta dificultad a los problemas laborales y el miedo al paro. A este 25% se suma un 51% que dice dormir igual y un 12% que asegura hacerlo, incluso, mejor que en 2009. Son los resultados más llamativos de una reciente encuesta del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), asociación científica dedicada al estudio de esta disciplina, que ha realizado cerca de un millar de encuestas telefónicas.

Según los responsables del estudio, por primera vez, el trabajo y el paro superan a las preocupaciones relacionadas con la familia y la salud como principales factores causantes del insomnio transitorio. Es un problema con menos consecuencias que las provocadas por el insomnio crónico, que según la última Guía de Práctica Clínica del Insomnio en Atención Primaria afecta al 10% de la población, y aumenta el riesgo de padecer hipertensión, diabetes y depresión, entre otras patologías.

Insomnio transitorio

Los resultados del insomnio transitorio son fatiga, cansancio, ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza y reacciones de tristeza, entre otros

El insomnio transitorio es la incapacidad para quedarse dormido o para dormir bien durante pocos días, desde una noche a varias semanas. Además de las preocupaciones citadas, en general, está motivado por problemas físicos, alteración del reloj biológico («jet lag«), cambio de hora anual o momentos de estrés ante inminentes sucesos importantes (vuelta al colegio, evento deportivo o reunión de negocios, entre otros), dormir fuera de casa, actividad física vigorosa pocas horas antes de acostarse o padecer alguna enfermedad infecciosa. La alteración que provoca el insomnio transitorio se supera, en general, cuando no actúa la situación estresante.

Las principales consecuencias del insomnio transitorio, no demasiado graves pero sí molestas, son fatiga, letargia o cansancio, sensación de permanecer demasiado tiempo en la cama, ansiedad e irritabilidad, escozor en los ojos, dolor de cabeza y reacciones de tristeza o depresión.

Afrontar el estrés

La cama no debería ser el lugar donde pensar y reflexionar sobre los problemas, sean familiares, laborales o emocionales. Según los especialistas, la capacidad para hacer frente al estrés determina la capacidad para conciliar el sueño. Si bien esta habilidad depende en gran medida del carácter de la persona, hay una parte importante de aprendizaje. Los autores detectan cierta tendencia a sufrir insomnio si los progenitores también lo sufren, lo que podría sugerir una predisposición genética.

El carácter típico que induce a padecer insomnio señala a una persona obsesiva, introvertida, más emocional que racional, con facilidad para activarse y con mucha actividad cognitiva (pensamientos) antes de dormirse. Externalizar las emociones podría ser un consejo para reducir la posibilidad de pasar noches en vela. Otras pautas que ayudan a conciliar el sueño son: seguir una alimentación adecuada, controlar el nivel de iluminación de la estancia o cumplir con unos horarios regulares, entre otros.

Al parecer, para poner freno al insomnio transitorio hay que hacer conscientes tres aspectos imprescindibles: identificar el problema o preocupación que impide descansar, cambiar los pensamientos que distorsionan el sueño y relajarse.

Para combatir este insomnio, a menudo, se utilizan medicamentos. A pesar de que es habitual que se tomen durante un tiempo limitado, diversos estudios evidencian posibles efectos secundarios cuando se toman a largo plazo. A finales de 2008 se desarrolló una posible terapia con tasimelteon, un equivalente de la hormona melatonina. Según los científicos, la función de esta sustancia es cambiar el «reloj interno» de la persona y evitar el insomnio transitorio.

Como alternativa también se utiliza la fitoterapia. Algunas plantas o hierbas medicinales logran aliviar la ansiedad y ayudan a conciliar el sueño, prolongar las fases profundas, evitar los despertares nocturnos o reducir la ansiedad.

CÓMO FRUSTRAR UNA DIETA

Pocas horas de sueño no aportan beneficio alguno. Ni para adelgazar. Dormir menos de lo recomendado mientras se está a dieta incrementa los niveles de grelina, una hormona que reduce la quema de calorías y aumenta el apetito, según un estudio de la Universidad de Chicago (EE.UU.) publicado en la revista “Annals of Internal Medicine”. Por este motivo, en condiciones normales, reducir las horas de descanso nocturno es, en realidad, contraproducente. Los investigadores opinan que las recomendaciones adecuadas de sueño deberían incluirse entre los consejos para adelgazar.

En 2004 se habló de forma parecida de otra hormona, la leptina, una sustancia que comunica al cerebro una sensación de saciedad, y de su relación con la grelina. Entonces se apuntó la idea de que dormir pocas horas reducía en un 18% la cantidad de leptina y aumentaba en un 28% la grelina.

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