Aditivos y alergia

La masificación en el uso de aditivos comporta nuevas exigencias y adaptaciones del aparato digestivo e inmunológico, que no siempre responden
Por José Juan Rodríguez Jerez 8 de septiembre de 2004

La alergia a los alimentos es un problema de salud de primer orden. Si bien las personas afectadas suelen conocer las causas de su afección y las consecuencias que acarrea, así como la gravedad de sus síntomas, la cooperación de todos los sectores implicados en la producción, distribución y venta de alimentos es imprescindible para evitar riesgos innecesarios.

De acuerdo con todos los datos disponibles, el número de personas que muestran alergia a algún alimento o componente alimenticio aumenta año a año. Son diversas las causas y parece que cada detractor de un producto encuentra una nueva posibilidad. Es por ello que se hace necesario estudiar y evaluar los niveles de riesgo de cada uno de los aditivos o coadyuvantes de los alimentos, a fin de poder determinar las implicaciones reales.

Se estima que las alergias entre la población adulta alcanzan el 2%, siendo más elevada la incidencia en la primera infancia. En España, las cifras se sitúan alrededor del 3,6%. Por edades, se mantiene un mayor impacto en población infantil, sobre todo en la primera infancia. Las alergias se desarrollan normalmente en las edades infantiles, pero eso no quiere decir que un niño no alérgico no lo sea nunca. En muchos casos, conforme avanza la edad, se aprecian cuadros alérgicos que no se habían desencadenado previamente. Ante la sospecha es necesario acudir al médico para que pueda hacer un diagnóstico preciso.

Aditivos y alergias

Los aditivos alimentarios son sustancias que se emplean para una mejora de las características de los alimentos. Dado que un cierto número de ellos no posee ninguna propiedad nutritiva, han de ser completamente inocuos en las concentraciones habitualmente empleadas. No obstante, debido a que su implicación en cuadros alérgicos se ha relacionado científicamente, se hace necesario acotar mejor las concentraciones, los grupos de población y los niveles de consumo aceptables.

Se calcula que existen unos 20.000 aditivos distintos y que más de dos terceras partes de los alimentos consumidos diariamente los contienen

Los aditivos llevan usándose desde hace años. Debido a las modificaciones en los hábitos dietéticos y al desarrollo de la tecnología alimentaria que ha tenido lugar últimamente, su empleo se ha convertido en una práctica habitual de la industria y como consecuencia, la población ha incrementado notablemente la exposición a los mismos, particularmente en alimentos procesados, lo cual ha contribuido a crear un nuevo entorno en el intestino, favoreciendo el desarrollo de reacciones adversas.

Muchos de los alimentos que consumimos hoy en día no podrían existir sin el empleo de aditivos. Se calcula que existen unas 20.000 sustancias con estas características y más de dos terceras partes de los productos que consumimos diariamente los contienen.

Alergia e intolerancia

En ocasiones, como la alergia puede presentarse a lo largo de la vida, es posible que los primeros síntomas se confundan con una intolerancia a los alimentos. La intolerancia a los alimentos se refiere a una respuesta física anormal a un alimento o aditivo alimentario que no debe confundirse con una reacción alérgica. La diferencia con la alergia es precisamente la no participación del sistema inmunológico. En consecuencia, deberá ser siempre un médico el que realice el diagnóstico e instaure el tratamiento más adecuado.

En casos extremos, consumir un alimento al cual una persona está muy sensibilizada puede llegar a causar una reacción de gravedad, llamada shock alérgico o anafilaxia. Las primeras señales de la anafilaxis pueden manifestarse como sensación de calor, picazón en todo el cuerpo, urticaria generalizada, hinchazón facial, fuertes estornudos, mareos, dificultad para respirar, ansiedad, cólicos abdominales (estomacales o uterinos), vómitos, diarrea y trastornos en la visión. En casos de mayor gravedad los pacientes pueden experimentar una caída progresiva de la presión arterial que ocasione una pérdida de conocimiento y shock. En casos muy severos y sin el tratamiento inmediato, la anafilaxis puede causar la muerte.

En el caso de los aditivos, los procesos agudos están más relacionados con intolerancias que no con alergias. Normalmente estas reacciones se deben a consumos excesivos o a una especial sensibilidad en los consumidores. Entre los diversos aditivos a los que conviene prestar atención destacan:

  • Colorantes: elevado consumo, sobre todo de tartracina puede inducir la aparición de síntomas alérgicos o similares a los alérgicos, aunque a un reducido grupo de población sensible.
  • Benzoatos: sustancias que pueden dar lugar a reacciones de sensibilización o de intolerancia.
  • Aspartame: Induce a problemas, pero sólo en individuos sensibles, por lo que se hace necesario leer las etiquetas, a fin de prevenir su consumo en fenilcetonúricos.
  • Glutamato monosódico: conocido aditivo causante del llamado síndrome del restaurante chino; causa afecciones en personas sensibles tras el consumo de cantidades muy elevadas de aditivo.
  • Otros: se han descrito conservantes como los nitritos o los sulfitos como potencialmente inductores de reacciones de intolerancia.
Bibliografía
  • Anónimo. 2004. Current world literature. Food allergy. Curr. Opin. Allergy Clin. Immunol. 4(3):257-60.
  • Senna G, Passalacqua G, Lombardi C, Antonicelli L. 2004. Position paper: controversial and unproven diagnostic procedures for food allergy. Allerg. Immunol. (Paris). 36(4):139-45
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