Colorantes en la Unión Europea

La EFSA evalúa la seguridad de los colorantes alimentarios que se utilizan en la Unión Europea
Por Marta Chavarrías 21 de diciembre de 2006

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) acaba de iniciar la recopilación de datos para llevar a cabo una reevaluación de los colorantes alimentarios. El análisis responde al encargo de la Comisión Europea, que ha iniciado a su vez la actualización de la legislación europea en materia de aditivos alimentarios, tal y como ya estaba previsto en el Libro Blanco sobre Seguridad Alimentaria. El análisis prioriza los colorantes ya que éstos fueron los primeros aditivos en estudiarse en el ámbito europeo y sus evaluaciones son, por lo tanto, más antiguas.

La EFSA acaba de lanzar una consulta para recopilar datos sobre los 45 colorantes alimentarios que se utilizan actualmente en la UE. El objetivo de este análisis, que está previsto que se presente a principios de 2007, es aumentar la seguridad de estas sustancias, asegurar su pureza y mantener unos adecuados métodos de producción. El objetivo de la evaluación, que se realizará bajo las condiciones que impone la legislación europea y en función de los datos que se derivan de los nuevos estudios científicos, es asegurar que ningún colorante afecte al valor nutricional ni al sabor de los alimentos.

Los colorantes autorizados en la UE forman parte de una lista que se actualiza de forma periódica y que hace referencia a los pigmentos extraídos de forma física o química de productos alimenticios y otras materias naturales. Desde 1994 la norma comunitaria establece los criterios específicos de pureza sobre los colorantes, y se ha ido implementando en varios países miembros. En la UE, todos los aditivos colorantes cuyo uso está autorizado han sido evaluados por el Comité Científico para la Alimentación Humana (SCF). Tras evaluar un colorante, los expertos le asignan un límite de ingesta diaria admisible (IDA) y un número a la letra E a los que ya han sido evaluados y se consideran seguros. Se trata de un sistema para simplificar la clasificación de los colorantes.

Hace un año, la misma EFSA publicaba una lista con varios colorantes ilegales encontrados en alimentos. La lista revisada de aditivos se dividía entonces en dos grupos. El primero estaba compuesto por Sudan I y IV, Parared, Rodamina B y Orange II, sustancias con riesgo de ser tóxicas. El segundo grupo estaba formado pro colorantes industriales que fueron identificados por organismos internacionales como tóxicos y cancerígenos (Sudan Red 7B, Metanil amarillo, Auramine, Congo Red, Butter Yellow, Solvent Red I, Naphtol amarillo o Oil Orange SS).

Colorear los alimentos

El índice Ingesta Diaria Admisible define la cantidad de un aditivo alimentario, en relación con el peso corporal, que se puede ingerir al día durante toda la vida

En un principio, añadir un colorante a un alimento no conlleva ningún riesgo para la salud, y no se autorizan en productos alimenticios no elaborados, como aguas minerales. La función básica de todo colorante es aumentar o restaurar el color de un alimento, y cada vez tiende a utilizarse más colorantes naturales como pigmentos de verduras y frutas o de semillas y especias. También pueden utilizarse productos sintéticos como la tartracina, cuyo uso está autorizado en más de 60 países de la UE y EEUU especialmente en productos de repostería, fabricación de galletas, derivados cárnicos y conservas vegetales. Dentro de esta categoría, y entre los colorantes que reciben están siendo evaluados, se encuentra también el Patent Blue V (E-131), que se usa para conseguir tonos verdes en los alimentos al combinarlo con otros colorantes.

Uno de los colorantes que ya ha tenido la oportunidad de ser evaluado, como ahora, es el Brilliant Blue FCF (E 110), utilizado para dar color a refrescos de naranja, helados, caramelos y productos de aperitivo. En 1984 se le asignaron propiedades cancerígenas, aunque estudios posteriores no llegaron a confirmarlo. Los expertos evalúan también el Green S (E 142), no autorizado en Japón, EEUU, Canadá y Países Nórdicos. En países donde está autorizado se aplica en bebidas refrescantes o caramelos. Algunos de los usos que se han planteado para este colorante es para colorear guisantes y otras verduras que pierden color por la destrucción de la clorofila. Sin embargo, la falta de datos concluyentes hacen que se este uso no esté permitido.

REACCIONES ADVERSAS A LOS ADITIVOS

Img spice1Los expertos de la Societat Catalana d´Al·lèrgia i Imnunologia Clínica (SCAIC) advierten que aunque habitualmente los aditivos utilizados en los alimentos son seguros en las concentraciones adecuadas, no por ello dejan de serlo completamente para aquellas personas sensibles con riesgo de presentar intolerancia. Se estima que entre un 5-10% de las urticarias crónicas en población adulta se deben, en parte, a alguna reacción adversa a aditivos, siendo las cifras superiores en niños. Generalmente las reacciones adversas que se producen pueden ser de dos tipos, las mediadas por un mecanismo inmunológico, como los producidos por algún colorante tipo azoico, y las reacciones de intolerancia (más que de alergia propiamente dicha), de mecanismo no inmunológico frecuentemente idiopático. A este último grupo pertenecen mayormente las reacciones a los aditivos alimentarios.

Dentro de los aditivos colorantes más característico se encuentra la tartracina que proporciona color amarillo y es usado desde en repostería hasta zumos, salsas, pasando por golosinas y en recubrimientos de algunos medicamentos. Se le conocen reacciones de urticaria y broncoespasmo, sobre todo en pacientes alérgicos a la aspirina. Los conservantes, sustancias que evitan que los alimentos se malogren ante microorganismos y utilizados un sinfín de alimentos y bebidas, pueden ocasionar exacerbaciones de asma, dermatitis, alteraciones sanguíneas (metahemoglobinuria) e, incluso, ser uno de los factores desencadenantes de alteraciones vasculares y angioedema. En cuanto a edulcorantes, estabilizantes o emulsionantes, hasta el momento no se han descrito casos de reacciones adversas a su ingesta. Por ello, los expertos recomiendan que en caso de presentar algún síntoma clínico después de la ingesta de un alimento o fármaco es muy importante tomar nota de la marca o de los aditivos que contenga pues será de gran ayuda al especialista alergólogo.

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