Control al fraude alimentario

Expertos británicos analizan las últimas técnicas desarrolladas para seguir y prevenir el fraude alimentario
Por Marta Chavarrías 10 de marzo de 2008
Img estantesalimentos
Imagen: Daniel Lobo

El desarrollo de técnicas basadas en el ADN es uno de los ejemplos de cómo ha evolucionado la tecnología al servicio de la prevención del fraude alimentario. En el Reino Unido, la Food Standard Agency (FSA) lleva a cabo un programa de autenticidad sobre el etiquetado de los alimentos para que sea exacto y no se produzcan engaños.

En enero de 2008 se iniciaban, con una conferencia europea sobre el fraude alimentario, los primeros trabajos para dotar a la Unión Europea de las herramientas necesarias para identificar los fraudes alimentarios en el ámbito alimentario. Una de las máximas necesidades es, según Ian Reynolds, vicepresidente de la FSA, la creación de una red europea contra el comercio ilegal de alimentos como la carne. Mejorar la vigilancia y aplicar las nuevas legislaciones al respecto constituyen, según los expertos, otras de las soluciones para reducir los casos de fraude.

Análisis razonado

El correcto etiquetado de los alimentos es fundamental para el control del fraude alimentario
La Food Standards Agency (FSA, en sus siglas inglesas) tiene un objetivo primario en referencia al control del fraude alimentario. Los consumidores deben tener acceso a una información clara y exacta, de manera que puedan escoger los alimentos que compran. La agencia persigue además mejoras no sólo en el ámbito nacional sino también internacional para asegurar que el etiquetado sea fácil de entender. Todos estos objetivos se impulsan a través de cambios en la legislación o estándares que se fijan con los fabricantes. La autenticidad del alimento es un término que se refiere a que el alimento cumple con la descripción que lleva acompañada.

El término ‘descripción’ se usa en los envases de los alimentos, y en ella se añade información como el nombre del alimento (si se trata de chocolate, miel, zumos de fruta, bebidas alcohólicas o nombres de los pescados, entre otros); descripciones calificativas como el origen geográfico de los alimentos, que en algunos casos se usa como calificación de la calidad; ingredientes; declaraciones nutricionales o tratamientos a los que ha sido sometido un alimento.

Programas antifraude

La FSA británica tiene en marcha varios programas para asegurar que los consumidores reciben una información clara y exacta de los alimentos que compran. Uno de ellos es el denominado Q01, que hace referencia a la autenticidad del alimento y la investigación del etiquetado, y el otro es el Q02, que es más específico del etiquetado. Ambos pretenden contribuir al desarrollo de un etiquetado para todos los alimentos claro, comprensible y correcto. Los programas incluyen una investigación para identificar dónde se producen la mayoría de problemas y tratarlos con la mayor eficacia, en función de lo que establece también el Codex Alimentarius

Los programas cubren un importante abanico de aspectos:

  • Determinar cuáles son las principales preocupaciones de los consumidores.
  • Aplicar las últimas tecnologías en la detección del fraude. Este punto incluye, además de los ya utilizados marcadores basados en el ADN, nuevos marcadores que se basan en las proteínas o los péptidos. En este sentido, los expertos apuestan por aplicar los métodos existentes con formatos más simples.
  • Validar los métodos utilizados. Según los programas británicos, los sistemas utilizados deben ser exactos, precisos y rigurosos.
  • Control industrial. Dar prioridad al desarrollo de protocolos que aseguren que se cumplen con las recomendaciones de etiquetado.
  • Transferencia tecnológica.

Los estándares internacionales que fija el Codex Alimentarius desempeñan un papel cada vez más importante dentro de las prácticas del comercio mundial para la protección del consumidor.

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