El control del comercio internacional de alimentos

El comercio internacional de alimentos precisa de una armonización de las normas de calidad y seguridad
Por Juan Ramón Hidalgo Moya 26 de septiembre de 2005

La globalización de la cadena de suministros alimentarios, la creciente importancia de la Comisión del Codex Alimentarius y las obligaciones contraídas en el marco de los Acuerdos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) han provocado un interés sin precedentes en la elaboración de normas y reglamentos alimentarios, así como en el fortalecimiento de la infraestructura de control de los alimentos en la mayor parte de los países del mundo.

No son pocos los desafíos que se les presentan a las autoridades encargadas de todos estos temas, desafíos que abarcan desde la creciente carga de las enfermedades transmitidas por los alimentos y la aparición de nuevos peligros de origen alimentario, hasta los rápidos cambios en las tecnologías de producción, elaboración y comercialización de los alimentos, así como el desarrollo de sistemas de control de los alimentos de base científica orientados a la protección del consumidor. No cabe duda de que el comercio internacional de los alimentos precisaría de una adecuada armonización de las normas de calidad y seguridad de los alimentos a fin de asegurar una mayor confianza de los consumidores con respecto a estas cuestiones.

Lo que parece evidente es que, como consecuencia de la expansión de la economía mundial, de la liberalización del comercio de alimentos, de la creciente demanda de consumo, de los avances de la ciencia, de la tecnología y de las mejoras del transporte y las comunicaciones, el comercio internacional de alimentos frescos y elaborados continuará aumentando. Sin embargo, el acceso de los países a los mercados de exportación de los alimentos dependerá de su capacidad de cumplir los requisitos reglamentarios de los países importadores.

Y es que la creación y el sostenimiento de la demanda de sus productos alimentarios en los mercados mundiales presuponen la confianza por parte de los importadores y consumidores en la integridad de sus sistemas alimentarios, cuestión fundamental que afecta especialmente a los países en desarrollo, cuya producción agrícola es el eje fundamental de sus economías.

Reforzar los sistemas de control

Los sistemas nacionales de control de los alimentos constituyen un factor determinante en la protección y seguridad de los consumidores nacionales

Según un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), para conseguir mejoras habrá que revisar y reforzar muchos sistemas de control de los alimentos de estos países. Y es que, como dicen, nunca ha sido más importante para éstos aplicar y hacer observar sistemas de control basados en el concepto moderno de evaluación del riesgo, máxime si tenemos en cuenta que, en términos globales, la incidencia de las enfermedades transmitidas por los alimentos está aumentando y el comercio internacional de alimentos se ve perturbado por frecuentes conflictos acerca de los requisitos de inocuidad y calidad.

En este sentido, no cabe duda de que la existencia de sistemas nacionales de control de los alimentos es condición esencial para proteger la salud y seguridad de los consumidores nacionales. Pero también es fundamental para que los países puedan garantizar la inocuidad y calidad de los alimentos exportados y para garantizar que los alimentos importados se atengan a los requisitos nacionales. El nuevo entorno mundial del comercio de alimentos obliga tanto a los países importadores como a los exportadores a reforzar sus sistemas de control de los alimentos y a adoptar y hacer observar estrategias de control de los alimentos basadas en el riesgo.

Y es que, como expone la FAO en su estudio, en muchos países el control de los alimentos se ve obstaculizado por la fragmentación de la legislación y las jurisdicciones y las deficiencias en la vigilancia, seguimiento y cumplimiento. Es por ello que la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han tenido un gran interés en promover sistemas nacionales de control de los alimentos que estuvieran basados en principios y directrices de carácter científico, y que abarcaran todos los sectores de la cadena alimentaria. Una cuestión que resulta especialmente relevante para los países en vías de desarrollo que tratan de mejorar la inocuidad y calidad de los alimentos y la nutrición, pero a los que se les va a exigir un fuerte compromiso político y normativo.

CODEX ALIMENTARIUS: ARMONIZACIÓN GLOBAL Y PROTECCIÓN

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La Comisión del Codex Alimentarius ha demostrado ser especialmente eficaz en el logro de la armonización internacional de los requisitos de calidad e inocuidad de los alimentos. En este sentido, ha formulado normas internacionales para una gran variedad de productos alimentarios y requisitos específicos relativos a los residuos de plaguicidas, aditivos alimentarios, residuos de medicamentos veterinarios, higiene, contaminantes de los alimentos, etiquetado, entre otros. Los gobiernos utilizan estas recomendaciones del Codex para formular y ajustar las políticas y programas en el marco de su sistema nacional de control de los alimentos.

Más recientemente, el Codex ha emprendido actividades basadas en la evaluación del riesgo para resolver los riesgos microbiológicos de los alimentos, área anteriormente descuidada. La labor del Codex ha creado en todo el mundo una mayor conciencia sobre la inocuidad y calidad de los alimentos y la protección del consumidor, y ha logrado consenso internacional sobre la manera de abordarlos de forma científica, mediante un planteamiento basado en el riesgo. En consecuencia, ha habido una constante evaluación de los principios de la inocuidad y calidad de los alimentos en el plano internacional, siendo cada vez mayor la presión hacia la adopción de estos principios dentro de los países.

A la Comisión del Codex Alimentarius le corresponde formular propuestas a los Directores Generales FAO y la OMS, y ser consultada por éstos, en todas las cuestiones relativas a la ejecución del Programa Conjunto FAO/OMS sobre Normas Alimentarias, cuyo objeto sea proteger la salud de los consumidores y asegurar prácticas equitativas en el comercio de los alimentos; promover la coordinación de todos los trabajos sobre normas alimentarias emprendidos por las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales; determinar el orden de prioridades, e iniciar y dirigir la preparación de proyectos de normas a través de las organizaciones apropiadas y con ayuda de éstas.

Además, a la Comisión le corresponde finalizar las normas elaboradas a las que se refieren sus propios Estatutos y, después de su aceptación por los gobiernos, publicarlas en un Codex Alimentarius como normas regionales o mundiales, junto con las normas internacionales ya finalizadas por otros organismos, siempre que ello sea factible; y modificar las normas publicadas, después del estudio oportuno, a la luz de las circunstancias.

El Codex Alimentarius comprende directrices de amplio alcance para la protección de los consumidores, que incluyen temas tan diversos como el establecimiento y aplicación de criterios microbiológicos para los alimentos o los niveles para los radionucleidos en los alimentos después de una contaminación nuclear accidental, para su utilización en el comercio internacional. También incluye Códigos de prácticas, la mayoría de los cuales son códigos de prácticas de higiene en los que se ofrece orientación sobre la producción de alimentos inocuos y aptos para el consumo, y cuya finalidad es proteger la salud de los consumidores.

La importancia que representa en el ámbito internacional queda reflejada en el hecho de que su Comisión está integrada por unos 170 países que representan en torno al 97% de la población mundial. Y es que queda claro que, con carácter general, se considera que la armonización de las normas alimentarias es una condición previa para proteger la salud de los consumidores, así como para facilitar en el mayor grado posible el comercio internacional. Sin embargo, la armonización sólo es posible cuando todos los países se ponen de acuerdo y adoptan las mismas normas.

Bibliografía
FAO, DEPARTAMENTO ECONÓMICO Y SOCIAL; Garantía de la inocuidad y calidad de los alimentos: Directrices para el fortalecimiento de los Sistemas Nacionales de Control de los Alimentos. Estudio FAO Alimentación y Nutrición 76. Depósito de Documentos de la FAO. Roma, 2003.
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