Las antocianinas, además de dar color a las frutas, también pueden tener efectos beneficiosos en la salud ya que tienen capacidad antioxidante, según un proyecto de investigación llevado a cabo a lo largo de cinco años por expertos de CSRIO Plant Industry, que forma parte de la Organización Mancomunitaria para la Investigación Científica e Industrial, entidad australiana que fomenta la ciencia y la tecnología.
La investigación, publicada en Plant Physiology, ha medido los genes que se activan en la piel de la manzana durante el proceso de maduración y, en consecuencia, de coloración. Los expertos confirman que el color depende en gran medida de la luz que reciba el fruto: si se cultiva en la oscuridad o en una sombra densa, las frutas maduran sin ponerse rojas.
Los expertos aislaron varios genes que se activan con la luz solar y descubrieron un gen (MdMYB1) que codifica a una molécula que en otras plantas regula la producción de antocianinas. En variedades de manzanas verdes, la expresión del gen identificado es muy baja.