Gripe aviar y seguridad alimentaria

Turquía, Rumania y Grecia ya han confirmado brotes de gripe aviar
Por José Juan Rodríguez Jerez 19 de octubre de 2005

Después de un año y medio de propagación del virus de la gripe aviar, se ha advertido de la peligrosidad potencial que posee esta cepa y el riesgo de transmisión a humanos. A pesar de toda la información que aparece estos días, es importante destacar que no existe transmisión alimentaria conocida del virus. Las vías comerciales de los productos constituyen actualmente uno de los factores a tener en cuenta para evitar la propagación de la enfermedad.

El origen de la infección del virus de la gripe aviar en Asia puede estar en la distribución de la infección en la población de aves en general y en el de los humanos en particular. En muchos países del sudeste asiático, la cría local y familiar de las aves constituye una de las formas de provisión de carne y proteína relativamente barata. Esto hace que las explotaciones estén muy diseminadas y en constante contacto con otras especies, como los cerdos o los humanos.

Por este motivo, y después de que el virus sufra sucesivas mutaciones para adaptarse a diversas especies animales, Asia se convierte en una de las vías de propagación más importantes. Una vez que se producen las primeras infecciones, la infección inicial puede tener lugar de explotación a explotación, pero también mediante el intercambio de virus en zonas de comercialización de estos productos para su consumo humano.

De esta forma, el origen de la diseminación de la infección puede estar en el desplazamiento de estos animales desde las granjas a las zonas de venta. Sin embargo, y hasta el día de hoy, no se ha producido el paso de las aves a las personas con un virus adaptado a la especie humana. Todo ello indica que el temor de los consumidores a que se produzca una infección desde la carne de pollo o los huevos es infundado, y se basa fundamentalmente a cierto desconocimiento. En este sentido, es interesante destacar que el cocinado, aún cuando sea suave, con temperaturas superiores a 70ºC, es suficiente para garantizar la eliminación del virus.

Por tanto, es cierto que los humanos no resultarán afectados de forma directa, al menos por ahora, pero puede existir una vía de diseminación a los animales siguiendo las mismas vías de comercialización de la carne y de los huevos.

Control riguroso

Una cocción superior a 70ºC garantiza la eliminación del virus
Para evitar que todo esto suceda, es imprescindible un riguroso control de las explotaciones ganaderas, muy complejo en zonas rurales o con granjas de una escasa producción. Este control debe complementarse con la identificación de las zonas afectadas y la prohibición de la comercialización de los productos derivados.

Una vez que se siguen estas pautas, el problema puede quedar bajo cierto control. Sin embargo, es necesario tener en cuenta el peligro que suponen las aves migratorias en la propagación del virus.

Los recientes brotes de Turquía, Rumania y Grecia preocupan por varios motivos. El primero es por su cercanía a España y, el segundo, por intentar justificar cómo han llegado hasta esas regiones. Para conocer la existencia de casos es fundamental que los diferentes gobiernos colaboren de una forma abierta con las diferentes organizaciones internacionales, ya que en caso contrario es imposible predecir la propagación de la pandemia entre los animales.

No obstante, las fronteras son más permeables de lo que parece en muchos países, lo que puede justificar la aparición del nuevo brote, conocido ayer, 18 de octubre, en Grecia. Por otra parte, dada la cercanía de estos países con otros de la Unión Europea, es preciso colocar las líneas de defensa mucho más cerca de lo que parecía en un inicio.

Si no se aplican los controles suficientes en el sector alimentario (desde las granjas hasta los mataderos y los centros de distribución), no se podrá parar la diseminación de la infección entre los animales.

Diseminación de la infección

Cuanto mayor sea el contacto entre animales y personas, mayor será la probabilidad de que se produzca una mutación del virus, lo que demuestra la importancia de un control adecuado en las explotaciones animales. Al mismo tiempo, es especialmente importante la eficacia de los sistemas de vigilancia en sanidad animal puesto que son los que pueden realizar una detección y diagnóstico precoz.

¿Es posible que el inicio de estos dos nuevos brotes se haya producido por el intercambio de animales productivos infectados en otras zonas? A principios del mes de julio, los brotes se empezaron a desplazar desde Asia hacia algunas regiones de la Federación Rusa, Kazajstán y Mongolia. A principios de septiembre Tailandia describe la aparición de brotes, para posteriormente darse en Turquía y Rumania en el mes de octubre y, finalmente, llegar a Grecia. Todos estos países pueden tener fronteras permeables o pueden haber sido afectados por aves migratorias procedentes de las áreas afectadas.

Lo que sí parece evidente es que una vez la infección ha llegado a las puertas de la Unión Europea, la diseminación entre diferentes países va a ser dependiente de la capacidad de control que posean los diferentes países miembros y de la eficacia de los sistemas de prevención que instauren los granjeros.

LA PREVENCIÓN, ¿LA ÚNICA MEDIDA?

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Ante la situación creada por los nuevos focos, ahora les corresponde a los países ejercer controles rigurosos sobre el origen de los animales que crucen las fronteras con destino a los mercados interiores. Si este control es eficaz, ni la carne ni los huevos deberían ser responsables entonces de la diseminación de la infección.

No obstante, vista la capacidad para atravesar las fronteras, parece que los sistemas de control de las granjas, incluso respecto a las personas encargadas de la vigilancia y el control oficial, serán determinantes para bloquear una transmisión entre diferentes regiones.

Respecto a las aves migratorias, el gran problema se presenta ante el contacto de éstas con personas y con otros animales que puedan introducir el virus en las granjas. De nuevo los controles, especialmente de animales y personas, son imprescindibles para una adecuada prevención.

En cualquier caso, la OMS ya ha advertido que la aparición de una pandemia es sólo cuestión de tiempo, independientemente de que se controle la enfermedad en los animales. Por este motivo es necesario que los países estén preparados para afrontar una enfermedad que no tendrá que ver con la seguridad de los alimentos sino con el contacto entre personas.

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