Información nutricional y protección al consumidor

El Parlamento Europeo propone flexibilizar los mensajes contenidos en el etiquetado de los alimentos que hacen referencia a las ventajas para la salud humana
Por Marta Chavarrías 30 de marzo de 2006

Los comportamientos nutricionales se están asociando cada vez más con la seguridad alimentaria. En este contexto, juega un papel fundamental la información que acompaña a los alimentos, un tema que ha sido foco de discusión en el seno de la UE después de que el Parlamento Europeo haya presentado sus discrepancias sobre la propuesta de la Comisión Europea para limitar mensajes alusivos a las ventajas del alimento para la salud de las personas.

La nutrición constituye una de las principales fuentes de salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que unos correctos hábitos alimentarios aportan sistemas inmunes más fuertes y disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades. Es más, según el Codex Alimentarius, todas las personas deben tener acceso a «suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades nutricionales y sus preferencias alimentarias», con la finalidad de llevar una «vida activa y sana». La idea que se desprende de todo ello es que un alimento «no es nutritivo si no es inocuo».

Pero para que los consumidores tomen conciencia de la importancia de llevar una dieta sana es necesario que aspectos como el del etiquetado esté claramente definido. ¿Cómo se definen estas pautas? ¿En qué se basan? La normativa comunitaria establece condiciones específicas que proponen, entre otras cosas, la prohibición de los mensajes que se consideren confusos o vagos, del estilo «mejora la memoria» o «reduce el estrés». La Comisión Europea trabaja para evitar que el etiquetado de un producto afirme, por ejemplo, que no comer un producto pueda acarrear problemas para la salud. Un informe presentado hace escasamente una semana por la Comisión de Medio Ambiente y Salud Pública del Parlamento Europeo diverge sobre algunas de estas condiciones, e insta a acercar las posiciones y examinar de nuevo las propuestas que a mediados de mayo.

No es la primera vez que la Eurocámara dictamina sobre la normativa referente al etiquetado de los alimentos. En una primera lectura ya rebajó las exigencias planteadas por la Comisión, y propuso obligar a las empresas alimentarias a indicar el «perfil nutricional» de un producto o su contenido exacto en sales, grasas u otros nutrientes, si se quería destacar como eslogan en el etiquetado. Los eurodiputados basan su argumento en que la dieta general para una persona es más importante para la salud que el consumo individual de un producto y temen que ni la industria ni los gobiernos nacionales sean capaces de cumplir las nuevas medidas.

Todo ello explica que la Comisión de Medio Ambiente haya propuesto unos requisitos más flexibles para los mensajes sobre ventajas para la salud en los alimentos que no aluden a la reducción del riesgo de enfermedad, ni adjuntan mensajes como «previene…». Los eurodiputados apuestan también por simplificar las condiciones para las empresas pequeñas y por restringir los eslóganes destinados a la población infantil.

Protección al consumidor

Recientes estudios indican que mejorar la información nutricional no implica que se lleve una dieta sana

Evaluar los riesgos asociados con los alimentos e informar a los consumidores ha sido también una de las principales funciones de la actividad llevada a cabo por la EFSA desde su puesta en marcha, una actividad basada en emitir informes científicos sobre asuntos relacionados directa o indirectamente con la seguridad alimentaria. Desde entonces, fomentar una información del riesgo clara para que el consumidor perciba los incidentes de forma que le resulte comprensible ha sido y continúa siendo uno de los pilares de la protección al consumidor. Para ello, se han elaborado herramientas que han permitido el fomento del diálogo en todos los niveles, con la colaboración de los Estados miembros y las agencias nacionales de seguridad alimentaria.

Sin embargo, los expertos destacan que, a pesar de que la mayoría de los consumidores poseen un nivel «satisfactorio» de educación nutricional, no significa necesariamente que se mejore la nutrición. Según el estudio Alimentación, Salud y Estilos de Vida, presentado en el VI Foro Internacional de la Alimentación en Barcelona, el mayor conocimiento sobre las buenas prácticas nutricionales «no necesariamente inciden en el consumo real de la población» que, si bien conoce cuáles son los alimentos nutricionalmente más adecuados, reconoce que para cambiar de dieta habría que «cambiar de estilo de vida». El trabajo concluye que no por ofrecer una mayor información o educación alimentaria se producen cambios importantes en las prácticas alimentarias que sean nocivas para la salud.

Guías alimentarias

Buena prueba de la importancia entre dieta y salud ha quedado plasmado en el coloquio que se ha celebrado, a petición de la EFSA, sobre guías de alimentación. El objetivo del encuentro, celebrado durante los días 21 y 22 de marzo, ha sido debatir sobre el estado de la investigación científica en el ámbito de la alimentación y su relación con la salud. Los responsables europeos confían que el debate haya servido de base para iniciar los cambios necesarios en las actuales recomendaciones sobre una correcta alimentación.

Cuáles son los nutrientes más adecuados o los patrones específicos de consumo para asegurar una baja incidencia de ciertas enfermedades son algunas de las direcciones a seguir. El objetivo de todo ello consiste en aportar a los consumidores la oportunidad de elegir su alimentación con «conocimiento de causa». Parece lógico considerar que el primer paso para conseguirlo es ofrecer una información clara mediante perfiles nutricionales.

MENSAJES NUTRICIONALES

Img barometro2A pesar de haber demostrado la importancia de ofrecer una correcta y clara información al consumidor, no debe esperarse que se produzcan cambios importantes en los hábitos alimentarios actuales, que abandonan la alimentación tradicional por dietas alimentarias poco equilibradas en las que priman la rapidez, la comodidad de preparación y de ingesta. Según el estudio Comemos como vivimos, presentado durante la celebración del Salón Alimentaria 2006 en Barcelona durante los días 6 y 10 de marzo, los mensajes nutricionales de difícil cumplimiento son factores determinantes en la adopción de dietas menos saludables.

El trabajo, dirigido por Jesús Contreras y Mabel Gracia, miembros del Observatorio de la Alimentación, adelanta que no cabe esperar cambios importantes como consecuencia de una mayor información o educación alimentaria, ya que las prácticas alimentarias nocivas tienen que ver más con aspectos de la vida laboral, cultural y social. En este sentido, destaca la «desorientación» de los consumidores acerca del contenido de los mensajes sobre salud y alimentación que perciben, en muchos de los casos, de forma «contradictoria». Por este motivo, los expertos concluyen que es importante establecer un canal de comunicación no sólo con los consumidores, sino con especialistas y técnicos responsables de las políticas nutricionales y de la salud pública.

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