Neveras, pequeños electrodomésticos, máquinas de hielo, filtros de agua, envases alimentarios y papel para almacenamiento de alimentos, tablas de cortar, cuchillos e incluso una corteza plástica de queso, productos de limpieza, interruptores de luz, teclados de ordenador y móviles, ropa futurista y zapatos, sistemas de aire acondicionado, vidrio y materiales de construcción, tuberías y grifos, apósitos y material hospitalario. Todos estos productos tienen en común la utilización de los iones de plata como sistema de tratamiento antimicrobiano.
Aunque pueda parecer un descubrimiento tecnológico de lo más innovador, lo cierto es que la plata se ha venido usando con fines protectores contra las infecciones desde hace miles de años. Las civilizaciones más antiguas como los egipcios o los fenicios ya construían las cisternas de almacenamiento de agua con plata para reducir las enfermedades causadas por el consumo de aguas contaminadas o para mantenerla en buenas condiciones durante sus largas travesías en barco. Los emperadores chinos utilizaban cubiertos de plata, igual que más tarde lo hicieron las familias acomodadas europeas, como medida preventiva de las plagas. En el año 1000 el Vaticano decretó el uso de cálices de plata para la comunión con el propósito de reducir las frecuentes «indisposiciones» entre sus sacerdotes y feligreses.
Las referencias a la plata como protectora contra las infecciones son continuas a lo largo de la historia, aunque no fue hasta 1893 cuando Karl Wilhelm von Nageli, botánico suizo, hizo pública la primera investigación demostrando las características antimicrobianas de la plata. Es el caso de la introducción de monedas de plata en los tanques de agua o leche para evitar su deterioro, así como su temprana utilización en la medicina: limaduras de plata para curar heridas, ungüentos antibióticos y para quemaduras, gotitas en los ojos de los recién nacidos, amalgama dental, incluso la NASA utilizó iones de plata para proteger el agua durante los viajes espaciales.
Iones de plata
La actividad de los iones de plata es continuo y duradero y su efecto es limpio e inocuo para otros seres vivos
Los antimicrobianos son sustancias naturales o sintéticas, orgánicas o inorgánicas, que inhiben el crecimiento de los microorganismos (bacterias y hongos y levaduras, virus, protozoos). Su eficacia depende de parámetros como su concentración, tipo de microorganismo y de sustrato además de temperatura, pH, humedad y niveles de oxígeno. Para ser eficaces, los iones de plata deben interaccionar con el microorganismo y penetrar en él. La plata se introduce en el interior de la célula a través de unos transportadores de metales presentes en su membrana compitiendo con ellos por los lugares de captación.
Los iones de plata actúan interfiriendo en la permeabilidad gaseosa de la membrana (respiración celular) y una vez en el interior de la célula, alteran su sistema enzimático, inhibiendo su metabolismo y producción de energía y modificando su material genético. El resultado es que el microorganismo pierde rápidamente toda capacidad de crecer y reproducirse. De esta manera se evita el desarrollo de microorganismos patógenos como ‘Salmonella’, ‘Legionella’, ‘Escherichia coli’ y ‘Staphylococcus aureus’, entre otros.
Una de las virtudes de la plata es que constituye un antimicrobiano de amplio espectro. La plata iónica destruye las bacterias, hongos, virus y protozoos, aunque es menos activa frente a microorganismos más resistentes, como las esporas. Además, los estudios revelan que es muy poco probable que los microorganismos desarrollen algún tipo de resistencia al tratamiento. Son ecológicos, permanentes y no contaminantes. Los iones de plata quedan atrapados en un sustrato matriz o film protector desde donde actúan. A diferencia de otros productos desinfectantes químicos, su actividad es continua y duradera, no eliminándose a través de la limpieza del producto tratado. Además, su efecto es limpio e inocuo para otros seres vivos. No tienen efectos tóxicos en las células humanas ‘in vivo’.
Aplicación
En las aplicaciones y productos más propensos al desarrollo microbiano, la incorporación de agentes antimicrobianos como los iones de plata en el material matriz del producto o en el recubrimiento del mismo para inhibir la proliferación de microbios supone una eficaz medida de precaución complementaria a la limpieza periódica con desinfectantes químicos.
En el ámbito alimentario, el tratamiento por iones de plata se está aplicando actualmente a neveras domésticas, máquinas de hielo, papeles y envases alimentarios, tablas y cuchillos, superficies, cintas transportadoras y maquinaria de la industria agroalimentaria, jabones líquidos para el lavado de manos a base de óxido de plata, productos de limpieza profesional junto con el agua oxigenada. Todas estas aplicaciones están relacionadas con los alimentos, e impiden que los microorganismos crezcan y se desarrollen, por lo que son un factor más para tener en cuenta en el cada día más exigente campo de la seguridad alimentaria.
Las paredes interiores y la puerta del frigorífico llevan un tratamiento especial o recubrimiento con iones de plata que evitan la proliferación de microbios y que formen colonias en los rincones interiores de difícil acceso. Esta película o tratamiento no se elimina por la limpieza. Impide el crecimiento de bacterias y microorganismos así como el desarrollo de olores desagradables dentro del frigorífico, por lo que los alimentos se mantienen frescos y saludables durante más tiempo.
Este sistema permite, además de un mayor periodo de conservación de los alimentos en la nevera, una superior higiene dentro de un entorno a menudo difícil de limpiar (necesidad de vaciado de alimentos, desconexión del aparato y descongelación, entre otros), lo que supone una mejora frente a los frigoríficos tradicionales. En estos casos, los microorganismos que más se desarrollan en alimentos refrigerados son ‘Aeromonas hydrophila’, ‘Listeria monocytogenes’ y ‘Yersinia enterocolitica’. Cualquiera de estos microorganismos crece difícilmente por debajo de los 4ºC, por lo que las condiciones de refrigeración deben extremarse.