El «Mare Nostrum», el segundo ordenador más potente del mundo, comienza a instalarse en una antigua capilla de Barcelona

Esta computadora permitirá diseñar aviones y buques, y será capaz, incluso, de prever catástrofes ecológicas
Por EROSKI Consumer 4 de octubre de 2004

Docenas de operarios trabajan estos días en el interior de la capilla Torre Girona de Barcelona para poner en marcha el «Mare Nostrum», nombre con el que ha sido bautizado el segundo ordenador más potente del mundo. Sergi Girona, doctor y responsable máximo de la instalación, y Mateo Valero, director del Centro Europeo de Paralelismo de Barcelona (CEPBA), dirigen los trabajos para que la «supercomputadora» pueda ponerse en marcha no más tarde del 1 de enero de 2005.

La capilla Torre Girona fue desacralizada en su día por el Obispado de la Ciudad Condal para poder albergar otros fines. Al recinto han llegado en las últimas dos décadas alumnos de informática de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). «No tuvimos que pensarlo mucho. Enseguida se planteó que la ‘capella’ sería el lugar idóneo», señala Valero, ingeniero de telecomunicaciones.

Billones de operaciones

«Mare Nostrum» estará preparado para realizar 40 billones de operaciones -y con números decimales- en un solo segundo. Podrá trabajar simultáneamente disciplinas diversas y aglutinará a investigadores de todas las ramas de la ciencia. En capacidad operativa, es casi similar al primero del mundo, el «Earth Simulator», ubicado en la ciudad japonesa de Yokohama. Se diseñó en su día para «recrear» el planeta de forma virtual. Analiza los cambios del clima, el recalentamiento global, los patrones del tiempo y los terremotos.

El «supercomputador» español está a la cola de éste, pero por delante de otros, como los utilizados en el laboratorio de seguridad nuclear de Los Álamos -el más importante de EE.UU.- y en el centro Lawrence Livermore de California, ambos pertenecientes al Departamento de Energía de la Administración estadounidense. A diferencia de ellos, el «Mare Nostrum» será una herramienta básica para el desarrollo de la ciencia y la ingeniería industrial, en concreto, en las áreas de simulación y diseño de aviones o buques.

Permitirá avances importantes en el estudio de la salud, el medio ambiente, la física y la química, así como en la investigación del cuerpo humano a través de la secuencia genética de cada persona. Facilitará el estudio de comportamientos relacionados con enfermedades como el Alzheimer o el mal de las «vacas locas», entre otras. Simulará el impacto ambiental y social de políticas agrícolas, industriales y urbanísticas, así como factores externos como la desertificación y las catástrofes ecológicas, en tiempo real. Estará preparado también para calcular las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y adelantarse a amenazas como la falta de agua o la extensión de enfermedades infecciosas.

Con este ingenio, estudiosos españoles podrán acceder a recursos de los que hoy sólo disponen en centros internacionales. «Ayudará a aumentar la ventaja competitiva de España en el nuevo mundo tecnológico», señala un portavoz del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que ha financiado parte del proyecto junto a la UPC e IBM. Se calcula que recurrirán al «supercomputador» unos 4.000 investigadores de todo el mundo. No habrá que pagar por utilizarlo, ya que su empleo es algo que los proyectos de investigación contemplarán en sus presupuestos, pero sí habrá que solicitar por escrito su uso y aguardar la autorización correspondiente. Un comité de sabios independiente priorizará los proyectos de investigación y dará el visto bueno a su uso o lo negará.

Estilo sobrio

A simple vista, el aparato tiene un aspecto sobrio. Está compuesto por 40 torretas de dos metros de altura, que se encuentran estratégicamente alineadas en cinco filas, ocho por hilera, conectadas entre sí por una compleja red de interconexión. Se podrá visitar, pero no acceder hasta las torretas. Al estar dentro de una urna de vidrio, se puede contemplar sin problemas desde el exterior. Una veintena de informáticos se encargarán de su mantenimiento, las 24 horas, los 365 días del año.

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