La Comisión de Mercado Interior del Parlamento Europeo aprobó ayer un informe que reconoce que los videojuegos pueden ser beneficiosos para los niños porque promueven la creatividad y la cooperación. No obstante, considera necesario un mayor control sobre estos juegos. En este sentido, pide la incorporación de un «botón rojo» a ordenadores y consolas con el que los padres puedan desactivar o limitar los juegos que consideren inapropiados.
«Los videojuegos no son, en la mayoría de los casos, peligrosos e incluso pueden contribuir al desarrollo de algunas facultades», dijo Toine Manders, el diputado holandés impulsor del informe. Según Manders, estimulan «el aprendizaje de hechos y actitudes como la reflexión estratégica, la creatividad, la cooperación y el sentido de innovación».
Sin embargo, los eurodiputados consideran que el actual sistema de clasificación de contenidos, denominado PEGI, no es suficiente a día de hoy, en especial en el caso de los juegos en línea, fácilmente accesibles para los menores a través de Internet.
Cooperación entre Estados
La Eurocámara no aboga por legislar a escala europea sobre el etiquetado de los videojuegos, sino que considera mejor impulsar la cooperación entre los Estados miembros para alcanzar un mecanismo común basado en PEGI.
El informe, elaborado a partir de estudios recientes, indica que la violencia en los juegos no impulsa automáticamente comportamientos violentos, pero cree que una «exposición prolongada» a ese tipo de escenas «puede tener un impacto negativo sobre el jugador».
Por otro lado, los eurodiputados piden responsabilidad a los propietarios de cibercafés, pues recuerdan que, según un Eurobarómetro, un 3,2% de jóvenes entre 16 y 17 años tiene acceso a Internet en estos establecimientos sin ningún tipo de control parental.