Entrevista

Natalia Domínguez, psicóloga clínica y sexóloga en la Unidad de Disfunciones Sexuales de la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual (AEPCCC)

En la menopausia, la excitación y el orgasmo se vuelven menos intensos
Por Clara Bassi 20 de noviembre de 2012
Img natalia dominguez entrevista
Imagen: CONSUMER EROSKI

El sexo es sinónimo de salud y, al llegar la menopausia, no hay por qué decirle adiós. El debilitamiento de los músculos del suelo pélvico y la sequedad vaginal que se producen con la menopausia hacen que la mujer se sienta menos excitada, sus orgasmos sean menos intensos, note dolor durante el coito y tenga menos deseo sexual. Debido a ello, puede que se empiecen a evitar los contactos sexuales con su pareja y que se acabe abandonando esta faceta de la vida. Sin embargo, en la actualidad, hay soluciones que se pueden aplicar para seguir disfrutando de la sexualidad, como el uso de cremas hidratantes para lubricar la vagina, que se deben usar a diario; bolas terapéuticas y ejercicios para fortalecer el suelo pélvico; la terapia hormonal sustitutiva para contrarrestar los síntomas de la menopausia; y apoyo psicológico a la mujer y a su pareja para reconducir su situación. Ambos deben saber que lo idóneo en esta nueva etapa vital de la mujer es olvidarse de la asociación sexo-coito y pasar a disfrutar de unas relaciones sexuales basadas en los sentidos. Así lo explica en esta entrevista Natalia Domínguez, psicóloga clínica especializada en sexología de la Unidad de Disfunciones Sexuales de la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual (AEPCCC), directora y docente en el Máster “Sexología de Pareja” de la AEPCCC, en Madrid, y experta asesora de la plataforma ‘Centrada en ti’, de TENA Lady. En fechas recientes, ha participado en el Fórum Mujer y Menopausia, en Barcelona.

¿Qué cambios fisiológicos de los que experimenta la mujer a partir de la menopausia repercuten en su sexualidad?

Los cambios más destacados están relacionados con el debilitamiento del suelo pélvico que ocurre con la edad, debido a una disminución del tono muscular de la mujer, y una menor lubricación o sequedad de la vagina.

¿Cómo afectan a la sexualidad?

“En la menopausia, hay que dejar de centrase en el coito y pasar a una sexualidad más exploratoria a nivel corporal”

Están muy relacionados con las fases de la respuesta sexual, como la de excitación. La mujer tiene una menor lubricación y mayor sequedad, lo que le genera molestias en las relaciones sexuales. Esto influye en la respuesta sexual, ya que al excitarse menos, siente menos deseo y, como puede que las relaciones sexuales sean dolorosas, intente evitarlas. Pero estos cambios no solo influyen en la fase de excitación, sino en el orgasmo: en la mujer más joven, en las paredes vaginales y el clítoris hay más concentración de sangre durante la fase de excitación que hace que el orgasmo sea más explosivo. En cambio, a partir de la menopausia, el debilitamiento del suelo pélvico hace que este aporte durante la excitación sea más lento y que la concentración sea menor; disminuyen las concentraciones musculares durante el orgasmo destinados a expulsar sangre fuera y a descongestionar la zona, de manera que este es menos intenso. Las sensaciones orgásmicas son menores.

¿Y de qué manera influyen desde el punto de vista psicológico?

Se retrae, se aísla y evita las relaciones sexuales. Por este motivo, hay que trabajar, sobre todo, la autoestima de la mujer, para que se sienta bien consigo misma, para que se guste y sepa que aún es capaz de mantener relaciones sexuales satisfactorias. Se puede desplegar todo un arsenal de herramientas para conseguirlo, como cremas para lubricar las paredes vaginales.

La mujer que vive estos cambios de forma negativa. ¿Qué siente? ¿Cómo los manifiesta a su pareja?

“El clítoris no pierde la capacidad de sentir placer en ningún momento de la vida de la mujer”

Siente un bajo deseo sexual o una falta de deseo y evita las relaciones íntimas. El sexo no le apetece tanto, no siente lo mismo y no se gusta a sí misma, por lo que evita el contacto íntimo. Pero hay otro porcentaje de mujeres a las que no les sucede esto. Está comprobado que, cuando una mujer entra en la etapa inicial de la menopausia, tiene más prejuicios y menos deseos que las que están en una etapa más estabilizada de la menopausia. Se sienten más maduras, más atrevidas, con menos tabúes hacia las relaciones sexuales y más capaces de disfrutar de ellas. Por otra parte, es importante que el hombre no insista tanto en la penetración, sino en una sexualidad más lenta y con una menor urgencia por el coito.

Quizás, al no temer un embarazo no deseado, la mujer se siente más libre.

Claro, estos miedos se eliminan con la menopausia y se practica una sexualidad con la finalidad del placer.

¿Estos cambios deben influir en la pareja?

“La lubricación de la vagina debe hacerse todos los días y no solo en el momento de las relaciones sexuales”

Cuando el bajo deseo sexual afecte a la relación de pareja, una opción es consultar a un psicólogo experto en sexología y terapia de pareja. Lo más importante es que la mujer tenga la percepción de que tiene el apoyo de su pareja, de la familia y del círculo de amistades, sobre todo, de mujeres. De hecho, acudir a un especialista no es tan urgente para la mujer cuando percibe que tiene dónde apoyarse; pero cuando no se siente comprendida por su pareja, sus hijos o sus amigas y no puede expresarles de forma natural sus inquietudes, miedos o preocupaciones, entonces es recomendable acudir a un especialista.

¿Qué aconsejaría a las parejas que quieran resolver la falta de deseo?

El mensaje esencial es que busquen la revalorización del aspecto sensorial, que se olviden de la penetración, que no la necesitan, y que den importancia al sentido del tacto, los abrazos, los masajes… Muchas mujeres sienten ansiedad cuando anticipan que van a tener un coito y que este será doloroso y, por este motivo, no pueden sentir excitación; todo ello les genera frustración. Al eliminar la penetración, se deja esta ansiedad anticipatoria y la mujer puede relajarse mucho más, disfrutar de las caricias, los masajes y buscar o reconocer otros puntos G en el cuerpo. No hay nada prohibido. En la menopausia hay que abandonar la sexualidad centrada solo en el coito y pasar a una etapa más exploratoria a nivel corporal.

Pero lo que usted propone puede resultar extremadamente difícil para muchos hombres.

Los hombres deben concienciarse de que es preferible tener contacto con su pareja y disfrutar, a seguir insistiendo en la penetración, cuando saben que no satisfará a su mujer. Cuando se hace un tratamiento por este problema con una mujer, también se trabaja con su pareja.

¿Qué sucede si el hombre se cierra en banda?

“Hay que ejercitar el suelo pélvico, esencial en el sexo y en la prevención de las pérdidas de orina, con ejercicios de Kegel y con bolas terapéuticas”

No es algo muy habitual que un hombre muestre resistencia, solo ocurre en muy pocas ocasiones (una de cada diez). Ese hombre debería acudir a terapia para trabajar esta resistencia. También está la terapia sustitutiva hormonal, con estrógenos, que se puede aplicar a la mujer para aumentar su deseo sexual y disminuir los síntomas de la menopausia. Antes, no obstante, hay que hacer un diagnóstico ginecológico para asegurarse de que la terapia sustitutiva hormonal es adecuada para ella. Esta es otra opción para que las parejas recuperen la estabilidad a la que estaban acostumbradas. De la misma manera, hay que concienciar a la mujer de la importancia de la lubricación vaginal.

¿Cómo debe realizarse la lubricación?

Debe ser igual que la crema que se utiliza para las manos o para hidratar el cuerpo. La lubricación de la vagina para fortalecer las paredes e hidratarlas debe hacerse todos los días, no solo en el momento de las relaciones sexuales. Es la manera adecuada de conseguir una buena hidratación.

¿Qué otros consejos daría a las mujeres sobre la sexualidad en la menopausia?

“En fases estabilizadas de la menopausia, las mujeres se sienten más maduras, con menos tabúes hacia el sexo y más capaces de disfrutarlo”

El primer consejo que doy siempre es cuidarse una misma, porque el sexo es sinónimo de salud. Si una persona está fuerte y sana, es más fácil disfrutar. Hay que quitarse de la cabeza la idea de que menopausia es igual a envejecimiento y tener una visión positiva. La mujer, si se cuida, puede estar bella a cualquier edad, a los 40, a los 50, a los 60, a cualquier edad, independientemente de la menopausia. La sexualidad puede acompañar a las mujeres toda la vida, ya que el clítoris no pierde la capacidad de sentir placer en ningún momento. Hay que adaptar la vivencia sexual en el momento que se vive, adaptarla a pequeños cambios en la lubricación, cuidarse una misma, olvidar el coito y centrase en el propio cuerpo y los sentidos. Hay que ejercitar el suelo pélvico para que tenga una buena funcionalidad, ya que es esencial en el sexo y en la prevención de las pérdidas de orina, que empiezan a producirse también en la menopausia. El suelo pélvico hay que entrenarlo con los ejercicios de Kegel y con las bolas terapéuticas, las conocidas bolas chinas. Hay que conseguir que las mujeres se adapten a su nueva realidad y que sientan el deseo de seguir viviendo su sexualidad, que no ha terminado.

Bolas terapéuticas para la musculatura pélvica

Las bolas chinas o bolas terapéuticas permiten realizar un trabajo muy completo con la musculatura pélvica. Hay disponibles de diferentes pesos (no solo hay bolas de silicona) y el tratamiento con estas bolas para fortalecer los músculos debilitados del suelo pélvico consiste en introducirlas en el primer tercio de la vagina (no hasta el fondo) y, para ir adquiriendo resistencia, moverlas y, así, ejercitar los músculos vaginales, cada día, 15, 30 o 45 minutos, informa Natalia Domínguez.

Antes de introducirlas, también se aconseja aplicar un poco de lubricante y contar con el diagnóstico de un ginecólogo o fisioterapeuta especializado para cerciorarse de que no exista ninguna anomalía o disfunción vaginal que impida utilizarlas y para saber cómo hacer un buen uso de ellas. “Del mismo modo que vamos a un gimnasio para trabajar nuestro cuerpo, la vagina está sujeta por una musculatura, que es el suelo pélvico, que también hay que trabajar y ejercitar, no solo para prevenir la incontinencia de la orina, sino para potenciar la intensidad de los orgasmos”, explica Domínguez.

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