Día Mundial sin Automóviles

El Día sin Coches, dentro de la Semana Europea de la Movilidad, propone alternativas más sostenibles de transporte
Por Alex Fernández Muerza 20 de septiembre de 2012
Img trafico

Contaminación atmosférica, atascos, gasto económico cada vez mayor… Las consecuencias de los desplazamientos en coche se podrían evitar con más jornadas como las del próximo sábado 22 de septiembre, Día Mundial sin Automóviles. Esta simbólica celebración cierra la Semana Europea de la Movilidad, que ha contado con diversas actividades desde el día 16. El siguiente artículo ofrece más detalles sobre el Día sin Coches y la Semana Europea de la Movilidad, señala por qué dejar de usar el automóvil y cómo lograrlo e indica varias zonas urbanas que no dejan entrar vehículos privados y/o contaminantes.

Día sin Coches en la Semana Europea de la Movilidad

Con el lema «Participa en los Planes de Movilidad de tu ciudad: ¡muévete en la buena dirección!», la Semana Europea de la Movilidad 2012 pretende concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de aumentar el transporte sostenible en las ciudades.

En 2011 se tomaron 6.821 medidas en Europa para reducir el tráfico de coches
En España, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) coordina las actividades celebradas durante los días 16 a 22 de septiembre. La Semana culmina con la celebración del Día sin Coches, en el que los municipios y ciudades participantes reservan una o varias zonas para peatones, ciclistas y transporte público durante todo el día. Los ciudadanos pueden conocer más en concreto de las actividades que se realizarán en su ciudad, si preguntan a los responsables de transporte de su ayuntamiento o comunidad autónoma. Por su parte, diversas ONG ecologistas también llamarán a la participación de la ciudadanía.

El impacto de estas celebraciones ha ido en aumento año tras año, según el MAGRAMA: el año pasado se registraron oficialmente 2.268 ciudades (764 españolas), que representan a más de 156 millones de ciudadanos europeos. En ellas se tomaron 6.821 medidas permanentes, como la mejora de infraestructuras para peatones y bicicletas, el impulso del tráfico fluido, la accesibilidad del transporte público o diversas campañas de sensibilización sobre movilidad sostenible.

El «Día Mundial sin Automóviles» se creaba en la crisis del petróleo de 1973, aunque una vez superada, se dejó de celebrar. A mediados de los ochenta, la concienciación ecológica social recobra la idea y en los noventa las instituciones empiezan la asunción de medidas para sustituir el transporte privado por el público o potenciar la bicicleta. La Comisión Europea señalaba en 1995 el objetivo de impulsar este tipo de políticas y proponía en 2000 celebrar cada año la Semana Europea de la Movilidad.

Por qué dejar de usar el coche y cómo lograrlo

El uso del vehículo privado es perjudicial en varios aspectos. Según un informe de la UE, un modelo de movilidad urbana en el que se dejaría de utilizar el coche privado podría ser entre tres y cinco veces menos costoso.

Los coches emiten diversos gases contaminantes y de efecto invernadero perjudiciales para el medio ambiente y la salud. Buena parte de la polución urbana es generada por el tránsito de los vehículos privados y ello se traslada a un aumento de las enfermedades y la mortalidad.

El uso del vehículo privado también es negativo para el bolsillo y la calidad de vida de los consumidores. Según Ignacio Ramos Soriano, experto de la Fundación Movilidad, «el tiempo perdido por cada conductor que accede a Madrid en hora punta es de 35,1 minutos al día. Este dato se traduce en una semana al año y en hasta 1.351 euros anuales.»

Prescindir del coche privado no es fácil, pero con el esfuerzo de todos se puede lograr. Varios consejos pueden contribuir a ello: ir a pie o en bicicleta aunque sea parte del recorrido; utilizar y exigir más transporte público; teletrabajar; reclamar y diseñar ciudades sin coches; compartir coche y garaje; alquilar coches; o emplear vehículos más ecológicos.

Zonas urbanas sin coches

Algunas ciudades y barrios han decidido que por sus calles no circulen coches privados. Uno de los ejemplos más paradigmáticos es el barrio de Vauban, en la ciudad alemana de Friburgo, pero no es el único, como señala J.H. Crawford, autor del libro ‘Carfree Cities’ (‘Ciudades libres de coches’).

El diseño de las grandes ciudades está concebido para el uso del automóvil y, ya solo por ello, cambiar los hábitos y el sistema de transporte urbano resulta complicado. La apuesta de algunas ciudades europeas pasa por prescindir del vehículo privado en ciertas zonas de sus calles. En estas Zonas de Bajas Emisiones se impide la entrada a los coches más contaminantes y se imponen importantes multas a quienes no lo respeten.

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