Pubertad: qué cambios esperar en nuestros hijos

En este proceso biológico se producen sobre todo varios cambios físicos y hormonales, además de otros más emocionales que serán más evidentes en plena adolescencia
Por EROSKI Consumer 25 de octubre de 2021
ninos pubertad adolescencia

Todavía nos lo parecen, pero ya no son unos niños, aunque tampoco unos adolescentes en toda regla, y menos jóvenes, por supuesto. En torno a los 8 años, las niñas, y un año después, los niños, nuestros hijos se adentran en una etapa apasionante y llena de cambios que poco a poco les llevará a la adultez. Vivirán la pubertad, la puerta de la adolescencia. A continuación, te contamos qué es la pubertad, las diferencias que mantiene frente a la adolescencia y los cambios que experimentarán en esta fase vital. Además, proporcionaremos algunos recursos para que como padres podamos saber acompañarles y guiarles.

Qué es la pubertad

La pubertad es el periodo vital en el que los cuerpos de niños y niñas comienzan a transformarse para convertirse en los de un adulto. Como definición perfecta:  es la fase final de su crecimiento. En este proceso biológico se producen varios cambios físicos y hormonales: se desarrollan los caracteres sexuales secundarios (crecimiento de vello axilar, por ejemplo), maduran por completo las gónadas (testículos y ovarios) y las glándulas suprarrenales (fabricantes de múltiples hormonas, como las que participan en el desarrollo y el crecimiento) y se adquiere la masa ósea, grasa y muscular de su talla adulta.

No todos los menores entran en la pubertad al mismo tiempo. En su inicio tienen mucho que ver factores genéticos, pero también ambientales: alimentación, raza, disruptores endocrinos ambientales (por ejemplo, pesticidas), ritmo circadiano, lugar geográfico, estímulos psíquicos y sociales… ¿A qué edad comienza? Aparece en las niñas en torno a los 8-13 años de edad con la telarquia (presencia del botón mamario, un bultito bajo el pezón y la areola), mientras que en los niños ocurre entre los 9 y 14 años con el aumento del tamaño testicular. Sin embargo, en los últimos tiempos, asistimos a un fenómeno que ya hemos abordado con anterioridad: la pubertad precoz.

Diferencias entre pubertad y adolescencia

La pubertad forma parte de la adolescencia; es decir, la adolescencia empieza con la pubertad, donde los cambios que experimentan los menores son principalmente orgánicos. En cambio, en este tránsito entre la infancia y la edad adulta que constituye la adolescencia se da una transformación física, psicológica, emocional y social en nuestros hijos. Se completa su crecimiento y se alcanza la madurez psicosocial. En la adolescencia se gana el 25 % de la talla que tendrán de adultos y el 40 % del peso de adultos; los principales órganos doblan su tamaño.

Así como en la pubertad el arco de su inicio es amplio y duración variable (entre los dos y cinco años), en el caso de la adolescencia hay que fijarse en el final. No está delimitado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que se da entre los 10 y 19 años, mientras que la Sociedad Americana de Salud y Medicina de la Adolescencia la sitúa entre los 10 y los 21 años. Y es que los cambios físicos y hormonales no se viven a la vez en todos los adolescentes, y en una misma persona van a distinto ritmo. De hecho, puede que esté muy desarrollada físicamente, pero la madurez psicológica con su desarrollo moral o el control de los impulsos, por ejemplo, no ha ido acompasada.

Cambios físicos en la pubertad

En la pubertad, las glándulas endocrinas liberan hormonas sexuales al torrente sanguíneo: andrógenos, como la testosterona sobre todo en el varón, y estrógenos (estradiol) y progesterona en la mujer. Ellas son las culpables de que nuestros hijos sufran una serie de cambios biológicos en sus cuerpos, algo distintos según el sexo y que se resumen en aceleración y desaceleración del crecimiento, cambios de la composición corporal y desarrollo de órganos y maduración sexual.

nina pubertad adolescenciaImagen: StockSnap

De niña a mujer

  • Aparece el botón mamario. En las niñas, la primera señal de que ha empezado la pubertad es el desarrollo del pecho. Aparece el botón mamario, un bulto algo molesto debajo del pezón y asimétrico, ya que puede notarse primero en un seno y luego en el otro, o a la vez. En los meses siguientes va aumentando de tamaño y se van produciendo cambios en el pezón y la areola, hasta que alcanza el volumen definitivo.
  • Crecimiento de vello. Algunas chicas notan que antes puede haberles crecido vello en el pubis, aunque lo más común es que suceda tras la telarquia. Poco a poco se irá haciendo más oscuro y grueso. Por supuesto, también va apareciendo vello en el resto del cuerpo, sobre todo en las axilas.
  • Incremento de talla. Les aumenta el pecho, pero también el abdomen y las caderas. Y eso es debido a que se les ensancha la pelvis y acumulan más grasa en caderas y muslos que los chicos. Pero esto no significa que estén engordando. De hecho, el resto del cuerpo, como el de los varones, también crece durante la pubertad femenina: primero lo harán las piernas (antes los pies), después el tronco, brazos y cabeza. El pico de máxima velocidad de crecimiento sucede entre los 12 y 13 años.
  • Primera regla. El crecimiento de talla en las niñas es variable tras la menarquia, la primera menstruación, pues está entre los siete centímetros de media, aunque su aparición anuncia que pronto se dejará de crecer en la mayoría de los casos. La primera regla se presenta unos dos años después de que comience la telarquia y, a veces, viene precedida de un aumento en el flujo vaginal. Al principio, puede que las chicas tengan reglas irregulares (varias al mes o una cada varios meses), pero irán haciéndose más regulares.
  • Aumento de sebo. Las hormonas harán que las glándulas sebáceas originen más cantidad de sebo. ¿Y esto que significa? Además de que en la cara les empezarán a salir granos (acné), el pelo tendrá más grasa y el cuerpo más olor y sudor en exceso.

De niño a hombre

  • Aumento de testículos y pene. El primer signo de la pubertad en los niños es el aumento del volumen testicular. Las bolsas donde están los testículos (escroto) enrojecen, crecen y se hacen más rugosas.
  • Después, será el pene el que crezca. Su tamaño definitivo deberá esperar hasta como muy tarde los 18 años, pero varía en cada hombre, como pasa con la talla o el peso. En la pubertad, el pene ya produce esperma, por lo que los chicos experimentan sus primeras eyaculaciones de forma involuntaria mientras están dormidos. Son las conocidas como poluciones nocturnas o sueños húmedos. Pero como el cuerpo produce más hormonas, pueden darse también erecciones espontáneas.
  • Incremento del vello. El vello corporal del niño también crece en zonas donde hasta ahora apenas hacía acto de presencia, o ni siquiera había. Y lo hace en cantidad, densidad y longitud. Aparece el vello pubiano (pubarquia), en las axilas, en la cara… en todo el cuerpo.
  • Aumento de talla. Los chicos también crecen. Su pico de máxima velocidad acontece en torno a los 14-15 años. El crecimiento es óseo y muscular y se nota, sobre todo, en los hombros y en que ganan fuerza. El estirón es más evidente en su segundo año: crece de 5,8 a 13, centímetros, cuando en chicas no pasa de los 11,2 centímetros. También puede que durante el desarrollo puberal aumenten sus glándulas mamarias (ginecomastia) entre los 13 y 14 años, pero en dos años suele resolverse.
  • Cambios en la voz. Y otra de las diferencias con respecto a las niñas es que durante la pubertad masculina les crece la laringe, lo que provoca que en la parte anterior del cuello se aprecie un bultito conocido como “nuez”. Debido a esto, les cambia la voz: se hace más profunda y grave.
  • Aumento del sebo. Como les ocurre a las chicas, las hormonas hacen de las suyas con el olor corporal y el sudor en exceso. Por supuesto, también aparece el acné en cara y espalda.

La pubertad y los sentimientos: los cambios psicológicos

nino pubertad adolescenciaImagen: Victoria_Borodinova

En la pubertad los cambios físicos son los más destacados, pero también comienzan a verse algunos más emocionales que en plena adolescencia sobresaldrán más. No olvidemos que la pubertad supone el inicio de la adolescencia. Es aquí donde el concepto preadolescente adquiere más sentido y donde las nuevas hormonas que intervienen en esta etapa del desarrollo humano se perciben detrás de muchos de esos nuevos comportamientos que de niños no tenían.

  • Preocupaciones. La transformación biológica que viven los menores hace que en muchos chicos y chicas las preocupaciones por su imagen y su aspecto surjan. Incluso les podría generar ansiedad que otros estén más desarrollados que ellos o al revés, por ejemplo. Sentimientos como miedo a hacer el ridículo, el sentido del pudor o la vergüenza, que aparecen ya en esta etapa, están muy relacionados. Son más conscientes del futuro y de que sus acciones tienen consecuencias.
  • Relaciones con los demás. Buscarán tiempo para estar solos, con sus amigos… una mayor intimidad e independencia. Son más egocéntricos. Las relaciones con sus padres y madres van cambiando en favor de su grupo de amistades, que será su centro de referencia. Se va forjando su personalidad. El descubrimiento de la sexualidad también entra dentro de esta nueva forma de relacionarse.
  • Labilidad emocional. Todo es muy intenso en la pubertad. Los cambios de humor son constantes y extremos en chicos y chicas: pasan de la alegría a la tristeza en poco tiempo. Discusiones, conflictos, rechazo a la autoridad… van abriéndose paso.

Consejos y recursos para padres de hijos en la pubertad

Conocer todos estos “síntomas” de la pubertad puede ayudar a los padres y madres a entender los problemas que pueden surgir con sus hijos y saber gestionarlos. De todas formas, los expertos de Familia y Salud de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) dan los siguientes consejos generales a los progenitores:

  • Transmitir cariño y seguridad a los hijos.
  • Hablar con ellos de sus sentimientos.
  • Preguntarles con frecuencia y escucharles.
  • No dar lo que pidan de forma inmediata.
  • Reforzar su optimismo.
  • Ponerse en su lugar, comprenderle y decir que le ayudaremos.

Asimismo, son recomendables las siguientes guías, como proponen desde la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (Sema): ‘Y llegó la adolescencia’, ‘Guía de orientación para familias con adolescentes’ y ‘Adolescentes. Guía para padres y madres’. Y en el caso de los hijos, estos libros también les pueden ayudar: ‘Guía genial para una chica como tú’, ‘Qué buen rollo el desarrollo’, ‘Mía se hace mayor’ o ‘Bruno se hace mayor’.

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