¿Cuáles son las complicaciones más comunes en el posparto?

En las primeras semanas tras el parto, hay que estar alerta por si la madre sufre depresión posparto u otros problemas que requieren de atención inmediata
Por María Huidobro González 5 de marzo de 2023
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Imagen: Alex Green
Los primeros días tras el parto son vitales para la supervivencia y el desarrollo del bebé y la recuperación y el bienestar mental y físico general de su madre. Por eso es necesario que tanto la mujer como el bebé permanezcan ingresados en el hospital durante 48 horas, con el fin de hacer diversas pruebas al peque, como el cribado neonatal (más conocido como prueba del talón), prevenir complicaciones en ambos y, si se producen, poder actuar. Pero, tras el alta, también durante las primeras semanas, hay que estar alerta por si la madre reciente sufre no solo depresión posparto, sino otros problemas que requieren de atención médica de inmediato. Conoce en este artículo cuáles son.

Los signos de alarma en el puerperio

En la cuarentena (40 días) tras el parto —en el argot médico esta etapa se denomina puerperio—, se invierten los cambios funcionales y anatómicos del embarazo; es decir, el cuerpo de la mujer empieza a volver a su estado anterior a la gestación.

Si bien la madre reciente necesita en torno a un año para recuperarse del todo del embarazo y el parto, en solo seis semanas sufre una serie de cambios físicos, hormonales y emocionales, sin contar lo que supone la atención que debe prestar su bebé: el útero regresa a su tamaño normal, los músculos del suelo pélvico están más débiles, el sistema circulatorio vuelve a ser el de antes y por tanto la hinchazón de las piernas se reduce, los pechos están más sensibles por la subida de la leche, llanto fácil, insomnio…

Pero puede ocurrir que las molestias e incomodidades que generan estos cambios se confundan con otros problemas más graves que necesiten de atención o consulta médica inmediata. Estas son las complicaciones más frecuentes del posparto que no debes pasar por alto.

🩸 Hemorragias

Durante el parto y el posparto inmediato se pierden en torno a 300 ml de sangre. Parte de estas pérdidas son los llamados loquios, con sus dolorosos entuertos, pues, además de sangre, están compuestos también por mucosidad y tejido del útero que el cuerpo expulsa tras dar a luz. Estas secreciones, completamente normales, duran un par de semanas y no precisan tratamiento.

Sin embargo, otras pérdidas de sangre sí que son una complicación grave en el puerperio, pues puede que se requiera transfusión o cuidados intensivos para mantener estables las constantes y, en el peor de los casos, se produzca la muerte de la madre. De ahí que, ante una hemorragia posparto, haya que actuar de inmediato.

Se considera hemorragia posparto a la pérdida sanguínea de más de 500 ml (de un litro en caso de cesárea). ¿Las causas?

  • Atonía uterina. Es la más frecuente. Ocurre cuando tras el alumbramiento (expulsión de la placenta) el útero no se contrae de manera adecuada. Es más habitual en partos muy largos (por el propio agotamiento) o en embarazos múltiples.
  • Retención de la placenta. Por lo general, la placenta se expulsa unos minutos después del alumbramiento, pero si esto no sucede, es porque está mal adherida. Si no se retira, puede ocasionar infección puerperal.
  • Desgarros cervicales o vaginales. Se suelen dar en partos instrumentalizados o si se ha recurrido a una episiotomía.
  • Ruptura uterina. Siempre se acompañará de irritación peritoneal y dolor intenso.
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Imagen: Sora Shimazaki

🌡️ Fiebre

Cualquier fiebre por encima de los 38 ºC a los pocos días o semanas de dar a luz es motivo de consulta médica. Ya la febrícula (más de 37 ºC) está indicando que tu cuerpo está poniendo sus defensas a trabajar ante una posible infección, aunque también puede ser por la subida de la leche, como explica la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME).

Ante la fiebre, consulta al médico para que confirme la causa de la infección y te prescriba el antibiótico más conveniente. En el puerperio, las infecciones más frecuentes son:

  • Infección puerperal. Si en los 15 primeros días tras el parto, se detecta fiebre que dura 48 horas y los loquios tienen un olor fétido, puede que estemos ante una infección en el tracto genital que se pueda extender al aparato urinario, al respiratorio o a las mamas. Otros síntomas son aumento de la frecuencia cardiaca, malestar y cansancio. Cuidado con la mastitis (inflamación de los pechos), si estás amamantando, o la menos frecuente endometritis, cuando se inflama el endometrio (recubrimiento interno de la cavidad uterina).
  • Infección de orina. La incontinencia urinaria es una molestia típica del posparto, debido al debilitamiento del suelo pélvico tras dar a luz. Pero si sientes dolor o ardor al orinar, necesitas ir al baño con mucha frecuencia y, aun así, sientes que no se vacía la vejiga, puede que tengas infección urinaria.

😰 Dolor en la parte baja el vientre

Sufrir un dolor intenso en la parte baja del abdomen durante el posparto siempre es señal de que algo no va bien, pues los entuertos van disminuyendo su intensidad. Puede que sea una infección puerperal, como las distintas ya comentadas, o que la placenta no se haya expulsado entera, por lo que también habrá una hemorragia. También podría pasar que la herida de la episiotomía o de la cesárea estuviera infectada (y por lo tanto enrojecida y dolorosa). En cualquier caso, coméntaselo a tu médico; no esperes a la cita de los 40 días.

😓 Hinchazón o dolor en una pierna

Tanto el embarazo como el puerperio son estados protrombóticos, es decir, que favorecen la aparición de trombosis, ya sea trombosis venosa (formación de un coágulo de sangre en la vena) o tromboflebitis (si, además, la vena de inflama).

Pero no todas las mujeres tienen el mismo riesgo tras el parto. Sobre todo pasa en aquellas con antecedentes de trombos, las que han tenido una cesárea o presentan obesidad mórbida. Ellas deberán estar más al tanto ante los síntomas de dolor, enrojecimiento o hinchazón localizada en las piernas, además de fiebre.

🤒 Enrojecimiento o dolor en los pechos

Un pecho puede inflamarse y doler por varias razones, según detalla el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP): ingurgitación (produce más leche que la que el lactante extrae), obstrucción de un conducto lácteo o mastitis.

Esta última inflamación de la mama puede acompañarse o no de infección. Pero esta consecuencia de una retención de leche no resuelta puede derivar en infección bacteriana que habrá que tratar rápido para evitar complicaciones. La mastitis se manifiesta con dolor intenso (en ocasiones, “como agujas que se clavan hacia dentro del pecho”), enrojecimiento, tumefacción o induración del pecho, además de síntomas generales similares a los de un cuadro gripal: fiebre (hasta de 40 ºC), escalofríos, malestar general, cefaleas, náuseas y vómitos.

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