La cebolla caramelizada es una de las guarniciones más utilizadas por cocineros, cocinillas y aficionados de la gastronomía. Su sabor dulzón —fruto de la caramelización de sus jugos— hace de este ingrediente un comodín estupendo que se puede encontrar tanto en ensaladas como en pinchos de barra, acompañando un asado de carne, de pescado o un taco fino de foie. Las combinaciones posibles son muchas y su elaboración resulta muy sencilla, de modo que con poco esfuerzo se consiguen unos platos muy logrados con un toque diferente. Te contamos cómo preparar la cebolla caramelizada y cuáles son los platos con los que marida mejor.
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La cebolla caramelizada tuvo su auge en la cocina de los 90. Se puso de moda como guarnición en muchos de los llamados «platos en miniatura», que eran la evolución del pincho de barra. Se empezó a usar, sobre todo, para acompañar recetas con foie a la plancha, aunque el sabor dulzón de la cebolla conquistó con rapidez otros platos, desde los que protagonizan hortalizas y verduras hasta pescados, mariscos y carnes. Complementa a la perfección los platos con un punto de sal o las preparaciones que son algo grasas.

Cómo hacer cebolla caramelizada
Su elaboración es bien sencilla. La buena caramelización se realiza sin apenas azúcar, si bien es necesario, para ello, escoger cebollas de variante dulce (las rojas). Una vez que tengamos la cebolla caramelizada, si no la vamos a servir al momento, podemos guardarla en un bote de cristal con su tapa en el frigorífico hasta su utilización.
🧅 Sigue estos pasos
- Limpia bien la cebolla y córtala en láminas finas (corte en juliana).
- Vierte un poco de aceite de oliva (o pon un poco de mantequilla) en una sartén antiadherente. Coloca las tiras de cebolla, espolvoréalas con sal y tapa la sartén.
- Deja que se cocinen a fuego suave. De esta manera, los jugos de la cebolla salen poco a poco y se produce la caramelización con la grasa del aceite o la mantequilla. Esta mezcla recubrirá la superficie de la cebolla y quedará adherida a ella, dotándola de ese aspecto tan característico, dorado y marrón brillante.
⚠️ La única precaución que se debe tener es que no se queme el caramelizado: si esto ocurre, la cebolla adquirirá un desagradable sabor amargo.
🧅 Un caramelizado más rápido
El que hemos explicado es el método tradicional y el que queda más sabroso, pero también el que tarda más. En ocasiones se necesita acelerar el proceso, bien por falta de tiempo, bien porque la cebolla elegida no suelta demasiados jugos.
Para conseguir un caramelizado más rápido (y también rico), se pueden aplicar un par de trucos, aunque se perderá un poquito del sabor original:
- Sustituir la sal por un poco de bicarbonato. Esto acelera la salida de los jugos de la cebolla y permite que se caramelicen antes. El sabor final es parecido, aunque queda un regusto diferente en la cebolla.
- Agregar una cucharadita de azúcar moreno y un poco de agua. La evaporación del agua, al haber estado en contacto con el azúcar, hace que se forme un caramelo que cubre la cebolla. Hay que cuidar que el proceso no sea demasiado rápido, ya que puede ocurrir que se produzca la caramelización con la cebolla aún cruda.

Cebolla caramelizada: ocho maridajes perfectos
La cebolla caramelizada se puede emplear en múltiples elaboraciones. En algunas de ellas, el contrapunto de sabores y la combinación de texturas son especialmente notables. ¡Apunta!
🔸 En tortilla
Es un complemento idóneo para la tradicional tortilla de patata, pero también para la francesa o con tortillas paisanas con un pisto de verduras. Conviene cocinar por una parte las verduras o las patatas y, con posterioridad, agregar la cebolla caramelizada para potenciar el sabor de la receta.
La combinación de patata cocinada con cebolla caramelizada en sí es la base de ensaladas templadas, de revueltos de huevo y tortillas y de guarniciones de pescado y carnes blancas a la plancha.
🔸 Con verduras salteadas
En general, la cebolla caramelizada va bien con todas las verduras que se suelen saltear, porque realza su sabor. Queda muy bien con unos espárragos trigueros, con unas tiras de calabacín y con puerros, pero sobre todo con hongos, champiñones y setas en general. El sabor terroso de estos alimentos es refinado y se complementa a la perfección con la cebolla caramelizada.
🔸 Con pimientos asados
Queda genial con unos pimientos asados, junto con berenjena (también asada) y unos ajos confitados, como acompañamiento de la ensalada caliente más famosa: la escalivada catalana. En este plato, la caramelización de la cebolla une el resto de los ingredientes y sabores.
🔸 Con foie
La combinación de la cebolla caramelizada con foie es un plato redondo donde el dulzor de la cebolla rebaja un tanto la grasa del foie y, a la vez, fusiona los dos sabores. Una vez que se han probado juntos, cuesta pensar en uno sin el otro.
🔸 Con morcilla asada
Entre las elaboraciones grasas, una opción más barata que el foie es la morcilla asada. Acompañada con cebolla caramelizada y unas láminas de manzana salteada, se transforma en uno de los pinchos o tapas más utilizados en la zona de Burgos (famosa por sus morcillas de arroz y cebolla).
🔸 Con carnes
Es una de las guarniciones más socorridas para el solomillo de vacuno y de cerdo, así como con pechugas de pollo a la plancha. Complementa los sabores con mucha facilidad. Si además se acompaña con unos pimientos del piquillo confitados, el resultado es una guarnición muy gustosa.
🔸 Con pescados
También se puede utilizar con pescados, sobre todo cuando se asan enteros en el horno junto con unas patatas panaderas.
🔸 En tartaletas y pizzas
Queda muy bien cuando se combina con tartaletas (tipo quiche lorraine) con base de masa quebrada y rellenas de verduras, jamón, nata y huevo. Un toque de cebolla caramelizada es una opción acertada, al igual que con las pizzas. Si quieres sorprender, no hay más que añadir un poco de esta cebolla a las pizzas caseras, ya sean vegetales (con champiñón, calabacín o pimientos) o algo más grasas, con bacón o carne picada.