Cómo conservar los alimentos en estas fiestas

Las comidas y cenas copiosas generan muchas sobras, la gran mayoría pueden conservarse y aprovecharse en los menús de los días siguientes, pero conviene hacerlo bien para protegerlas de la presencia de patógenos y salvaguardar su sabor y textura
Por EROSKI Consumer 22 de diciembre de 2006

Conservar en la nevera

Lo primero que tenemos que tener muy claro es que cualquier plato cocinado se ha de dejar enfriar antes de introducirlo en la nevera. Conviene que el alimento se enfríe lo más rápido posible, para lo cual se puede dejar cerca de alguna ventana u otro lugar fresco, o enfriarlo al baño María con agua fría. Si se guarda el plato caliente, éste somete a un sobreesfuerzo al motor de refrigeración hasta que logra volver a su temperatura adecuada.

Una vez frío ha de ser introducirlo en un recipiente que sea resistente al calor (cristal o plástico resistente con tapa hermética), y taparlo inmediatamente para evitar contaminaciones de bacterias y microorganismos, por transmisión de insectos o del mismo ambiente.

Congelar en el frigorífico

Para congelar alimentos ya cocinados debe seguir unas normas muy sencillas:

Los alimentos que se van a congelar han de estar en un recipiente que no se llene hasta arriba, porque el frío los dilatará, tanto si tienen salsa como si no la tienen.

Antes de introducirlos en el congelador debe comprobarse que presentan una temperatura similar a su ambiente, ya que si se introducen calientes se puede estropear el motor del congelador al forzar su normal funcionamiento, con el riesgo añadido de que se estropee el resto de alimentos congelados.

Lo mejor para congelar las salsas es introducirlas en bolsitas, no en recipientes.

Se debe procurar conservar los alimentos en pocas raciones para no estar obligado a descongelar una cantidad que no se necesita, cuyas sobras no pueden volver a ser congeladas.

Descongelar los alimentos

La descongelación de cualquier alimento debe realizarse en la nevera de un día para otro, y no a temperatura ambiente, con el fin de evitar su contaminación.

Una vez descongelado, se ha de calentar hasta que dé un hervor. De esta manera, se asegura que desaparece cualquier germen patógeno que haya podido contaminar el producto. En caso de que el alimento esté en malas condiciones, al llegar a ebullición desprende un olor característico a ‘picado’ que indica que no se debe consumir.

Si va a descongelar en el microondas, primero ponga el producto dentro del microondas en su recipiente en el nivel de descongelación, y una vez descongelado llévelo a ebullición para asegurarse de que está en correctas condiciones para ser consumido.

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