Consejos para aliviar y evitar las molestias y patologías típicas del embarazo

La futura madre puede sufrir una serie de síntomas que, sin ser una afección específica, con frecuencia acompañan o se hacen más intensas en este periodo
Por Rosa Alvares 23 de septiembre de 2020
embarazada
Imagen: Pixabay

Vómitos, náuseas, acidez, ardores y estreñimiento son las molestias más comunes a las que tiene que hacer frente la mujer durante los meses de embarazo. Todo se debe a que su cuerpo está en constante cambio, pero ninguno de estos síntomas representa un riesgo, cuando son moderados, pero son incómodos y nada agradables. Aquí te damos algunos consejos para contrarrestarlos. Y además, te contamos cómo puedes evitar las patologías más comunes en esta etapa vital: diabetes gestacional, infecciones del tracto urinario y trastornos hipertensivos, como la preeclampsia.

Cómo aliviar las molestias típicas del embarazo

Vómitos y náuseas

Según las guías médicas sobre la gestación, el 90 % de las embarazadas presentan náuseas y un 60 %, además, vomitan. Ambos síntomas aparecen a los pocos días del retraso menstrual: los vómitos suelen desaparecer a las 16 o 20 semanas de gestación, pero las náuseas pueden mantenerse hasta el final del embarazo. Es más frecuente que se produzcan por las mañanas en ayunas, aunque pueden ocurrir a cualquier hora del día, sobre todo cuando se siente hambre o cansancio. Su origen se relaciona con el súbito aumento de ciertas hormonas (en concreto, de estrógenos y gonadotropina coriónica).

Si son intensos, pueden provocar deshidratación, pérdida de peso y ciertos trastornos metabólicos. Sin embargo, las náuseas y los vómitos moderados, aunque molestos, no suelen presentar ningún riesgo para la salud de la madre o la del bebé.

? Consejos para mitigar este síntoma:

  • Tomar algo antes de levantarse, ya que se inician los procesos de digestión que reducirán el exceso de acidez del estómago y aminorarán las náuseas.
  • Los alimentos pastosos o secos (galletas, biscotes o cereales de desayuno) se toleran mejor.
  • Evitar beber agua o zumos ácidos en ayunas.
  • Beber bastantes líquidos entre las comidas, sobre todo si se vomita.
  • Los líquidos fríos se toleran mejor y, si se toman bebidas gaseosas, hay que esperar siempre a que se disipen todas las burbujas.
  • Los alimentos ricos en hidratos de carbono complejos (almidón), como pan, patatas, arroz, pasta y legumbres, han de comerse regularmente, ya que ayudan a mantener un nivel adecuado de azúcar (glucosa) en la sangre, llenan el estómago y alivian el malestar.
  • Evitar los dulces y los alimentos o comidas excesivamente grasas, picantes o condimentadas y con olores fuertes.

Acidez y ardores

embarazada estreñimientoImagen: tasha

El estómago produce secreciones ácidas para ayudar a la digestión. Normalmente, una pequeña cantidad de ácido pasa del estómago hacia el esófago, pero, cuando refluye de manera repetida, se produce acidez (pirosis). Estos síntomas pueden durar más de dos horas y, frecuentemente, se acentúan después de las comidas y se agravan cuando quien los padece está recostado o tumbado. Esta molestia es común en más del 50% de las gestantes: puede comenzar al tercer mes de gestación, pero su incidencia es mayor en el tercer trimestre, debido, en parte, a la mayor presión del útero sobre el estómago (aumentado por el crecimiento del bebé) y por acción de la progesterona, una hormona cuyos niveles se incrementan en el embarazo y que relaja el músculo de la válvula que conecta el esófago con en estómago, retardando así el vaciado del estómago al intestino.

? Consejos para mitigar este síntoma:

  • Evitar alimentos que pueden irritar la superficie del esófago, como ciertos condimentos y especias (vinagre, pimienta), frutas cítricas (naranja, mandarina, pomelo, limón) y sus zumos, platos con tomate o salsa de tomate.
  • Prescindir de los que retrasan el vaciado gástrico, como bebidas con gas, café, té, chocolate y alimentos o preparaciones grasas (fritos, estofados o guisos grasos), y las infusiones de menta, que favorecen el reflujo.
  • Si se precisa de un antiácido (bicarbonato de sodio, antiácidos de magnesio…) se debe consultar antes al médico, ya que puede estar contraindicado según la evolución del embarazo.

Estreñimiento

El estreñimiento muy frecuente durante la gestación, por la disminución del tono muscular del colon debido a los niveles de progesterona y al efecto de compresión que ejerce el útero al aumentar de tamaño. Esta molestia es determinante en la aparición de hemorroides, es decir, la inflamación de las venas alrededor del ano.

? Consejos para aliviar este síntoma:

  • Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y derivados. Las frutas desecadas (ciruelas pasas, higos, uvas) tienen más cantidad de fibra por unidad de peso, pero también son más concentradas en calorías. Si la embarazada prefiere salvado de trigo o avena (esta resulta más suave), debe acompañarlo de abundantes líquidos; en caso contrario, podría provocar el efecto inverso y acentuar el estreñimiento.
  • Ingerir abundantes líquidos: agua u otras bebidas como infusiones, caldos…
  • Las bebidas tibias o calientes en ayunas favorecen el movimiento intestinal.
  • Nunca se debe recurrir a medicamentos laxantes o cremas antihemorroidales sin consultarlo con su especialista.

Cómo prevenir patologías típicas del embarazo

Si bien durante la gestación se pueden desarrollar algunas enfermedades no existentes, en otros casos se hacen evidentes trastornos que ya estaban en ciernes o que, quizás, no habían dado antes tantos problemas. “La mejor forma de prevenir estas patologías es estar saludable antes del embarazo y pedir ayuda a un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud”, apunta Eduard Baladia, dietista-nutricionista y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética.

Diabetes gestacional

embarazada diabetesImagen: freestocks.org

Las hormonas presentes durante el embarazo pueden dificultar el trabajo que realiza la insulina, haciendo que la glucosa se eleve (hiperglucemia) a valores superiores a los normales, pero inferiores a los establecidos para diagnosticar una diabetes habitual. En la mayoría de los casos, después del parto la glucemia vuelve a sus niveles normales, aunque en otros (en el 10-20 % de los casos) llega para quedarse.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres con diabetes gestacional corren mayor riesgo de padecer complicaciones durante el embarazo. Los bebés pueden sufrir malformaciones congénitas o macrosomías (es decir, nacer con un tamaño excesivamente grande). Además, tanto ellas como posiblemente sus hijos son más propensos a tener diabetes tipo 2 en el futuro. Esta propensión se diagnostica mediante pruebas prenatales en el segundo trimestre.

?? Recomendaciones: seguir una dieta hipocalórica con raciones de hidratos de carbono que no sean excesivas, alimentos integrales, legumbres, frutas y verduras.

Infecciones del tracto urinario

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) asegura que este tipo de afección puede aparecer en el 5-10 % de los embarazos. Las modificaciones anatómicas y funcionales de la gestación incrementan el riesgo de padecerlas, pero también puede provocarlas el aumento de pH de la orina, así como el incremento de la secreción urinaria de estrógenos.

?? Recomendaciones: beber mucho líquido, especialmente agua, ayuda a diluir la orina y garantiza orinar con mayor frecuencia, lo que permite expulsar las bacterias de las vías urinarias antes de que pueda comenzar la infección.

Trastornos hipertensivos

El más habitual es la preeclampsia, que se manifiesta con hipertensión arterial, pérdida de proteínas en la orina, retención de líquidos, aumento de peso, dolores de cabeza y cambios en la visión. Aunque no se saben las causas exactas, la hipertensión, la diabetes y la obesidad antes del embarazo son factores que pueden propiciarlos. Generalmente, se produce después de 20 semanas de gestación y hasta seis semanas tras el parto.

?? Recomendaciones: controlar la tensión arterial, para lo cual es imprescindible seguir ciertas pautas en la alimentación, como beber abundante líquido (agua, sopas, infusiones) diariamente; evitar el exceso de sal en las comidas y tomar verduras y hortalizas en comida y cena, así como, por lo menos, tres piezas de fruta al día.

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