Dieta mediterránea y vuelta al ritmo de vida habitual, claves para perder el peso acumulado en Navidad

Los nutricionistas coinciden en destacar la ineficacia de iniciar regímenes estrictos tras las fiestas
Por EROSKI Consumer 7 de enero de 2003

Con la llegada del nuevo año y el fin de las fiestas de Navidad, son muchos los que se plantean iniciar una dieta equilibrada para lograr perder los kilos de más ganados durante los excesos navideños. Aunque en una persona sana la alimentación ligera después de los abusos gastronómicos no entraña riesgos para la salud -incluso en ciertos momentos es conveniente-, los especialistas recomiendan siempre la moderación y la racionalidad como punto de partida. Tema aparte son los pacientes con problemas de obesidad, en cuyo caso se aconseja seguir las prescripciones médicas y evitar ante todo la radicalización de la dieta.

«Las personas moderadas en las comidas diarias también lo son en estas fechas y, aunque hagan pequeños abusos en la alimentación, van a saber volver al equilibrio anterior a la Navidad», sostiene Federico Soriguer, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Carlos Haya de Málaga. De hecho, la mayoría de las personas que aumentan su peso en las navidades no necesitan una dieta específica para volver al estado previo a estas fechas; sólo basta recuperar la actividad normal, afirma Soriguer.

Los especialistas en nutrición coinciden en destacar la ineficacia de iniciar dietas estrictas tras las fiestas. «Esto sólo propicia que tengan más facilidades de aumentar peso cuando la abandonen», indica Fernando Urdiales, experto en Medicina estética. Es mucho más simple: «lo fundamental para llevar una alimentación sana es recuperar la tan repetida dieta mediterránea, frente a la «antimediterránea» que predomina en las fechas navideñas -rica en azúcares y grasas-, repartir las comidas en cinco tomas al día y hacer un desayuno completo», apunta Urdiales.

«Los excesos -precisa Soriguer- sí suponen un problema para aquellas personas que no tienen una relación pacífica con la comida, es decir, que poseen más apetito del suficiente para satisfacer sus necesidades calóricas». No en vano, son los casos de obesidad los que presentan mayores complicaciones en estos días.

Cerca de un 10% de los pacientes obesos abandonan sus tratamientos antes de Navidad y se reincorporan meses después con un notable empeoramiento de su situación metabólica. Las consecuencias de esta dejadez van desde el aumento del ácido úrico y del colesterol, hasta las bajadas de tensión y glucosa. En estos casos, es imprescindible el control médico para volver a la normalidad.

Tentación todo el año

No obstante, los expertos recuerdan que cada vez son más frecuentes las comidas abundantes, al margen de la Navidad. Estas vacaciones no son más que un paréntesis en las decenas de fiestas y excepciones que se presentan a lo largo del año, y es la acumulación de excesos los que acarrean a la larga problemas de sobrepeso.

«En estas fechas apenas hay tiempo de engordar; en dos semanas sólo se pueden ganar unos gramos», advierte Soriguer. «La política consumista lleva a que la Navidad comience antes cada año y todas las celebraciones se fundamentan en la comida», recuerda Urdiales.

Justificación y culpa

La psicología juega un papel importante en muchas de las cuestiones que atañen al peso. Dos sentimientos relacionados con los excesos se conjugan y aparecen en las fechas navideñas. El psicólogo Cristóbal Escota habla, en primer lugar, del sentimiento de justificación. «Intentamos convencernos psicológicamente de que lo que hacemos no está mal. Es el ‘por una vez no me pasa nada'», explica Escota.

Sin embargo, cometido «el error» se manifiesta en ciertas personas otra reacción psicológica: el sentimiento de culpa. «Se presenta en individuos propensos al trastorno de personalidad y conductual y, en lo relacionado a la alimentación, con un excesivo amor al cuerpo», apunta Escota. En los casos extremos, el sentimiento de culpa puede llevar a una baja autoestima que desencadena en un cuadro de ansiedad. Estos efectos desaparecen cuando se cumple el objetivo que, en el ejemplo en cuestión, será la pérdida de los kilos acumulados mediante la realización de dietas o ejercicio físico. Pese a todo, si no persiste, no reviste mayor gravedad.

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