¿Influye la alimentación en la salud mental?

La dieta puede influir en nuestro equilibrio emocional: diversas investigaciones científicas sugieren una relación directa entre nutrición y salud mental
Por Ramiro Varea Latorre 13 de abril de 2021
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Imagen: Jill Wellington

Que una alimentación saludable influye (para bien) en la salud física es una evidencia médica demostrada que ya nadie discute. Pero ¿qué ocurre con la salud mental? ¿Contribuye la dieta a una mejor actividad cerebral y, por extensión, al estado mental de las personas? La respuesta es afirmativa. En los últimos años, se han publicado varias investigaciones científicas que sugieren una relación directa entre nutrición y salud mental. Las dietas ricas en alimentos procesados, azúcares y grasas se asocian a desequilibrios emocionales e incluso a cuadros depresivos. Mientras, el consumo de frutas, verduras y pescado ayuda al equilibrio emocional.

Relación entre la comida y el estado de ánimo

Pese a la enorme cantidad de investigaciones relacionadas con la alimentación, no es fácil explicar qué conexión existe entre la comida y el estado de ánimo. ¿Pueden las enfermedades mentales mejorar o empeorar en función de los alimentos que componen nuestra dieta?

Parece que así es, tal y como demuestra uno de los últimos estudios que van en esta línea. Es el que ha realizado un grupo de investigadores de las universidades neoyorquinas de Binghamton y Stony Brook, publicado recientemente en la revista Nutrients. Tras seguir durante cinco años a más de 2.600 participantes de cuatro continentes, el documento revela que una alimentación sana, como sucede con la dieta mediterránea, puede reducir el riesgo de depresión.

No obstante, no existe una dieta saludable que funcione por igual para todos los grupos de edad. De hecho, sus autores sostienen que deben diferenciarse los distintos grados de madurez cerebral derivados de la edad a la hora de valorar el papel de la alimentación. “Los adultos jóvenes todavía están formando nuevas conexiones entre las células cerebrales y, por lo tanto, necesitan más energía y un mayor aporte de nutrientes. Debemos considerar un espectro de cambios en la dieta y el estilo de vida basados en diferentes grupos de edad y sexos”, argumenta la coautora del informe, la doctora Lina Begdache.

Así, la investigación muestra que la práctica habitual de ejercicio y el desayuno diario son positivos para el bienestar mental de las mujeres jóvenes. En cambio, el desayuno implica una mayor tasa de angustia mental para las mujeres de más edad. Además, el consumo moderado de lácteos y de carne favorece la salud mental en los hombres jóvenes. Por el contrario, la comida rápida y la cafeína tienen efectos negativos.

Otro estudio de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) confirma que “existe una creciente evidencia de un vínculo entre una dieta pobre y el empeoramiento de los trastornos del estado de ánimo, incluida la ansiedad y la depresión”. El trabajo demuestra que existen algunas áreas donde el vínculo entre dieta y salud mental es claro. Por ejemplo, las dietas altas en grasas y bajas en carbohidratos ayudan a los niños con epilepsia. También un déficit de vitamina B12 repercute en fatiga, mala memoria y depresión. Asimismo, la dieta mediterránea es beneficiosa para la salud mental, pues protege contra la depresión y la ansiedad.

Alimentos y salud mental: sin evidencias sólidas

“Sin embargo, muchas pruebas comunes sobre los efectos de ciertos alimentos sobre la salud no están respaldadas por evidencia sólida”, prosigue la investigación. Es el caso de los suplementos de vitamina D o con algunos alimentos que se cree que están asociados con el TDAH o el autismo, como el azúcar refinado. “Es muy difícil demostrar que las dietas específicas o los componentes dietéticos específicos contribuyen a la salud mental”, concluyen los autores del informe.

Lo cierto es que una nutrición cerebral adecuada mantiene la integridad estructural y funcional de las neuronas. No hay que olvidar que el cerebro humano absorbe hasta el 27 % de la tasa metabólica corporal, por lo que una buena alimentación es clave para mantenerlo en forma. De hecho, un estudio sobre nutrición cerebral y enfermedades mentales concluye que en algunas patologías mentales como la esquizofrenia, la depresión y el mal de Alzheimer hay deficiencias nutrimentales a nivel celular.

“Existe evidencia suficiente para asociar la nutrición al envejecimiento, a la función cognitiva y al riesgo de demencia”, sostiene la investigación liderada por la doctora Milagros Marot, del Hospital Clínico de La Habana (Cuba), para quien una dieta adecuada en macronutrientes y micronutrientes puede desempeñar un papel determinante. Y añade que “un programa de educación alimentaria podría contribuir a promover la salud mental y a la prevención y corrección” de algunas anomalías mentales.

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