Grifón de Bruselas: todo lo que debes saber sobre esta raza

Si por algo destaca el grifón de Bruselas es por su aspecto distintivo y su semblante casi humano.

Los grifones de Bruselas son perros pequeños pero robustos, de estructura compacta, sólida y bien proporcionada. De porte y movimientos elegantes.

Tienen una altura que puede variar de los 18 a los 25 cm a la cruz (desde el suelo hasta la parte más alta de los omoplatos), y su peso se sitúa entre los 3 y los 5 kg. No suelen existir diferencias entre machos y hembras.

Sus característicos ojos saltones son grandes y redondos, de color oscuro y expresión alerta. Las orejas son pequeñas, erguidas y están bastante separadas. Si la cola no está cortada, la llevan alta y levantada. La esperanza de vida es larga, de unos 12-15 años.

El  grifón de Bruselas tiene un pelaje áspero, denso, como de alambre, que le da una apariencia desgreñada. La capa externa es dura y ligeramente ondulada, mientras que la interna es suave. La zona de la cabeza está más poblada de pelo que el resto del cuerpo.

Los colores habituales son el rojo, el negro y algunas variaciones o matices de estos tonos.

Para conocer las raíces del grifón de Bruselas hay que trasladarse a las calles empedradas de esta ciudad, la capital de Bélgica.

No hay registros documentados, pero se cree que el grifón de Bruselas surgió como resultado de cruces entre perros terrier locales, el carlino y un tipo de toy spaniel inglés.

La historia de la raza se remonta al siglo XIX. Los cocheros de la época los usaban para cuidar las carrozas y cazar ratas y ratones en los establos.

Con los años fueron ganando popularidad y el afecto de la alta sociedad belga. Pero, fue en la década de 1870, cuando la afición por la cría de la reina María Enriqueta de Austria, refinó la raza e hizo que se popularizara. Así, de su papel inicial en cuadras, pasaron a ser valorados como perros de compañía en hogares de todo el mundo.

El American Kennel Club (AKC) registró su primer grifón de Bruselas en 1910 y la Federación Cinológica Internacional en 1954.

El diminuto grifón de Bruselas tiene un carácter digno de un perro grande, que lo hace destacar entre las razas más pequeñas.

Es leal, afectuoso, juguetón y muy apegado a su familia. Es habitual que tenga una persona preferida, a la que seguirá con devoción convirtiéndose en su sombra.

No le gusta estar solo, necesita la compañía humana continuamente. Si se estresa, se aburre o percibe indiferencia por parte de sus dueños, puede llegar a comportarse mal para llamar la atención. A menudo, el mobiliario y los objetos que encuentre por casa sufrirán su enfado para apaciguar su frustración.

El grifón de Bruselas es inteligente y tiene mucha personalidad. Su pequeña estatura no es un problema porque sabe hacerse respetar.

Es valiente, con un carácter bastante temerario. No tiene miedo de enfrentarse a personas o a otros perros sin importarle la diferencia de tamaño. También puede ser nervioso, poco paciente y terco, y mostrarse tímido o agresivo ante extraños.

Todos estos rasgos de su fuerte carácter hacen obligada la socialización y un correcto adiestramiento para que aprenda a comportarse con otras personas y otros perros.

Por su personalidad curiosa, despierta y atenta el grifón de Bruselas es un buen vigilante y perro alerta. Avisará sin dudar si percibe algo extraño o sospechoso.

Destaca en competiciones de agilidad y obediencia gracias a su inteligencia y su capacidad para entender órdenes y aprender rápido señales y comandos.

El grifón de Bruselas es un perro muy sensible y pequeño. Una combinación que no le convierte en el mejor compañero de juegos para los niños. Si éstos no aprenden a tratarle, son bruscos o le asustan, no les aguantará, ni querrá estar cerca de ellos. Sin embargo, si se les enseña a respetarle, el grifón puede adaptarse a la convivencia y llegar a tolerar bien a los miembros más pequeños de la familia.

El comportamiento con otros animales puede variar y dependerá de cada ejemplar. Para evitar conflictos y predisponerles positivamente, es necesaria una buena socialización temprana. Educados y socializados desde cachorros, aceptarán bien a otros perros y a otras mascotas en casa.

Los cuidados y la higiene general de un grifón de Bruselas son bastante sencillos, siendo su manto y sus ojos, los que van a requerir un poco más de atención.

Es un perro que no muda mucho, pero su pelaje áspero y denso, necesita ser cepillado de manera regular para evitar enredos y eliminar el pelo muerto.

A muchos ejemplares se les corta el pelo, arreglándoles, sobre todo, la zona de la cabeza y el hocico, donde lucen su barba tan característica.

Para conservar su pelaje limpio y en buen estado, generalmente es suficiente con bañarles una vez al mes o cada dos meses, usando un champú para perros.

Las pequeñas y erguidas orejas del grifón de Bruselas son propensas a acumular suciedad y cera. Es recomendable examinarlas y limpiarlas periódicamente para prevenir infecciones.

Los ojos grandes y redondos son un punto débil en la raza, que suele tener problemas oculares. Hay que mantenerlos limpios para evitar que se irriten y, si eso ocurre, y la irritación es persistente, hay que llevarles al veterinario.

Sus dientes deben cepillarse varias veces a la semana, con una pasta dentífrica de perros, para impedir que se acumule placa y que aparezcan otros problemas dentales a largo plazo.

Las uñas tienen que cortarse con frecuencia porque si crecen más de lo normal, pueden provocarles heridas o molestias al caminar.

El grifón de Bruselas es un perro activo, que necesita tanto estimulación física como mental para mantener un temperamento equilibrado.

Hay que procurar que haga ejercicio diario, pero moderado. Aunque son perros más resistentes de lo que parecen, la actividad debe ser acorde a su tamaño.

Disfrutará mucho de varios paseos cortos al día, de pequeños circuitos de obstáculos donde poner a prueba su agilidad, o entreteniéndose con juguetes o pelotas que pueda perseguir para liberar energía.

Llevarle a parques caninos para relacionarse con otros perros será algo positivo para su comportamiento, y fomentará una actitud más abierta y amistosa.

Por su diminuta estatura es una raza con la que se pueden practicar juegos en casa. Algunas opciones a tener en cuenta son la búsqueda de objetos y los juguetes interactivos, los puzzles y los rompecabezas en los que deba usar su ingenio.

Los grifones de Bruselas necesitan ser educados en obediencia para mantener a raya su impetuoso carácter. A pesar de ser obstinados, su adiestramiento no es complejo. Reaccionan muy bien al entrenamiento con refuerzos positivos, a base de premios, caricias o palabras de reconocimiento por el trabajo bien hecho. Por el contrario, una educación muy estricta o dominante les suele generar rechazo.

Los grifones de Bruselas no suelen ocasionar problemas con la alimentación, pero la dieta debe adaptarse a su reducido tamaño. Tiene que ser equilibrada y nutritiva, incluyendo proteínas, grasas saludables, carbohidratos, vitaminas y minerales.

Puede estar formada por pienso comercial de alta calidad, indicado para razas pequeñas, o por comida casera. En ambos casos, hay que seguir las recomendaciones del fabricante o del veterinario, e ir modificando los alimentos y las cantidades, siempre que sea necesario, según la edad, la salud o el nivel de actividad de cada perro.

Por su pequeño estómago y para facilitar las digestiones, es mejor distribuir las comidas en tres o cuatro al día, y que las raciones sean más pequeñas.

Hay ejemplares que pueden ganar peso con facilidad, por lo que hay que controlar la ingesta de calorías y limitar los premios o snacks menos saludables.

El grifón de Bruselas es una raza sana, que bien cuidada puede tener una vida larga. Sin embargo, sus características físicas les hacen más propensos a padecer una serie de problemas concretos.

• Problemas oculares: sus grandes ojos saltones son delicados y pueden sufrir lesiones, cataratas y la atrofia progresiva de la retina. Una enfermedad hereditaria que causa la perdida de visión.
• Problemas respiratorios: el hocico corto y la nariz chata son propios de las razas braquicéfalas. Esta condición provoca dificultades respiratorias que se manifiestan con síntomas como jadeos, arcadas o náuseas y ronquidos excesivos.
• Displasia de cadera y luxación de rótula: los grifones de Bruselas también suelen desarrollar complicaciones en sus articulaciones que les pueden causar dolor y cojera.

Dentro de los grifones, algunos organismos como la Federación Cinológica Internacional, reconocen tres razas independientes, y otros, tres variedades de la misma raza: el grifón de Bruselas, el grifón belga y el petit brabanÇon o pequeño brabantino. Las únicas diferencias entre ellos las marca el tipo de pelaje y su color.

Mientras el grifón de Bruselas y el grifón belga tienen el pelaje duro y algo ondulado, el pequeño brabantino lo tiene corto. En cuanto a los colores, en el grifón de Bruselas predomina el rojo o rojizo, el grifón belga es negro o negro y rojo, y el petit brabanÇon puede tener un manto de cualquiera de los colores de los otros dos.

La raza ha tenido representación en el mundo del cine. En la película americana de 1997 «As good as it gets» (Mejor imposible), Verdell es un simpático grifón de Bruselas con un papel destacado, casi al mismo nivel que el de sus tres protagonistas, Jack Nicholson, Helen Hunt y Greg Kinnear.

La Reina María Enriqueta de Austria, esposa del rey Leopoldo II de Bélgica, fue una enamorada de la raza y su principal embajadora. Se interesó por la cría e hizo que ganaran popularidad dentro y fuera de Bélgica, algo que fue fundamental en su supervivencia. Durante las dos Guerras Mundiales el grifón de Bruselas casi desaparece en Bélgica, pero pudieron recuperarse ejemplares de Gran Bretaña y EE.U.U. para continuar con el linaje de la raza.

Su reducido tamaño lo hace perfecto para tener en un piso.

Aunque es pequeño, por su duro e intenso temperamento, necesita un dueño que se involucre al 100% en su educación y en su socialización. No obstante, es fácil de adiestrar y por eso es una buena elección como primer perro.

El grifón de Bruselas adora la compañía humana y tiende a forjar lazos afectivos fuertes con su círculo cercano. No soporta la soledad, ni la indiferencia. No es recomendable para personas o familias que no le puedan prestar mucha atención.

Este diminuto peludo desgreñado, de cara expresiva y vivos ojos, tiene un encanto único. Inteligente y amistoso, puede ser un compañero entrañable con el que compartir momentos inolvidables.