¿Por qué el perro no distingue el exceso de sal en las comidas? ¿Es el perro tan carnívoro como se dice? ¿A qué se debe que el can prefiera la carne al pescado? Estas son algunas preguntas frecuentes sobre el sentido del gusto del perro que conviene conocer. Claves para entender el paladar canino que hará la alimentación del perro con el que compartimos la vida más responsable y agradable para todos.
¿Por qué el perro prefiere la carne al pescado?
Los perros han heredado su gusto por la carne del lobo, pero también disfrutan de cereales y ciertas frutas
El perro, como ocurre con el gato, es considerado un carnívoro por los científicos. Esta clasificación, sin embargo, tiene algunos matices que conviene conocer, y tener en cuenta antes de elaborar una dieta para el perro.
«El grupo de los carnívoros, como su nombre indica, incluye especies especializadas en el consumo de carne, entre ellas, el perro; pero ello no implica que muchos animales de este grupo sean omnívoros; es decir, su dieta incluye ciertas frutas y vegetales«, explica el investigador John Bradshaw, autor del extenso estudio ‘Evolución del comportamiento alimentario de perros y gatos‘, que analiza la evolución del paladar canino a lo largo de su historia. Las conclusiones de su investigación han sido publicadas en la revista científica ‘The Journal of Nutrition‘.
Una mirada a la naturaleza ofrece algunas claves para entender esta máxima. ¿Qué ocurre con la dieta del lobo, ancestro salvaje del perro? En la alimentación del lobo la ingesta de carne predomina por goleada. «La comida de un lobo es un 80% carne; este es el motivo por el que, aunque también ingiere cereales y algunos vegetales, el perro busca y prefiere los alimentos cárnicos, o que incluyen olores extraídos de ellos», afirma, por su parte, el investigador Stanley Coren, de la Universidad de British Columbia, en Vancouver (Canadá), y experto en comportamiento canino.
El olor del alimento del perro, no obstante, también juega un papel fundamental en el gusto del peludo compañero. Y, cuando se trata del paladar canino, el aroma cárnico determina sin fisuras su atracción hacia ciertas comidas, así como su rechazo hacia otras.
¿Por qué el perro no distingue el exceso de sal en la comida?
¿Quién no ha sentido alguna vez la tentación de lanzarse sobre una bolsa de patatas fritas o de abalanzarse sobre una caja de palomitas recién hechas y saladas? Esta fuerte atracción humana por la sal, explican los científicos, está muy relacionada con nuestro comportamiento alimentario.
«Las personas necesitamos la sal para equilibrar nuestras dietas, ya que el contenido de este nutriente no es muy abundante en los vegetales y cereales que comemos», explica Coren. Ello explica que nuestras papilas gustativas se hayan acostumbrado, a lo largo de nuestra evolución, a reconocer los alimentos salados, e ingerirlos para compensar esta carencia.
Por el mismo motivo, la dieta predominantemente carnívora del perro explica por qué los canes no son tan receptivos como nosotros a la sal en los alimentos. «El paladar del perro es prácticamente insensible a la presencia de sal en los alimentos, y ello se debe a que la carne ya contiene niveles suficientes de sodio», asegura Bradshaw.
El mayor contenido en sal de la carne explica, en consecuencia, que lobos y perros nunca hayan tenido que preocuparse por encontrar otras fuentes de sal en la naturaleza, una carencia que sí preocupa a herbívoros como los caballos salvajes.
En consecuencia, los perros no han necesitado desarrollar unas papilas gustativas demasiado sensibles a la sal. En otras palabras, no se sienten, ni de lejos, tan atraídos hacia las patatas fritas como nosotros.
La lengua del perro no está preparada para disfrutar de los alimentos salados
Las responsables últimas de que la mayoría de las personas nos sintamos atraídas hacia el azúcar o el chocolate, y de que los perros disfruten de un buen plato de carne son las mismas: las papilas gustativas. Estas células de la lengua del can (o de las humanos) son capaces de estimularse ante determinados tipos de sabores o estímulos.
“La mayoría de las papilas gustativas del perro se concentran en la punta de su lengua; y permiten a los canes diferenciar los sabores amargos, los dulces, los agrios, etc.”, concluye un estudio veterinario realizado por la Universidad de Davidson, en EE.UU.
Sin embargo, existen algunas diferencias entre el paladar humano y el canino. Una de las más llamativas tal vez sea el hecho de que los perros son mucho menos sensibles a la presencia de la sal en la comida que las personas.