Dieta de Salud Planetaria: comer mejor para vivir más y contaminar menos

Este modelo alimentario prioriza la salud de las personas y del planeta. Recomienda reducir carnes y lácteos y apostar por una mayor variedad y cantidad de alimentos vegetales
Por Sonia Recio 16 de octubre de 2025
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Imagen: jamestahhan
La Dieta de Salud Planetaria (PHD) propone un modelo alimentario que beneficia tanto a la salud como al medio ambiente. Su enfoque se basa en aumentar el consumo de vegetales y reducir la ingesta de carnes rojas y lácteos, dos de los alimentos con mayor impacto ambiental. Aunque diversos estudios ya la habían relacionado con mejoras en la salud, los resultados no siempre eran concluyentes. Ahora, un nuevo análisis que combina datos de dos grandes cohortes y un metaanálisis de 37 estudios confirma que seguir la PHD se asocia con una menor mortalidad por todas las causas.

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«Los sistemas agroalimentarios se enfrentan a desafíos sin precedentes. Los conflictos, los 
efectos de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, las crisis económicas y la creciente desigualdad ejercen una presión cada vez mayor sobre la tierra que cultivamos, el agua de la que dependemos y la biodiversidad que sustenta la vida. Las cadenas de suministro siguen siendo frágiles, y los efectos de la disrupción ya se están haciendo sentir en hogares, mercados y campos de todo el mundo».

Con estas palabras se expresa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en el Día Mundial de la Alimentación, una fecha señalada en la que, este año, hace un llamamiento a la colaboración internacional para construir un futuro pacífico, sostenible, próspero y dotado de seguridad alimentaria. La Dieta de la Salud Planetaria, que se ha vuelto a analizar científicamente, se enmarca en este propósito de sostenibilidad global.

¿Qué es la Dieta de Salud Planetaria?

Lo que comemos no solo influye en nuestra salud, también tiene un impacto directo sobre el planeta. El sistema alimentario global es responsable de cerca del 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Y uno de los principales culpables de este porcentaje es el consumo de carne y lácteos.

Ante este escenario, en 2019 la Comisión EAT-Lancet propuso la Dieta de Salud Planetaria (PHD), un modelo que busca equilibrar la nutrición humana con la sostenibilidad ambiental. Según sus cálculos, recogidos en una revisión reciente de esta comisión, este tipo de alimentación podría evitar hasta 15 millones de muertes prematuras al año y reducir en un 20 % las emisiones de GEI. Sin embargo, este informe de 2025 reconoce que menos del 1 % de la población mundial sigue una dieta saludable y respetuosa con el medio ambiente (está en un «espacio seguro y justo»), mientras que el 30 % más rico concentra más del 70 % del impacto ecológico de la alimentación.

La evidencia científica respalda la propuesta planteada en 2019. Un análisis de guías dietéticas en 85 países concluyó que la PHD supera las recomendaciones nacionales y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tanto en beneficios para la salud como en reducción de emisiones. Asimismo, estudios realizados en China y los Países Bajos confirman que seguir esta dieta se asocia con menor mortalidad y huella ambiental.

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Imagen: silviarita

¿Cómo afecta la Dieta de Salud Planetaria a nuestra salud?

Aunque la Dieta de Salud Planetaria ha sido reconocida por su potencial para mejorar la salud y reducir el impacto ambiental, no todos los estudios coinciden en sus beneficios. Para arrojar luz sobre estas discrepancias, un nuevo estudio ha analizado datos de dos grandes cohortes poblacionales: el NHANES de Estados Unidos (1999–2018) y el UK Biobank del Reino Unido, con una muestra conjunta de más de 168.000 personas. Además, los investigadores han complementado el análisis con un metaanálisis de 37 estudios previos, con más de 3 millones de participantes.

Los resultados, publicados en la revista Science Advances, aportan nuevas evidencias sobre la relación entre la PHD y el riesgo de mortalidad, y consolidan su papel como una herramienta clave en el debate sobre la transformación de los sistemas alimentarios hacia modelos más saludables y sostenibles.

Principales conclusiones del estudio

Los resultados sugieren que seguir la Dieta de Salud Planetaria no solo puede proteger la salud frente a enfermedades crónicas, sino que también ayuda a reducir el impacto ambiental del sistema alimentario. Los investigadores destacan la necesidad de más estudios en poblaciones diversas y, sobre todo, de ensayos clínicos aleatorizados, para confirmar la relación causal y consolidar la evidencia científica sobre los beneficios de esta dieta.

💊 Menor riesgo de mortalidad

La Dieta de Salud Planetaria se asocia con un menor riesgo de mortalidad total y en especial por cáncer, enfermedades cardiovasculares (ECV) y respiratorias. También se observó una reducción en la incidencia de cáncer colorrectal y de pulmón, cardiopatía coronaria, ictus y diabetes.

🥗 Mayor consumo de calorías

Una mayor adherencia a la PHD se relaciona con un mayor consumo energético total. Esto contrasta con otros patrones dietéticos saludables, como la dieta mediterránea, donde lo habitual es que una mayor adherencia esté ligada a una menor ingesta calórica. Los expertos subrayan que se necesitan más estudios para comprender mejor este fenómeno.

🌱 Menos emisiones de gases de efecto invernadero

El análisis también evaluó el impacto ambiental de la PHD, en particular las emisiones de gases de efecto invernadero por grupo de alimentos. Los datos confirman que una mayor adhesión a la dieta está relacionada con menores emisiones, en línea con investigaciones anteriores.

🥩 Menor huella climática

En los estudios de NHANES y UK Biobank se identificó a la carne roja, sus derivados y los lácteos como los alimentos con mayor huella climática, un resultado que coincide con los hallazgos de un metaanálisis previo. No obstante, los autores advierten que estas estimaciones se basan en el método de evaluación del ciclo de vida (LCA), que presenta limitaciones.

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Imagen: anncapictures

Opiniones de la comunidad científica

Tras la publicación de estos resultados, SMC España ha recopilado las valoraciones de varios especialistas para conocer cómo interpreta la comunidad científica los hallazgos y qué implicaciones pueden tener en el futuro de la alimentación y la salud pública.

Mercedes Sotos-Prieto

Mercedes Sotos-Prieto, epidemióloga nutricional en el CIBERESP y el IMDEA Alimentación, profesora titular en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y profesora asistente adjunta en la Escuela de Salud Pública de Harvard:

«En España, donde la dieta mediterránea ya forma parte de la cultura alimentaria, la transición hacia este patrón podría ser más sencilla o complementaria. Esto ayuda a seguir fomentando políticas alimentarias que integren criterios de salud y medio ambiente que incluyan el consumo de alimentos de origen vegetal, la reducción de carnes rojas y procesadas, ultraprocesados y bebidas azucaradas, y el aumento de legumbres, frutas, verduras, frutos secos y cereales integrales».

Carmen Pérez Rodrigo

Carmen Pérez Rodrigo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, miembro del Grupo Colaborativo para la elaboración de las ‘Guías Alimentarias para la población española’ de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC):

«Este perfil alimentario coincide con un patrón de consumo que también se asocia con menor impacto medioambiental en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero y otras dimensiones del impacto ambiental. Además, concuerda con el patrón de la dieta mediterránea, cuyos efectos favorables sobre la salud están respaldados por evidencia científica y en diversos estudios también se ha observado un impacto ambiental más favorable en comparación con otros patrones alimentarios».

José M. Ordovás

José M. Ordovás, director de Nutrición y Genómica en la Universidad Tufts de Boston (EE. UU.), miembro de IMDEA-Alimentación (Madrid) y de CIBEROBN (Instituto de Salud Carlos III):

«Entre las limitaciones: son estudios observacionales (no prueban causalidad) y las poblaciones analizadas no representan todos los contextos sociales o culturales. En España, donde el patrón mediterráneo aún está presente, estos resultados respaldan reducir carnes rojas y procesadas y favorecer frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. La novedad es que estos cambios no solo mejoran la salud, sino que también ayudan a mitigar el cambio climático».

Carmen Romero Ferreiro

Carmen Romero Ferreiro, doctora en Biología, vicedecana de Investigación en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y responsable de Investigación del Grado de Nutrición:

«En conjunto, la investigación aporta evidencia sólida que apoya la necesidad de transitar hacia patrones alimentarios más sostenibles, en los que predominen los alimentos de origen vegetal, con claras repercusiones positivas para la salud y el entorno».

Javier Sánchez Perona

Javier Sánchez Perona, científico titular del Instituto de la Grasa-CSIC:

“La combinación de ambos abordajes (encuestas oficiales y metaanálisis) aporta solidez a los resultados y subraya la importancia de plantear la calidad nutricional y el impacto medioambiental de los alimentos y las dietas en conjunto”.

Jesús Francisco García-Gavilán

Jesús Francisco García-Gavilán, investigador en el grupo de Alimentación, Nutrición, Desarrollo y Salud Mental, departamento de Bioquímica y Biotecnología, Universitat Rovira i Virgili (URV):

“Este trabajo aporta más evidencia para insistir en que una dieta equilibrada, variada y rica en nutrientes y alimentos de calidad (no únicamente en carnes rojas y lácteos), no solo disminuye el riesgo de enfermedades crónicas y mortalidad, sino que también protege la salud del planeta y, por lo tanto, la de las futuras generaciones”.

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