El capitán del «Geroi Sevastopolya» asegura que el buque se mantendrá a más de 200 millas de las costas españolas

Fomento mantiene en alerta a la Armada para que el petrolero no entre en la Zona Económica Exclusiva española
Por EROSKI Consumer 8 de diciembre de 2003

El subsecretario del Ministerio de Fomento, Adolfo Menéndez, informó ayer de que el capitán del petrolero monocasco ruso «Geroi Sevastopolya» ha comunicado a la Dirección General de Marina Mercante que no entrará en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) española, de forma que se mantendrá a más de 200 millas de las costas españolas.

El buque ruso zarpó la pasada noche del viernes del puerto de Ventspils (Letonia) tras recibir el visto bueno de la Agencia de Seguridad Marítima Europea y a pesar de las deficiencias alegadas por España durante el proceso de inspección realizado antes de su salida al mar.

Menéndez, no obstante, insistió ayer en que transitar alejado de la costa «no es la solución», ya que ésta pasa por impedir la navegación a barcos de estas características, que no reúnen las condiciones oportunas de seguridad.

Por este motivo, el subsecretario señaló que el Ministerio de Fomento mantiene en alerta a la Armada para que el petrolero ruso no traspase la ZEE, así como a los Servicios Marítimos, a fin de que puedan prevenir cualquier incidencia.

El subsecretario de Fomento denunció que, de acuerdo con los criterios de la Inspección Marítima Española, un barco en estas condiciones, de 24 años de antigüedad, «nunca habría sido autorizado a navegar».»Tenemos derecho a preguntarnos -añadió- por qué un año después del «Prestige» y tres o cuatro después del «Erika», un barco en esas mismas condiciones, haciendo la misma ruta y con la misma carga, genera riesgos evitables».

Menéndez indicó, además, que «no es casualidad» que la Dirección General de la Marina Mercante esté instruyendo una actuación administrativa dirigida a proponer a la Comisión Europea que revoque la autorización para clasificar barcos del American Bureau of Shipping (ABS), la sociedad que autorizó a navegar al «Prestige».

Todo esto demuestra, a su juicio, que el Gobierno español «tiene razón» al venir exigiendo ante la Organización Marítima Internacional (OMI) que se supriman los barcos con determinadas antigüedades, «porque la única manera de garantizar la seguridad es impedir la navegación a aquellos buques que no reúnen las condiciones».

Para Menéndez, el sistema de derecho marítimo internacional requiere una reforma orientada a establecer «con nitidez» las responsabilidades de los distintos operadores en el tráfico marítimo, y subrayó que también se precisa la revisión del sistema desarrollado por las sociedades de clasificación para evitar que estos barcos circulen.

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