La producción ecológica vela por una vida sostenible, la biodiversidad, el agua, el suelo y el mundo rural. Pero sobre todo cuida de la salud de la casa común: nuestro planeta. La producción ecológica consume alrededor de un 15 % menos de energía que la convencional, sobre todo por su menor dependencia de la fabricación de pesticidas y fertilizantes sintéticos. Pero lo hace con niveles muy diversos: es un 9,5 % menor en la producción de manzanas y hasta un 69 % en la de leche, por ejemplo. Te contamos más acerca de este tipo de producción, en concreto sus ventajas e inconvenientes.
Se suele pensar que la producción ecológica es como la tradicional, aquella que conocieron nuestros abuelos y de ellos para atrás hasta el neolítico. En parte es cierto, pero hoy ese modelo productivo es mucho más sofisticado y cuenta con el apoyo de la alta tecnología. La Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM) la define así: “Es el sistema de producción que mantiene y mejora la salud de los ecosistemas y las personas. Combina tradición, innovación y ciencia para favorecer el medio ambiente y promover relaciones justas y buena calidad de vida para todos los que participan en ella”.
¿Producción ecológica, orgánica o biológica?
Aunque se suelen entender cosas distintas según cada término, en la práctica, la legislación (Reglamento de la Unión Europea 2018/848) indica que los productos etiquetados con alguna de estas tres palabras (ecológico, orgánico o bio) deben cumplir con los mismos principios, entre ellos:
- el respeto de los sistemas y los ciclos naturales.
- el uso de prácticas de labranza y cultivo respetuosas con el suelo.
- el empleo responsable de la energía y de recursos naturales como el agua, el suelo, las materias orgánicas y el aire.
- la prohibición de utilizar organismos modificados genéticamente (OMG).
El objetivo de la producción ecológica: un futuro sostenible
El principal objetivo de la producción ecológica es contribuir al desarrollo sostenible y, al mismo tiempo, alimentar a una población planetaria que no cesa de crecer. “Hablamos de respetar los sistemas y los ciclos naturales, preservar y mejorar la salud del suelo, el agua, las plantas y los animales y el equilibrio entre ellos; de hacer un uso responsable de la energía y de los recursos naturales como el agua, la tierra, las materias orgánicas y el aire; de cumplir rigurosas normas de bienestar animal que respondan a las necesidades de comportamiento de cada especie”, explica Xabier Lejarzegi, director del Consejo de Agricultura y Alimentación Ecológica del País Vasco.
Una producción, además, que tiene más importancia que nunca. Según el ‘Informe Planeta Vivo 2020‘, de la organización WWF, respecto a la edición anterior, de 2018, hemos perdido un 8 % de biodiversidad y entre 1970 y 2016 las poblaciones mundiales de vertebrados han caído una media del 68 %. “Nuestra relación con la naturaleza está rota. Necesitamos con urgencia una transición agroecológica hacia sistemas alimentarios sostenibles y resilientes”, explica Celsa Peiteado, responsable del Programa de Alimentos de WWF España.
Imagen: maxmann
¿La solución? Buscar el cambio hacia una producción de alimentos de forma respetuosa y que quienes los consumen recobren la importancia que les corresponde dentro de la cadena alimentaria. “Este modelo recupera los servicios que la naturaleza presta gratuitamente a la producción de alimentos: agua de calidad, fertilidad de los suelos, polinización de las cosechas… Solo así podremos garantizar la producción de alimentos a largo plazo, luchar contra el cambio climático y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Porque no hay tecnología que pueda sustituir a la naturaleza”, añade Peiteado.
Ventajas de la producción ecológica
? 1. Protege la fertilidad de los suelos y reduce el nivel de erosión y de desertificación (favorece la retención de agua) en comparación con las técnicas convencionales. Lo consigue al evitar el uso de fertilizantes sintéticos y potenciar los de origen orgánico (por ejemplo, el estiércol o el humus de lombriz) para aumentarla disponibilidad de nutrientes en el suelo. También mediante la rotación de cultivos más adecuada a cada terreno, ya que los monocultivos pueden degradar la tierra y reducir los niveles de nutrientes naturales. Según la Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecología (SEAE), estudios a largo plazo (20 años) han registrado hasta un 75 % menos de pérdida de suelos por erosión en las explotaciones ecológicas.
? 2. Limita o elimina el uso de químicos de síntesis, lo que reduce la contaminación de los suministros de agua y los mantos freáticos (depósitos de agua subterránea a poca profundidad). Los fertilizantes nitrogenados que no absorben las plantas acaban en acuíferos o ríos y, según algunos ,estudios de Reino Unido, el 58 % de esas sustancias proceden de la agricultura convencional. En España también se han detectado acuíferos con acumulaciones superiores a las fijadas por la Unión Europea. Esa presencia excesiva de nutrientes, es decir, la llamada eutrofización de las aguas, tiene consecuencias, como la proliferación de algas, la reducción oxígeno o la generación de tóxicos, que al final deriva en pérdida de biodiversidad y malos olores.
? 3. Al no utilizar químicos de síntesis agresivos, mantiene los ecosistemas naturales, lo que favorece la biodiversidad. Es decir, la presencia de especies animales (insectos, aves y mamíferos) y plantas autóctonas que ayudan al control biológico de las plagas. Esto también permite que suelos, flora y fauna mejoren de forma natural su resistencia a las enfermedades y a las condiciones climáticas extremas.
? 4. Contribuye a la lucha contra el cambio climático al reducir la emisión de gases como el anhídrido carbónico (CO2) y el óxido nitroso (N2O). Además, incrementa la retención del carbono orgánico en los suelos (entre un 40 % y un 72 %, según la SEAE). El uso de abonos naturales ayuda a reducir la producción de fertilizantes nitrogenados y, por tanto, sus emisiones. Otros beneficios añadidos: alimentar rumiantes con pastos naturales en lugar de cereales cultivados con técnicas menos sostenibles como el empleo de maquinaria o abonos químicos.
? 5. El desarrollo sostenible no solo se refiere al medio ambiente. También incluye el bienestar social y la defensa de los medios tradicionales de vida. Como la producción ecológica requiere más mano de obra a lo largo de todo el ciclo, fomenta el empleo y el emprendimiento rural (de la producción a la transformación de alimentos) y contribuye a frenar la despoblación de las zonas rurales.
? 6. Despilfarra menos energía y, siempre que sea posible, consume recursos energéticos renovables y locales. De acuerdo con los estudios científicos que maneja la SEAE, la producción ecológica consume alrededor de un 15 % menos de energía que la convencional (sobre todo por su menor dependencia de la fabricación de pesticidas y fertilizantes sintéticos), con niveles muy diversos: es un 9,5 % menor en la producción de manzanas y hasta un 69 % en la de leche.
? 7. Promueve sinergias entre la agricultura y ganadería. La relación entre la agricultura sostenible y las explotaciones ganaderas es muy estrecha, ya que deben usar pastos, forrajes o piensos ecológicos (de cultivos propios o de otras explotaciones) en su consumo total o en su mayor parte. La ganadería ecológica, además, aplica criterios de bienestar animal como limitar la densidad de población de ejemplares y ofrecerles espacio suficiente tanto en las instalaciones como al aire libre para ejercitarse y mostrar su comportamiento natural.
Imagen: FilipFilipovic
Inconvenientes de la producción ecológica
? 1. La producción ecológica no es sencilla. Requiere inversión y tiempo para que los proyectos salgan adelante. Y también una formación compleja sobre técnicas de cultivo y explotación ganadera, gestión de los negocios…
? 2. No todas las tierras son aptas. Y es menos productiva que la producción industrial, ayudada de fertilizantes y herbicidas químicos. Un estudio de la Universidad de Berkeley (EE.UU.) concluye que la producción ecológica es hasta un 20 % menor que la convencional, lo que implicaría extender su superficie para cubrir la misma demanda. Esto contribuye a que los productos ecológicos puedan ser más caros.
? 3. No siempre es sinónimo de sostenibilidad. Un producto puede tener todas las garantías ecológicas, pero si su origen está a miles de kilómetros, la huella de carbono será mucho mayor, porque hay que sumarle el transporte. Aunque para la mayoría de los alimentos el transporte representa menos del 10 % de las emisiones (según un estudio de la Universidad de Oxford), hay que tenerlo en cuenta para conocer la huella ecológica de cada producto.
¿Los alimentos ecológicos tienen más nutrientes?
Los alimentos ecológicos contienen más nutrientes. Así lo aseguran entidades como IFOAM o el Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica sobre niveles mayores de vitaminas o antioxidantes en fresas o pimientos, o de proteínas y ácido oleico en los huevos. No obstante, no existe consenso, se han publicado algunos metaanálisis que aseguran que las diferencias no son tan evidentes como para llegar a una conclusión global.