Entrevista

«Los modelos que dividen el duelo en etapas están obsoletos»

Alba Payàs, directora del Instituto de Psicoterapia Integrativa Relacional (IPIR)
Por EROSKI Consumer 1 de junio de 2020
psicologa alba payas IPIR

Especialista en el tratamiento del duelo, Alba Payàs dirige del Instituto IPIR, un centro especializado en atención a familias en duelo y en formación de profesionales. Además, es autora de los libros ‘Las tareas del duelo’ o ‘El mensaje de las lágrimas’. “Los ritos señalan que entramos en una nueva realidad y, sin ellos, las personas en duelo sienten culpa por no haber podido despedirse, al tiempo que se intensifica su sensación de irrealidad”, explica. En esta entrevista, le preguntamos cómo afrontar la pérdida y elaborar el duelo en un contexto tan atípico como el que han dibujado el confinamiento y la pandemia.

¿El coronavirus cambia nuestra relación con la muerte?

Hace unos meses, era impensable imaginar que nuestra familia pudiera estar en peligro, pero ahora la mayoría tenemos esa incertidumbre y preocupación. La pandemia nos ha acercado la imprevisibilidad de la muerte. También pone de manifiesto la importancia de los rituales colectivos, ausentes durante la covid-19. Cuidar de nuestros seres queridos y acompañarlos en la etapa final de la vida tiene un poder reparador, que aporta sentido. Los funerales dejan sentir el impacto que ha tenido el fallecido en la comunidad y disponer del cuerpo es una forma de afrontar la realidad e ir aceptándola. En general, los ritos señalan que entramos en una nueva realidad y, sin ellos, las personas en duelo sienten culpa por no haber podido despedirse, al tiempo que se intensifica su sensación de irrealidad. Son factores que propician un duelo de riesgo, a los que se suma la incertidumbre que existe respecto al futuro y la falta de apoyo social, ya que esa red de personas está a su vez tocada y afectada por la situación general.

¿Qué observa en las personas que han perdido a alguien por la pandemia?

Mucha tristeza, impotencia y sentimientos de culpa por no haber podido estar presentes. También enfado con el sistema, con las normas, con la manera que ha tenido su ser querido de morir o con el hecho de no haber podido acceder a más información. Por otro lado, estamos viendo mucho trauma, sensación de desbordamiento, de irrealidad y de soledad.

¿En qué momento habría que pedir ayuda especializada?

En las circunstancias mencionadas. Debido al nivel de riesgo que entraña este duelo, también si los síntomas de culpa, enfado, incredulidad, abatimiento y tristeza profunda persisten en dos o tres meses.

¿Qué etapas atraviesa alguien que ha perdido a un ser querido?

Los modelos que dividen el duelo en etapas están obsoletos. Y la idea de que un duelo consiste en despedirse es también errónea: no conviene confundir despedida con funeral. Aunque a algunas personas les ayuda, la mayoría no quiere decir adiós a su ser querido, ya que el vínculo sigue. El reto consistiría en elaborar lazos continuos, sanos y fértiles con quien se va.

¿Qué consejos daría a una persona en duelo?

Que acepte lo que está viviendo y se dé permiso para sentir lo que siente. Estar enfadado o desbordado es normal. No significa que uno esté volviéndose loco. Lo importante es que la persona encuentre equilibrio entre los recursos que le permiten evitar el dolor y los que le conectan con él, así como saber diferenciarlos. Por un lado, el doliente debería hacer cosas que le ayuden a distraerse, cuidarse y calmarse, como evitar sobreexponerse a las noticias o a imágenes que susciten recuerdos, conservar sus rutinas, comer sano, hacer deporte, conservar su red de apoyo o descansar. Por otro, concederse un tiempo y un espacio para conectar con el sufrimiento y lo sucedido, y recurrir a la red de apoyo para exteriorizar y compartir la pena, el enfado o la culpa.

¿Cómo pueden ayudar amigos y familiares?

A menudo la red de apoyo no esta disponible porque las personas solemos tener dificultades para conectar con el mundo emocional, lo que hace que se levanten muros de silencio alrededor de la persona en duelo. Hay que romperlos para que las familias puedan compartir con nosotros lo que sienten y nosotros podamos hacerlo con ellos.

¿Qué se puede hacer para elaborar la despedida tras el confinamiento?

Reforzar la red de apoyo: sentarse con toda la familia, hablar, abrazarse, compartir cómo se ha vivido. Es importante poner relatos en común e intentar reconstruir la historia, ya que al haber estado separados solo existen fragmentos. Creo que tras el confinamiento veremos muchos funerales que ahora no se han podido hacer. Aunque haya pasado el tiempo y el cuerpo no esté presente, el ritual tiene la misma significación y el mismo poder reparador.

¿Qué papel desempeña la tecnología y cómo debemos usarla?

Somos afortunados en utilizar las redes, pero también tienen sus límites. No equivalen a un apoyo presencial. Muchas personas que buscan ayuda psicológica en Internet encuentran modelos que les dañan más que ayudarles. A quien necesite un profesional y esté buscándolo en la Red, le recomendaría que escogiera a un especialista, y que se guiara tanto por su currículo como por las recomendaciones personales.

¿Cuáles podrían ser las consecuencias de vivir esta dura experiencia a través de dispositivos?

Prevemos que en unos meses va a haber muchos duelos complicados. A medio plazo puede haber desórdenes de duelo prolongado, donde la persona tiene un abatimiento y una desesperanza que le impide funcionar en el día a día. Se trata de un diagnóstico clínico, de un desorden que tiene consecuencias para la salud y provoca más tendencia a la depresión, al consumo de sustancias, al suicidio… Según diversos estudios, la mortalidad en personas que han perdido la pareja puede aumentar hasta un 40 % dentro de los primeros seis meses después de la pérdida. También demuestran el incremento en la incidencia de cáncer, enfermedades coronarias, neurológicas…

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