Cuidado con los electrodomésticos: pueden ser fuente de bacterias

La humedad favorece el nacimiento y la propagación de microorganismos, por lo que la clave para evitar su producción es mantener los utensilios y aparatos secos
Por Sara Rivas 26 de diciembre de 2019
Lavadora
Imagen: Steve Buissinne

Los españoles no somos lo suficientemente eficientes al desinfectar nuestros hogares. Así lo indica el ‘Estudio Sanytol sobre los gérmenes en el hogar’, elaborado por la empresa limpiadora en colaboración con la Universidad de Barcelona (UB). En él se revela que el 55 % de los españoles cree que empleando cualquier limpiador puede eliminar los gérmenes de su casa. Nada más lejos de la realidad, sobre todo en las zonas más críticas como lavadoras, lavavajillas y frigoríficos, donde los microorganismos crecen gracias a la humedad. José Juan Rodríguez, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y miembro de la junta de la Sociedad Española de Seguridad y Calidad Alimentaria (SESAL) enumera qué bacterias son las más comunes en las cocinas y qué problemas de salud pueden causar. También detalla cómo se pueden evitar.

Bacterias en la lavadora

Al tratarse de un entorno bastante húmedo, la lavadora es fuente de microorganismos como las bacterias y las levaduras. «Entre las bacterias que más nos preocupan se encuentran los estafilococos y, dentro de ellos, los que más problemas puede provocar, por su capacidad de producir toxinas, son las Staphylococcus aureus«, afirma Rodríguez. El experto explica que aunque estas bacterias se hallan de por sí en nuestra piel, las toxinas que producen pueden provocarnos infecciones si tenemos heridas, dando lugar al conocido pus.

Por otra parte la aparición de levaduras, como la Candida albicans, causan infecciones en las zonas de la piel más ocultas, como el tracto urinario, dando lugar a cistitis o infecciones en el aparato genital, sobre todo en las mujeres y más aún en aquellas que son propensas.

La buena noticia es que con una limpieza adecuada de la lavadora podemos evitar la aparición de ambas. «La zona más problemática es la goma que se encuentra en la zona de cierre, entre la puerta y el tambor”, advierte Rodríguez. Por ello debemos evitar cerrar la puerta del electrodoméstico tras el lavado hasta que este se seque y tomar la precaución de secar esa goma con papel o un paño siempre que lo utilicemos. Otra opción, según el miembro de SESAL, es emplear un producto para limpiar y desinfectar lavadoras una vez al mes. «Si vemos que la goma se ha ennegrecido, es una señal infalible de la existencia de estas bacterias y levaduras», avisa Rodríguez.

Levaduras en el lavavajillas

Lavavajillas copas

Imagen: Photo Mix

«Normalmente los lavaplatos funcionan a temperaturas muy altas (entre los 50 ºC y los 70 ºC), por lo que suelen desinfectarse con su utilización», asegura el profesor. Aun así, los lavavajillas no están exentos de bacterias. Se refugian en el fondo, justo donde la puerta se cierra; en esta zona crecen hongos y levaduras. El mayor problema que pueden causar se produce al respirar el vapor que sale del aparato cuando lo abrimos nada más terminar el programa de lavado. «Este vapor arrastra con frecuencia esporas de hongos y microorganismos que pueden, incluso, provocar neumonía«, alerta Rodríguez.

Otra zona que también alberga bacterias y levaduras es de nuevo la goma que permite el cierre hermético del lavavajillas. La más común es la conocida como levadura negra, técnicamente denominada Exophiala dermatitidis. Esta, a su vez, genera una estructura biofilm que protege a las bacterias de los desinfectantes. Para evitar su producción bastaría, al igual que ocurre con la lavadora, secar la junta de la goma. Además, es conveniente no abrir el lavavajillas nada más terminar el programa y si tenemos que hacerlo, apartarnos y no respirar el vapor. Por último, resulta aconsejable retirar los restos de comida de los platos, ya que éstos son alimentos para las bacterias.

Frigorífico, cuidado con la escarcha y la humedad

«Los organismos que alberga este electrodoméstico se producen con la comida y el nivel de higiene«, afirma el profesor. «Los quesos, los embutidos, yogures y los alimentos fresco como la carne y el pescado son en sí mismos una fuente de bacterias», asegura. De nuevo, la clave se encuentra en evitar la humedad. La escarcha que originan los frigoríficos antiguos y la falta de higiene producen Pseudomonas, que causan que los alimentos entren en fase de putrefacción.

Otro de los organismos más comunes dentro de este electrodoméstico es la conocida Listeria monocytogenes. Esta provoca desde infecciones leves gastrointestinales, malestar y procesos febriles, hasta infecciones más graves en el sistema nervioso, como meningitis o encefalitis, que pueden derivar hasta en la muerte.

De nuevo, la clave está en la humedad. Evitar abrir y cerrar muchas veces el frigorífico o no mantener la puerta abierta más de lo necesario disminuye la creación de escarcha. Para la limpieza es necesario emplear productos desinfectantes como la lejía.

Horno y microondas, atención a las salpicaduras

«El horno convencional no suele traer problemas, ya que al utilizarlo se emplean temperaturas que superan los 200 ºC, matando a todos los organismos», asegura el docente.

Por el contrario, el microondas sí puede darnos algún problema a la salud, aunque muy rara vez. Las salpicaduras de comida pueden provocar bacterias lácticas que con su fermentación den lugar a ese olor agrio tan característico de los yogures en mal estado. También pueden producir Pseudomonas que den, a su vez, lugar a la putrefacción de los restos de alimentos y, con ello, mal olor.

Utensilios en la cocina

Utensilios madera

Imagen: Monika

«Todos los elementos de la cocina son susceptibles de ser contaminados», advierte Rodríguez. Por ello recomienda una higiene escrupulosa, tanto con los utensilios como con nuestras manos. «Los cuchillos, las tablas de cortar, las espátulas… deben lavarse en el lavaplatos a alta temperatura o, si se hace a mano, con agua tibia y detergente desinfectante«, aconseja. Lo primordial, de nuevo, es que no conserven humedad, por lo que debemos secar bien todos los platos, cubiertos y el resto de los utensilios.

En cuanto a nuestras manos, debemos lavárnoslas y secarlas, tanto antes como después de procesar alimentos, para evitar la contaminación con Salmonella o enterobacterias (procedentes del intestino).

«Cualquiera de las bacterias que hemos comentado en los electrodomésticos se pueden dar en los alimentos frescos, si no cuidamos el nivel de humedad», asegura el profesor, quien añade que «debemos tener claro una máxima: las bacterias necesitan humedad para crecer, si eliminamos la humedad, evitaremos su propagación. Cuanto más sequedad, menor riesgo de microorganismos».

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