Los tratamientos para controlar la insuficiencia cardiaca aumentan en cuatro veces la probabilidad de sufrir una fractura por pérdida de masa ósea. A su vez, unos niveles de presión arterial altos pueden desencadenar un corazón incapaz de bombear el flujo de sangre necesario. Por este motivo, los expertos consideran imprescindible identificar este grupo de riesgo para minimizar los efectos de la osteoporosis.
Las personas con insuficiencia cardiaca (IC) tienen más riesgo de sufrir fracturas, sobre todo de cadera. Así concluye un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Alberta (Canadá) sobre más de 16.000 pacientes con esta patología. Según los datos, publicados en «Circulation: Journal of the American Heart Association», las personas con tratamientos para el control de la insuficiencia cardiaca tienen un riesgo cuatro veces mayor de sufrir alguna fractura durante el año siguiente que los pacientes aquejados de cualquier otra enfermedad cardiovascular (como infarto de miocardio), además de ser seis veces más vulnerables a romperse la cadera.
Multitud de factores
Este es el primer estudio que correlaciona insuficiencia cardiaca y osteoporosis. Los autores, coordinados por Justin A. Ezekowitz, director de la Clínica de Funcionamiento Cardiaco de la Universidad de Alberta, explican que en una persona con esta insuficiencia, el músculo cardiaco pierde fuerza para bombear la cantidad suficiente de sangre al resto del organismo. Este hecho provoca hipertensión arterial (HTA) y, a la larga, enfermedad arterial coronaria (EAC) -una de las más graves enfermedades cardiacas y con una de las mayores tasas de mortalidad.
Cuando las arterias que proporcionan sangre al músculo cardiaco -las coronarias- se endurecen y se estrechan, como sucede por cúmulo de colesterol, no reciben ni suficiente sangre ni oxígeno. Además del riesgo que esto supone de angina de pecho o infarto, con el paso del tiempo el corazón va debilitándose dando lugar a arritmias e insuficiencia cardiaca, la principal causa de hospitalización y de mortalidad, que afecta al 2,2% de la población general, de los que un 8,4% son mayores de 75 años.
Los agentes que pueden influir en tener o no más debilidad ósea en estos pacientes son diversos, según los expertos. Uno de ellos podría ser el escaso consumo de calcio o de vitamina D, que ayuda al cuerpo a absorber el calcio, y que los expertos consideran muy importante para mantener una buena salud ósea. De la misma manera, tratamientos largos con fármacos como el diurético furosemida (Seguril® o Lasix®) aumentarían este riesgo de fracturas. Asimismo, según Ezekowitz, la insuficiencia cardiaca en sí misma puede disminuir la densidad y la calidad ósea.
Hipertensión, causa o consecuencia
La osteoporosis afecta al 25% de la población femenina y al 12% de los hombres mayores 50 años
Según las últimas investigaciones, una persona hipertensa, a su vez, tiene más riesgo de padecer osteoporosis que la que tiene cifras normales de presión arterial. Por este motivo existen en el mercado medicamentos hipotensores que evitan la excesiva eliminación de calcio por la orina. A las consecuencias propias de sufrir HTA, entre las que se encuentra la misma insuficiencia cardiaca, arteriosclerosis o insuficiencia renal, hay que añadir los resultados de la osteoporosis en el hueso.
El primer síntoma de la osteoporosis es una fractura, sea de cadera, vertebral o de muñeca, por un traumatismo mínimo o, incluso, sin traumatismo previo. Afecta al 25% de la población femenina y al 12% de los hombres mayores de 50 años. Ambas patologías comparten factores de riesgo como la edad avanzada, ser mujer, el hábito tabáquico y la diabetes mellitus II.
Complicación después del trasplante cardiaco
La osteoporosis es una complicación de los pacientes que están en lista de espera para trasplante cardiaco, según han concluido especialistas reunidos en el Congreso Europeo de Cardiología celebrado recientemente en Munich. Los datos han sido extraídos de un estudio realizado sobre una población masculina con insuficiencia cardiaca terminal pendientes de trasplante de corazón, con el objetivo de determinar su densidad ósea y relacionarlo con el metabolismo óseo y los datos clínicos de la enfermedad cardiaca avanzada, niveles hormonales y bioquímicos.
No aparecieron discordancias asociadas a los niveles de densidad ósea de la cadera y zona lumbar entre los enfermos cardiacos y el grupo control (hombres sanos). No obstante, sí que se encontraron diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la cantidad de calcio y fosfato en orina, siendo menor en los afectados por insuficiencia cardiaca, junto con valores de testosterona (hormona sexual masculina) y deoxipiridinolina (marcador bioquímico de reabsorción ósea) elevados. La excreción urinaria de deoxipiridinolina se relaciona con factores de riesgo asociados a pérdida de masa ósea, como es el caso de la disminución de estrógenos.
Los expertos apuntan, vista la elevación de los marcadores de reabsorción ósea en pacientes IC, que es necesario identificar los grupos de riesgo para osteoporosis antes de realizar un trasplante, para utilizar los mecanismos necesarios para la prevención y reducir el índice de fracturas post trasplante.
Es posible desarrollar osteoporosis se tengan o no los factores de riesgo asociados, es decir, aquellos que hacen que existan más probabilidades de adquirir la enfermedad. En principio, a más factores, más posibilidades. Las mujeres son más propensas a desarrollar la enfermedad debido a que tienen menos tejido óseo que los hombres y que durante la menopausia se produce una disminución crítica de hormonas, sobre todo de estrógeno. Los hombres, a pesar de tener una densidad ósea mayor y una pérdida de calcio menor, a partir de los 50 años empiezan dicha pérdida de forma progresiva.
Otros factores desencadenantes son:
- Edad avanzada.
- Antecedentes familiares, sobre todo de primer grado, de osteoporosis.
- Tabaquismo, falta de ejercicio, abuso de alcohol, escasa exposición al sol con poco consumo de vitamina D.
- Alimentación pobre en calcio.
- Ser delgado, de estatura pequeña, bajo peso, piel fina y blanca.
- Ser mujer asiática o caucásica.
- En hombres, situaciones que comportan disminución de testosterona, como paperas, hipogonadismo o el tratamiento para el cáncer de próstata.
- Amenorrea (cese de la menstruación antes de la menopausia) por desórdenes alimentarios.
- Enfermedades como insuficiencia renal crónica, desórdenes gastrointestinales como los que provocan una absorción deficiente, alteraciones de las glándulas tiroides, enfermedad hepática o diabetes.
- Tratamientos de larga duración con corticoides, anticonvulsivantes (como la fenitoína), diuréticos, medicamentos que contienen aluminio, como los antiácidos, y tratamientos hepáticos prolongados.