El ácido lipoico como adelgazante: riesgos y evidencia científica

La muerte de una mujer joven, atribuida a la ingesta de altas dosis de un complemento que contenía ácido lipoico, pone bajo la lupa a este compuesto y, por extensión, a los suplementos alimenticios
Por Beatriz Robles Martínez 1 de agosto de 2019
Closeup of fitness woman hands showing vitamin e capsule omega-3, gym background. Healthy lifestyle, medicine, nutritional supplements and people concept

En los últimos días, la noticia ha circulado con rapidez en distintos medios de comunicación, redes sociales y foros: al parecer, una mujer tomó un compuesto de ácido lipoico para perder peso y la ingesta le produjo un fallo multiorgánico irreversible. Sin embargo, los datos que se conocen proceden de un primer análisis, y es obligado informar con prudencia hasta que haya un informe médico definitivo que esclarezca las causas del fallecimiento. En este artículo explicamos qué es el ácido lipoico, qué propiedades se le atribuyen y cuáles son las precauciones imprescindibles que debemos tener las personas en materia de suplementos y seguridad.

El ácido lipoico (también denominado alfa lipoico o tióctico) es un ácido graso no esencial: nuestro propio cuerpo lo fabrica en cantidad suficiente y no es necesario incorporarlo a través de la dieta. No obstante, está presente en espinacas, lechuga, brócoli, hígado, corazón y riñones, en pequeña concentración (entre 0,1 y 0,3 mg por cada 100 g). A partir de los alimentos nunca se obtendrían las dosis que contienen los complementos alimenticios (entre 100 mg y 600 mg por comprimido).

Este ácido actúa en el organismo como cofactor: es necesario para que las enzimas de las mitocondrias puedan desarrollar reacciones que llevan al catabolismo de los aminoácidos y a la obtención de energía. También tiene una función antioxidante.

¿Qué propiedades se le atribuyen?

Se ha propuesto que el ácido lipoico puede tener efectos positivos sobre numerosas funciones orgánicas y sobre el tratamiento de distintas enfermedades como el Alzheimer y otras patologías neurológicas, la hipertensión arterial, la esquizofrenia, el síndrome metabólico y los procesos que cursan con inflamación, entre otras. Sin embargo, la investigación científica rigurosa no respalda su uso con el fin de obtener esos supuestos beneficios porque, o bien no se han obtenido resultados significativos, o se está en una fase de estudio prematura.

Si nos centramos en la reducción del peso corporal, un metaanálisis publicado en Obesity Rewiews en 2017 y otro en Clinical Nutrition en 2018 evaluaron el uso de ácido lipoico en dosis de entre 300 mg y 1.800 mg al día durante un periodo variable (de 8 a 52 semanas). En ambos casos concluyeron que sí había una reducción de peso estadísticamente significativa, pero con matices: los resultados eran a corto plazo y la pérdida de peso, muy limitada (entre 690 g y 1,29 kg).

Sí hay más evidencia sobre las propiedades del ácido lipoico para tratar la polineuropatía diabética, una afección de los nervios de las personas que padecen diabetes y que produce debilidad, dolor y pérdida de sensibilidad, además de ser causa de amputaciones. Según tres sumarios estructurados (investigaciones de mayor calidad incluso que los metaanálisis), el empleo de ácido lipoico intravenoso en dosis de 300-600 mg produce mejoría que, en este caso, no solo es estadísticamente significativa (como sucedía cuando el objetivo era la pérdida de peso) sino también clínicamente significativa. Los tres estudios pueden consultarse aquí, aquí y aquí.

También se han encontrado resultados positivos en parámetros relacionados con el control de la glucemia. No obstante —y esto es muy importante—, los beneficios para los que sí hay evidencia se obtienen en el marco de un tratamiento médico, con dosis controladas y un seguimiento individualizado, no a partir de complementos alimenticios autoprescritos.

Seguridad del ácido lipoico

Suplemento alimenticio capsulas 1

Imagen: Steve Buissinne

El ácido lipoico se considera un compuesto seguro para la mayoría de la población. El Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN, anteriormente AECOSAN) publicó un informe en 2015 en el que recoge datos de ensayos clínicos que contemplan que dosis elevadas de hasta 2.400 mg durante seis meses son seguras. Estudios a más largo plazo consideran que no hay efectos adversos en la administración intravenosa de 1.200 mg diarios durante dos años.

Para calcular cuál es la cantidad segura, se tiene en cuenta la dosis máxima descrita a la que no aparecen efectos adversos (NOAEL), que en ratas es 60 mg/kg peso corporal/día. A partir de este dato, y aplicando un margen de seguridad de 100, AESAN calcula una Ingesta Diaria Admisible (la cantidad que puede consumirse cada día sin que riesgos para la salud) de 0,6 mg/kg peso corporal/día cuando se ingiere a partir de complementos alimenticios. Esto supone que una persona de 70 kg no tendría problemas consumiendo 42 mg diarios de ácido lipoico.

Las preparaciones comerciales, entre las que están los complementos, se presentan en cápsulas que contienen cantidades elevadas, de entre 100 mg y 600 mg, y no están sujetas a prescripción. Hay que tener claro que su uso como complementos no es comparable con su empleo con fines médicos: en este caso las dosis son altas, pero se utilizan presentaciones farmacológicas que pasan controles rigurosos y el tratamiento está supervisado.

A pesar de ser un compuesto seguro, hay intoxicaciones por ácido lipoico documentadas en la literatura científica, tanto en niños como en adolescentes y adultos. Las dosis recogidas son muy superiores a las consideradas seguras, con ingestas únicas de hasta 18.000 mg. Si bien en la mayoría de los casos los pacientes salieron adelante con atención hospitalaria, sí se han descrito casos de fallecimiento.

A esto hay que añadir que, al no haber suficientes estudios sobre la seguridad de este compuesto cuando se administra a mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, niños y personas con patología hepática y renal, la AESAN desaconseja su uso en estos casos. Tampoco es seguro en personas que tengan déficit de vitamina B1 porque reduce aún más estos niveles.

Precauciones con los complementos alimenticios

Los complementos alimenticios no son medicamentos y no están sometidos a la estricta legislación que se aplica a estos, ni soportan los rigurosos controles que garantizan las dos características principales de los fármacos: eficacia y seguridad. Sin embargo, las sustancias que contienen sí pueden tener efectos metabólicos. Para evitar efectos adversos, deberían tenerse en cuenta algunos datos:

  • No hay ningún nutriente que las personas sanas no puedan obtener por la dieta, a excepción de la vitamina B12. Las personas vegetarianas siempre deben complementarse.
  • El origen natural de un producto no significa que sea inocuo.
  • Debe informarse al médico de cualquier complemento que se esté consumiendo, porque pueden presentar interacciones con medicamentos o estar desaconsejados en determinadas patologías o condiciones fisiológicas.
  • Periódicamente se retiran complementos alimenticios por estar contaminados con fármacos no declarados en la etiqueta.

El ácido lipoico no es un «quemagrasas»

En la Unión Europea, para poder hacer una declaración de propiedad saludable sobre un alimento, esta tiene que estar evaluada y autorizada, como establece el Reglamento 1924/2006. Si no es así, no puede mencionarse esa propiedad ni en la publicidad ni en el etiquetado.

Hasta la fecha, ha habido nueve solicitudes para poder hacer alegaciones sobre distintas propiedades del ácido lipoico (desde “reducción de la glucemia” a “quemagrasas”), y todas ellas han sido rechazadas porque, tal como ha expresado la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), “no están sustentadas por la evidencia científica”. Por tanto, es ilegal hacer esas afirmaciones para los complementos de ácido lipoico: no pueden incluirse en la etiqueta ni en la publicidad, ya sea en el punto físico de venta o en las webs que lo comercializan.

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