CEACCU denuncia el etiquetado de los alimentos funcionales

Por EROSKI Consumer 10 de mayo de 2004

La Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU) ha realizado un estudio sobre el etiquetado de más de 100 alimentos funcionales de bollería, leches, leches fermentadas, margarinas, grasas para untar, quesos, embutidos, bebidas, refrescos, huevos y aceites. El estudio ha concluido que la información que ofrecen estos alimentos es confusa, defectuosa e incompleta.

El estudio «El etiquetado de los alimentos funcionales. Un análisis de mercado» realiza un análisis de la información que ofrecen en sus envases los alimentos de esos grupos, deteniéndose en aspectos como ingrediente funcional incorporado, cómo se asocia el ingrediente a la marca comercial, alegación funcional empleada, explicación o no del efecto nutricional, estudios científicos que lo avalen, cantidad diaria recomendada, indicaciones o grupos de población, recomendaciones de vida sana, frases publicitarias presentes en el etiquetado, logotipos y promoción de otros productos de la misma marca.

Según la organización, «Una sabrosa manera de cuidar tu colesterol», «cuida tus huesos», «acción antioxidante», «con fibra lipoactiva», «salud integral», «para cuidar tu cuerpo», «restan grasa, suman salud», son reclamos cada vez más presentes en el etiquetado de los llamados alimentos funcionales o «alimentos con» (con fibra, con bífidus, con calcio, con vitaminas). El problema surge cuando directa o indirectamente se vincula esa modificación del alimento con la prevención de enfermedades, a pesar de que la actual legislación prohíbe atribuir propiedades preventivas, terapéuticas o curativas de una enfermedad humana a los alimentos, según CEACCU.

A partir del análisis, se denuncia la presencia en el mercado de un etiquetado con información incompleta, que se refiere a las explicaciones sobre el efecto de los ingredientes funcionales y a la cantidad diaria a consumir para que dicho efecto se manifieste. Es el caso del etiquetado de los panes tostados, del queso o los huevos. También denuncia los etiquetados que inducen a error en productos que aseguran un efecto beneficioso, pero que para obtenerlo se deben consumir cantidades desproporcionadas del mismo. También se induce a error mediante los dibujos empleados en el envase o con formas verbales ambiguas como «cuida tu corazón». Por último, denuncia la falta de información en cuanto a los efectos secundarios por un consumo excesivo de determinados ingredientes funcionales, como sería el caso de los antioxidantes o los ácidos Omega 3.

Recomendaciones

CEACCU recuerda a los consumidores que los alimentos funcionales no curan ni previenen por sí solos y no son indispensables en la dieta. Además recuerda la efectividad bioquímica real de tales productos no ha sido siempre probada y las pretensiones de la mayoría de estos alimentos han sido falsas o, al menos, no han estado respaldadas por ninguna evidencia científica seria. Para CEACCU, un alimento se puede considerar funcional si se demuestra que, además de tener un efecto nutricional adecuado, afecta de forma beneficiosa a una o varias funciones del organismo de modo que contribuya a mejorar la salud y el bienestar o a reducir el riesgo de padecer enfermedades. Según CEACCU, ante la avalancha de nuevos productos, el consumidor se ve desprotegido.

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