Los plaguicidas, ¿solución o problema?

Tanto los profesionales que trabajan con plaguicidas a diario como el consumidor que los usa para eliminar moscas deben ser muy cautos para evitar riesgos
Por Natàlia Gimferrer Morató 20 de junio de 2011
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Los plaguicidas son sustancias químicas utilizadas para eliminar cualquier ente vivo que dañe los plaguicidas en su composición. En alimentos como la leche, la carne o los huevos pueden también llevar restos de plaguicidas usados en los pastos que comen los animales. Para reducir la cantidad de sustancias químicas que se ingieren con los alimentos se pueden seguir pautas como:

  • límites varían a lo largo de los años y el temor respecto a la seguridad de los alimentos que ingieren está latente. Fruto de este posible riesgo, la Unión Europea ha revisado en varias ocasiones los niveles establecidos para diferentes tipos de plaguicidas y ha concluido que, hasta la fecha, están controlados y no conllevan ningún peligro, aunque son partidarios de limitar su plaguicidas a diario, así como el consumidor que los usa en el ámbito doméstico para eliminar moscas, mosquitos u hormigas, deben tener en consideración algunas pautas para minimizar el riesgo.

    • Usar el plaguicida solo para el cultivo al que está destinado.
    • No mezclar nunca diferentes plaguicidas.
    • Usar la cantidad mínima posible.
    • Mantenerlos en un lugar seguro y alejados de las fuentes de agua.
    • No usar plaguicidas si hace mucho viento o llueve.
    • Asegurar que no hay contacto del plaguicida con la piel o mucosas.
    • Lavarse las manos antes de comer, beber, tocarse los ojos, la nariz o la boca y antes de ir al baño.
    • Su uso en el ámbito industrial precisa usar ropa adecuada y equipos protectores.
    • Nunca se deben guardar los envases de los plaguicidas para almacenar otros productos.
    LOS NIÑOS, LOS MÁS SUSCEPTIBLES

    Los niños pueden padecer de forma más severa los efectos de los plaguicidas. Pueden enfermar con cantidades que no afectarían a un adulto de la misma manera. Cuanto menor es la edad del niño, menor cantidad de plaguicida puede alterar su organismo. Las señales más comunes de afectación grave en los niños son el cansancio, temblores o desmayos. En periodos más largos de exposición a plaguicidas, los niños pueden registrar cuadros de alergias, problemas respiratorios, crecimiento lento, dificultad de aprendizaje. Para evitar el contacto de los niños con los plaguicidas se debe:

    • Alejarlos de ellos.
    • No jugar con los envases, aunque estén cerrados.
    • No entrar ni jugar en campos o cultivos recién fumigados.
    • No utilizar plaguicidas en el hogar, sobre todo en el interior.
    • Almacenar los envases en lugares seguros y cerrados, si es necesario.
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